"...guacho y gaucho me parecían lo mismo, porque entendía que ambas cosas significaban ser hijo de Dios, del campo y de uno mismo". (Don Segundo Sombra)
1
¡Bien haiga el que teme a Dios
y camina por sus sendas!
Carniarás de tus haciendas,
que es fruto de tu labor;
serás dichoso en tu amor,
te irá bien en lo que emprendas.
2
Tu mujer como un parral
pondrá alegría en tu alero
y verás tus herederos
brotar a tu alrededor
con ese mismo vigor
de un sorgal en pleno enero.
3
¡Dios bendice con sus bienes
al que guarda su temor!
Que te bendiga el Señor
cada día de tu vida
desde arriba, donde anida
la querencia de su amor.
4
Que te alegrés al mirar
tu tierra llena de gozo,
tus nietos hacerse mozos,
tus hijos hacerse abuelos,
reinando paz en tu suelo
cuando entrés en tu reposo.
(Pintura: Eleodoro Marenco) Con la familia riunido
con la crioyaza cocina,
viendo que'l fin se avecina
del día qu'hemos vivido,
endispués de haber cumplido
trabajos y obligaciones
comparto unos cimarrones
con María, mi patrona,
mujer guapa y camperona
que me ha dao "dos ilusiones".
Es el Martincho el mayor
y en verdá muy hombrecito
-si su media lengua almito
ya quiere ser domador-;
la Anahí, que's la menor,
anque apenitas camina,
con su mirada ilumina
la modestia de mi puesto,
¡y en yunta ponen el resto
entre risa y tremolina!
Aura está tuito juicioso
no hay buya, ni hay alboroto,
¡si hasta se ha echao "El Poroto"
que's un perro fastidioso!
Un momento de reposo
por la cocina se vive
ansí tal cual lo describe