"...guacho y gaucho me parecían lo mismo, porque entendía que ambas cosas significaban ser hijo de Dios, del campo y de uno mismo". (Don Segundo Sombra)
Qué tristes son los domingos
al ir cayendo la tarde,
las venas del horizonte,
van derramando la sangre
del día que llega herido,
a morir bajo los sauces...
Todas las cosas parecen,
que mueren al mismo instante,
cuando la tarde agoniza,
en un silencio gigante,
se vuelve eterno un minuto.
cualquier domingo a la tarde.
Qué tristes son los domingos,
al ir cayendo la tarde.
toda la angustia se prende
de los cordajes del aire,
y el duende gris del presagio,
anda el domingo a la tarde....
El hombre no es mas el hombre,
es algo más del paisaje,
que ni siquiera comprende,
si está muriendo o si nace,
si debe haber fin del mundo,
será un domingo a la tarde. Qué tristes son los domingos al ir cayendo la tarde.
Algo le debo cantar
al extranjero atrevido
que en un 'cuete' enfurecido
se les ha dao por viajar,
ya tanto he sentido hablar
de ese asunto que lo entiendo
si me parece estar viendo
a los tres gringos charqueando,
mientras el "Apolo" volando
el cielo va recorriendo.
Se disfrazaron primero
con unos trajes grandotes,
un anillo en el cogote
le sujetaba el sombrero,
sin espuelas ni talero
a pura pierna la corajearon,
bien cortito lo enriendaron
pa'no salirse 'e la gueya,
y derechito a una estrella
el hocico le apuntaron.
No lo vi, pero contaron
que levantó una jogata,
y afirmando bien las patas
del palenque lo largaron;
tan juerte se lo chucearon
que hasta el cielo había rayao,
el humo que había largao
marcaba el camino al viaje
y aquél extraño carruaje
que hasta llevaba acoplao.
Dos de los tres que viajaron
pasaron pa'l carrilín,
el otro como aguacil
pa'disparar esperaba,
a la luna se acercaban
despacito y con cuidao
iban medio desconfiao
pa'oservar los habitantes,
porque ellos ya sabían de antes
lo que es tratar alunaos.
Aplaudo ese gran invento,
le dicen "Viaje a la Luna",
sin sacar ganancia alguna
por ahora po'el momento;
ellos gritan de contento,
no les alcanza el gañote,
¡"Nosotros hicimos capote!",
dice esa gente afamada
y se han gastao millonadas
pa traer un viaje'e cascotes.
Lo que antes era aterrizaje
ahora es amerizar,
los vieran desinfetar
cuando volvieron del viaje,
les revisaban los trajes
(no haya partícula alguna)
qué precaución oportuna
pa'contrarrestar las pestes
y ande caminó el terrestre...
"¿quién desinfeta la luna?"
Los seres inteligentes
hacen bien en recorrer,
¡si acá no hay nada que hacer
sobre ningún continente!
Ta' todo perfetamente,
todo muy bien dirigido,
no hay enfermos, ni afligidos,
no hay hambre, todo es antojo,
¡solo está el mal del rastrojo
y algún cáncer atrevido!
Mejor dejemos de hablar
de éstos viajes tan famosos,
que a esos paises talentosos
les ha dao por realizar,
pa'otro viaje vi'a encargar
algo de mucho valor,
que averiguen ¡por favor!
si en la luna en temporada:
se hace alguna jineteada
I
Tengo un vecino tambero
saca leche en cantidad
y es una barbaridad
como engorda los terneros;
ordeñadores ligeros,
aclarar no necesito
soy zonzo pero palpito
que no escurren bien las vacas:
no importa si es leche flaca
total la venden por litro.
II
Ayá no dentra otro pión
si no es de la vascongada
por eso es que la pionada
es de la misma nación;
por empezar el patrón
es de apeyido "Zubieta",
como gaucho pa'la teta
el vasco "Garaycochea"
en yunta con "Bengoechea"
y el boyero "Olavarrieta".
III
Son las mañanas oscuras
antes que salga el lucero,
ya está agarrando el nochero
Olavarrieta que apura;
la helada con su blancura
algo lo quiere alumbrar,
el perro que empezó a toriar
ya se mueven los terneros
y van derecho al chiquero
con muchas ganas'e mamar.
IV
El vasco "Garaycochea"
al banco ya se amarró
y el boyero se acordó
que ayer perdió una manea;
por ahi grita "Bengochea":
¡Se te mama "la azuleja"!
"Zubieta" para la oreja
mientr'acomoda el farol
que viene hacer como un sol
que contra viento refleja.
V
Ya están los tres ordeñando
¡parecen truenos los chorros!
y "Olavarrieta" muy zorro
pa'los tres está apoyando.
Él ata y va desatando
y al mismo tiempo se fija
que no arruguen las verijas,
las habla, las hace estirar
porque tienen que yenar
el balde hasta la manija.
VI
Los tres vascos van llegando
a los tarros al trotecito
y hasta forma un caminito
la espuma que van volcando.
"Bengochea" renegando
va tragando la saliva
porque agatas se la esquiva
una patada ayá al fondo
y por maniarla redondo
las vacas patas arriba.
VII
Los chiquitos va largando
es norma de un buen boyero
y quedan en el chiquero
los grandotes esperando.
Un overo que robando
pa'la oscuridad enderieza,
ayí "Olavarrieta" empieza
a buscar al ladronazo
y le rebotó un argoyazo
por el medio'e la cabeza.
VIII
El sol entró a calentar
el lomo al ordeñador,
se ve correr el sudor
y los piojos retozar,
ninguno quiere aflojar
ya van yenando la chata,
el boyero ata y desata;
los vascos le gritan: ¡OTRA!
mientras se cambian las botas
por dos viejas alpargatas.
IX
Largó el último ternero
el vasquito "Olavarrieta"
montó em un zaino maseta
que lo dejan pa'nochero,
y hasta el fondo del potrero
se jué de una disparada,
ayudao por la perrada
trae los chuzos ¡meta y ponga!
y ya está "la villalonga"
hasta la puerta cargada.
X
¡Ya comió dos huevos fritos
el vasco "Garaycochea"!
y ante que más tarde sea
ya va arrancando a los gritos,
más o menos dejo escrito
ésta la vida del tambero
pa'que sepa el mundo entero
la forma de trabajar
¡ cuánto cuesta pa'sacar
la leche pa'los puebleros!.
Claro caminito criollo
florido y soleado,
con pañuelo bordeado
vos me viste pasar.
Mientras los pastos amigos
que saben mi anhelo,
como dulce consuelo,
su verde saludo
me hacían llegar.
Cruzando montes y valles,
con alas venía
mi pobre carreta,
con su carga de esperanzas
las ruedas le hacían
al viento gambetas.
Y cuando ya atravesaba
la hondura del valle
de lenta corriente,
una congoja naciente
detuvo su impulso
parando su andar,
porque en ese arroyito
a veces tus ojos
se saben mirar.
Y así que vi su casita
de puro celoso
me sobró el pampero
para contarle chismoso
que traigo en mi apero
mil prendas de amor.
Para su pelo una cinta
que llevo escondida
de lindo color.
Para sus labios mi antojo
y para sus ojos
un claro cristal,
y pa' su blanca garganta
el criollo que canta
tiene este cantar.
Claro caminito criollo
florido y soleado,
quiero yo que se asombre
cuando ella me nombre
al verme llegar.
(Pintura: Gustavo Solari)
"Bueno, no tomo más.
Ta' lindo el mate,
pero estoy desganao esta mañana.
No he podido dormir
pensando en algo
que te quiero decir.
Escuchá, Juana.
Yo sé que trabajás como una leona
pa' conservar, como tenés, la casa.
Mandando los muchachos a la escuela,
hacer comida, preparar las camas,
y sabiendo que vuelven por la tarde
tenerle sus cositas preparadas.
Lo sé.
Pero es que yo también trabajo
pa' que en las casas no nos falte nada,
recorriendo alambrados y potreros,
cuereando cáidos, con calor o heladas,
aguantando corcovos a algún potro,
o sacando un arisco a la pechada.
Después de tarde,
mientras me lavo pa' volver a casa,
te veo aparecer en el arroyo
con tu carita de recién casada,
Y tus ojos... tus ojos profundos,
dentradores, y esa sonrisa...
esa sonrisa que ¡te extraño!, Juana.
Y me dejo boyar en los recuerdos,
o me quedo en las cosas de la estancia,
donde todo es amor:
en el carnero que defiende a guampa
el tranquilo pastar de la majada,
el relincho triunfal de los baguales
demostrando coraje a la yeguada,
el toro bravo levantando tierra
ante el asombro de las terneras guachas,
los pájaros que vuelven pa' sus nidos,
los peones que se van pa' la ranchada,
y yo, solo, tropeando en el camino,
soñando con hallarte en la ventana.
Pero llego y te hallo mal vestida,
caminando en chancletas, despeinada,
rezongando por cosas de los chicos,
y ese algo de rencor en la mirada.
Y me voy en silencio a la cocina
a prepararme el mate que cebabas,
pensando: ¡cómo mata la costumbre
el amor que soñaron nuestras almas!
No te entregués ansina, mansamente;
¡Peliá! ¡Si todavía sos una muchacha!
Ayudame a soñar;
cinco minutos nada más te pido.
¡Cinco minutos de los de antes, Juana!
Volvamos a ser novios nuevamente,
...esperame otra vez en la ventana.
.....................................................
Comentan los paisanos en el pago
que al pasar por el rancho de la Juana
se ve una moza con el mate listo,
De lejos vengo viniendo
sin apuro... al tranquito,
con una estrella por rumbo
y una canción por camino;
soy domador de silencios
y aparcero de los grillos,
pa'mi la vida es cantar
y pa'cantarla la vivo.
Laralaralalala...
Me alegro de haber nacido!
Yo no canto pa'que me oigan
de gusto ni por cumplido,
la música anda donde ando
aspira el aire que vivo,
y aire que me d'entra al pecho
se vuelve el aire hecha estilo
o se me escapa en milongas
por el hueco de un silbido.
Laralaralalala...
Me alegro de haber nacido!
Cambié por una guitarra
la plata de mi cuchillo,
le hice una vaina de canto
y me largué a los caminos...
Voy desarmao, ¡es verdad!
las cuerdas no tienen filo,
pero pa'matar las penas
me sirven más que el cuchillo.
Laralaralalala...
Me alegro de haber nacido!
Y bueno...ya me voy como vine
sin apuro... al tranquito,
con una pena por rumbo
y una ilusión por camino,
pa'cantar de otra manera,
en 'ante tuve motivos
y fue...fue...ya ni me acuerdo cuándo...
con la música me olvido.
Muda la vana esperanza,
muda todo lo profundo
de modo que en este mundo
todo presenta mudanza,
Muda el fiel de la balanza,
muda el clima de los años,
muda el agua desde antaño
por su vertiente menuda
Y así como todo muda
que yo mude no es extraño.
Muda el más fino diamante
de mano en mano su brillo,
muda el nido el pajarillo,
muda el pensar un amante.
También muda el navegante
su rumbo con mucho amaño
y con disgusto tamaño
muda de traje una viuda
Y asi como todo muda
que yo mude no es extraño.
Muda en el agreste llano
su guarida el bayo puma,
mudan los mares su espuma,
muda cabello el anciano.
Muda la planta en verano
sus hojas sin grave daño,
muda el pastor su rebaño
para ver si dios lo ayuda
Y así como todo muda
que yo mude no es extraño.
Muda el sol en su carrera
cuando la noche no existe,
muda el campo y se reviste
de verde la primavera.
Muda de pelo la fiera,
muda de color el pan,
muda el niño ante el regaño
que en su amor vierte la duda
Y así como todo muda
que yo mude no es extraño.
Con su sombrero aludo
el duende chiquito,
corría y corría por el arenal.
Y arriba de la noche
mil ojos de gato,
miraban el rastro del duende al jugar
miraban el rastro del duende al jugar.
Pisando en pata pila
quebraba ramitas,
llevaba en su mano de lana un pincel,
que encima de los montes con chispas de luna
pintaba de blanco la flor del laurel,
pintaba de blanco la flor del laurel.
El sol, ardiente rubio de siestas, crecía
la iguana bailaba su ronda estival.
-"No vayas al río chinito cuidate,
que el duende tunante te puede pillar,
que el duende tunante te puede pillar".
Secretos de la lluvia
guardaba el aljibe,
el duende curioso en él se cayó
y a lo lejos un coro de ranas y grillos
cantaba en vano un largo arrorró,
cantaba en vano un largo arrorró.
Duerme duerme duende tu sueño,
que mañana te despertarán,
Duerme duerme duende tu sueño,
que mañana te despertarán,
por la noche mil ojos de gato
para verte en la arena jugar,
para verte en la arena jugar...
para verte en la arena jugar.
El Duende o Enano es un genio de gran popularidad en Argentina, que algunos autores han comparado con los gnomos europeos.
Se dice que son espíritus de criaturas que sus madres mataron al nacer, nacieron muertas, fueron abortados o murieron sin bautizar.
Comúnmente se lo presenta como un enano con una mano de fierro y otra de lana, rostro magro y barbirrucio, sombrerote de copa en embudo y traje de llamativos colores, entre los que predominan el rojo y el verde. También puede ser un niño de pocos años, un viejito gordo y barbudo de largas uñas y sombrero de paja de alas anchas.
En Villa Matará, Santiago del Estero, es negro y crespo y viste un hábito “chejchi”, de pintas coloradas sobre un fondo blanco, gris claro o ceniciento.
Vendrían a representar al demonio de la tentación.
Personaje esencialmente travieso, socarrón, enamoradizo y por momentos grosero.
Vive en el monte, en los troncos de los árboles, de donde sale a la siesta para asustar a los niños y cortejar a las mozas con regalos como pañuelos, dinero, melones, empanadas y golosinas. Si estas rehúsan sus favores se venga, gastándoles mil travesuras y hasta haciéndoles daños mayores.
Se aparece a veces desnudo ante las mujeres mayores y las escandaliza con groseros gestos, deporte que no practica con las jóvenes.
Según Juan Carlos Dávalos, se acerca a las pulperías los sábados a la noche para dar una tunda a los ebrios.
También se enanca a los caballos, hurta pellones, trueca por carbones el pan de las alforjas, apedrea las casas, pudre los huevos, apaga el fuego, vuelca la olla, corta la ropa.
Para ahuyentarlo hay que llenarse los bolsillos con algo que huela mucho.
(Tomado del libro; "Seres Sobrenaturales de la Cultura Popular Argentina" de Adolfo Colombres)
El viejo Rosendo Luna
viendo su etapa cumplida
decidió vivir la vida
disfrutando su fortuna.
No hallaron forma ninguna
de hacerlo reflexionar
cansado de trabajar
el día que cumplió setenta
dijo: “Pongo todo en venta…
¿cuánto más puedo durar?”.
Y allí lanzó un desafío
diciendo: “Solo me basto
y a la plata me la gasto
porque lo que es mío es mío”.
Sin oír el vocerío
de sus hijos que a la par
no se podían resignar
que la herencia les gastara
y él les gritaba en la cara:
“¿Cuánto más puedo durar?”.
De bombachas y alpargatas
a la Capital viajó
y allá un piso se compró
con vista al Río de la Plata.
como había llegao a pata
se fue a una agencia a buscar
un auto para pasear
con vidrios polarizados
diciéndole a los empleados:
“¿Cuánto más puedo durar?”.
Eso sí, llevó el recao
de sus tiempos de jinete
y arriba de un caballete
lo tenía acomodao.
A veces, entusiasmao,
en él se solía montar
y a la gente del lugar,
que de abajo lo veía
desde el balcón le decía:
“¿Cuánto más puedo durar?”.
Los años lo fue pasando
en lujos y en festicholas…
tiró tanto de las piolas
que seco se fue quedando.
Casi a los noventa, cuando
no había más para gastar
contento llegó a pensar
que la pobreza no mata…
viejo, sin campo y sin plata:
¿cuánto más podía durar?
Y en un ranchito vivió
hasta el final de su vida
pues la familia, ofendida,
sin herencia, lo ignoró.
Su ejemplo a mi me sirvió
y a ustéd lo vengo a invitar:
anímese a desafiar
el temporal aunque moje
y haga lo que se le antoje
¿cuánto más puede durar?
Partí llevando la noche
dormida sobre mi espalda,
nevando pena en mi pecho
la cordillera lloraba.
Tenía tanto que hablarte
que me quedé sin palabras,
he de volver algún día
para robarte, robada.
Por la huella del tiempo
me voy andando,
corazón guitarrero
siempre cantando.
Sobre mi doradillo
no temo a nada
y las noches mas negras
son madrugadas.
Partí llevando en la boca
la muerte de tu silencio,
temblaron todos los cielos
cuando dijistes: "te quiero"!
La viña en Chacra de Coria
me alcanzará tu silencio,
cuando pase galopando
camino de tu recuerdo.
Por la huella del tiempo
me voy andando,
corazón guitarrero
siempre cantando.
Sobre mi doradillo
no temo a nada
y las noches mas negras
son madrugadas...
sentenciada por la sombra,
y, el campo, su verde alfombra
como apenado escondía.
Una triste melodía
pasa silbando, un boyero,
mientras que bajo el alero,
contempla un viejo contento
como a la pared, el viento,
le está pasando el plumero.
Poniendo fin a su vuelo
chocó el sol en el ocaso,
y, al saltar, hecho pedazos,
llenó de estrellas el cielo.
La sombra, con desconsuelo
detuvo su ritmo lento,
porque la luna, en su intento
de mostrar su cara chata
dejó su farol de plata
colgando del firmamento.
Adentro, el rancho alumbrado
-con muchas horas de vida-
hay una vela encendida
que se la pasa llorando.
Demuestra un criollo, cantando,
su expresión, clara y sencilla;
mientras que haciendo cosquillas
entre las manos de un mozo,
rezonga el mate, celoso
de ver besar la bombilla.
En esa noche que empieza
entre el silencio, dormida,
le canta un himno a la vida
la “madre naturaleza”.
Deja al pasar, la tristeza,
una emoción campesina,
porque una raza genuina
le da brillo, sin querer
a este criollo anochecer
de mi patria: La Argentina!
Cuando nadie te escuche,
cuando nadie te crea,
cuando nadie recuerde
lo que fuistes un día
no te achiques por eso,
asómate a la vida:
levanta tu guitarra
y canta... y canta!
Cuando todos aquellos
que fueron tus amigos,
te den vuelta la cara
porque estás por el suelo,
si eres firme en tu idea,
si eres firme en tus sueños:
levanta tu guitarra
y canta... y canta!
Recitado:
No te entregues canejo, que el hombre no se entrega el hombre no es tan sólo una hermosa palabra... El hombre como el fuego tan sólo se conoce cuando ha dejao su huella en medio del camino. Anda tu vida y canta, y no te calles nunca, porque sino la muerte te ha de robar el canto.
Cuando sientas que el maula,
que comió de tu mesa,
que bebió de tu vino
en los días felices
porque hoy te ve perdido
se niega a tu llamado...
levanta tu guitarra
y canta... y canta!
Cuando sientas clavar
un puñal en tu espalda,
cuando veas matar
tu última esperanza
no te achiques por eso
demuestra que eres hombre:
levanta tu guitarra
y canta... y canta!
Si se apagan mis canciones
bajo el techo de algún rancho
busquenmén en campo ancho
que hallarán mis relaciones;
repunten los cañadones,
anden el camino real
y si algún sureño leal
le pregunta por mi estampa,
digan que estoy en la Pampa:
dando vida al pastizal.
Soy del Río de la Plata
y esa es mi mayor hazaña,
de la costa a la montaña
un tigre se me desata,
es el canto que mi Tata
me enseñó por sus consejos
de ser un gaucho parejo
manteniendo mi decencia
para tener la conciencia
relumbrosa como espejo.
Hay cantores conocidos
que se venden por monedas,
lo triste es que para afuera
se la dan de resentidos,
creen saber más del nido
que el pajarito campero
y como son ventajeros
bastante largos de manos
con el llanto'e sus hermanos
se van rellenando el cuero.
Cantar la fama paisana,
cualquiera sea su linaje,
al derroche del coraje
y a las virtudes humanas,
cualquier lugar es la rama
donde anidan las canciones
y no existen ventarrones
que puedan cerrarle el pico
al que aprendió desde chico
a cantar en los fogones.
Le canto a la Patria toda
que es legado de mayores,
no hago distingo en colores
por si alguno se incomoda,
no soy un cantor de moda,
los hay mejores que yo
pero si alguno escuchó
los cantos de nuestra tierra
verán que en muy poco yerra lo que este gaucho cantó.
(Pintura: Enrique Castro)
Prienda de mi corazón,
consuelo de mis consuelos,
en las cuerdas de tu pelo,
enredaré mi canción.
Sublime sueño de amor,
acuno en mi sentimiento,
y el murmullo de tu aliento
me sabe a gloria de Dios.
Prienda mía, prienda amada,
dueña de todas mis cosas,
pondré en tu pecho la rosa...
que arrancaré de mi alma.
Y en la dulcísima calma,
de tu armónico embeleso,
sentirás el tierno beso
de quien por vida, te ama.
Has de volar en la cruz de mi flete y mi esperanza, y no existirá distancia entre mi sombra y tu luz, la vida será más buena; el agua será más clara, y en la paz de tu mirada acabará mi condena.
Prienda mía, prienda amada,
dueña de todas mis cosas,
pondré en tu pecho una rosa...
que arrancaré de mi alma.
Y en la dulcísima calma,
de tu armónico embeleso,
sentirás el tierno beso...
de quien por vida te ama.
Solo un inmenso mar
pudo detener su geografía inconmensurable.
Un límite de barrancas profundas,
de duras rocas golpeadas por oleajes sin tregua.
Altas peñas mangruyando siglos
de soledad azul y furias blancas.
Todo esto fue necesario para fijar
la frontera de esa llanura infinita
que los criollos llamamos con el nombre
más indiano, más hermoso: PAMPA.
La pampa es como una guitarra verde que nunca calla su voz.
Casi dos siglos acunaron sus danzas ejemplares,
el dolor y la gracia cabían en las coplas
mientras la cruz del sur marcaba el rumbo
a los viajeros sin brújula.
Y el corazón del gaucho galopaba
siempre adelante del caballo en la esperanza
o detrás del caballo en el adiós.
Cambian las formas, se desgastan,
se renuevan y el alma de la pampa serena y pensativa
mantiene su jagüel sensible
para no perder el verdadero color de su espíritu.
Sufre etapas de confusión, de desesperanza.
Corren a veces aires de extranjería insubstancial,
pero llegan las furias del viento pampero
y se alejan los nubarrones y el cielo queda limpio.
El alma de la tierra es luz permanente
presente en la flor del cardo,
en el aire que dialoga con los trebolares,
en la soledad de los últimos ombúes,
en el paisano que cruza silencioso la distancia
como arreando una tropilla de leyendas
sobre ese mar de yerbas
que nosotros llamamos con el nombre
más indiano y más hermoso: PAMPA.
Soy el último suspiro
de la grandeza campera
y soy la vieja tapera
que en el pasado me miro,
para siempre me despido
con el gauchaje altanero
y es un saludo postrero
para mis glorias secretas,
cuando besando mis grietas
cruza veloz el pampero.
Soy la guitarra terciada
sobre el anca de algún pingo
que antes de entregarme a un gringo
prefiero quedar callada,
soy la cruz abandonada
por descifrar la suerte
entre el pajonal inerte
clavada en un corazón,
soy una interrogación
entre la vida y la muerte.
Soy relincho de bagual
que va quedando en un eco
chiripá que me desfleco,
punta rota de puñal,
copete de cardenal
que va perdiendo el color,
mburucuyá que da flor
trenzao a una cina-cina,
y el ombú donde una china
esperaba al payador.
Soy el nudo potreador
que fue constancia y halago
cuando era orgullo en mi pago
ser jinete y pialador,
soy el jilguero cantor
que en el ceibal hago nido,
tiro de lazo tendido
completamente a lo largo,
el último mate amargo
que me pierdo en el olvido.
Cuando volví a la querencia
vi que en el nido vacío,
el cañadón de la ausencia
trajo distancia de olvido
y en mi carreta paciencia
busqué otros caminos silbando un pesar...
Luna, lunita boyera,
dale tu luz a los campos
para buscar una estrella
que se enredó entre los cardos.
Partir con mi esperanza paloma,
volver con mi amargura cencerro,
sufrir porque detrás de la loma
se fue para soñar otros sueños.
Ya no me espera el pañuelo
que ella agitaba con ansia
quiso volar otros vuelos
y lo enredó la distancia
viejos caminos que ruedo
buscando esperanzas que no han de llegar.
Sobre el bochorno de enero,
ardiendo en la resolana,
tengo un destino boyero
y una tristeza picana.
Partir con mi esperanza paloma,
volver con mi amargura cencerro,
sufrir porque detrás de la loma
se fue para soñar otros sueños...
(Foto: Marco Guoli) Como una cinta de plata
tiende el arroyo su cauce
y el melancólico sauce
en su cristal se retrata,
crecen los juncos en mata
junto al verdor de la orilla,
nace la blanca gramilla
viboreando sus raíces
y abren camino los cuises
entre cardón y flechilla.
Cruza una nutria nadando
mientras zambuye el macáyo,
baña la luna sus rayos,
en el más claro remanso;
se escucha de vez en cuando
de la lechuza el graznido,
tiembla en las ramas un nido
al empuje de la brisa
y agua abajo se desliza
un camalote florido.
Desde el árbol más copudo
se oye aletiar al carau,
y se ve junto al arao
cavando cueva un peludo.
Los surcos, testigos mudos
de aquella noche de estío,
como elogiando al rocío
abren sus brazos morenos,
mientras germina el centeno
y las semillas del trigo.
En mis años mozos yo tuve un amor
que a fuerza de lonja de puro cariño,
trenzamos cabestros para palenquearnos
y no mañeriarles al calor del nido.
Pa'estar más seguro que el bueno de Dios,
nos manió las almas con dos gurisitos,
maniador que es dulce cuando aprieta fuerte
y rompe las carnes si afloja un poquito.
Un día la moza me olvidó los hijos
porque un forastero le sobó los tientos,
rompió la manea pateando a lo mula,
y se jué del rancho porque le dí un reto.
En otra, un guascazo me marcó la frente:
m´hijo era un cuatrero, lo llevaron preso,
cumplió la condena y cambiando el rumbo
no volvió a las casas porque le dí un reto.
Y la gurisita que era mi alborada
de todos los días pa'este pobre viejo,
me ha dejao sin flores y sin sus caricias...
ya van pa'tres años porque le dí un reto.
Y ya hace seis días que falta del rancho
lo que me quedaba, mi perro ovejero,
lo estoy aguaitando pero en cuanto llegue
lo abrazo bien fuerte...pero no lo reto!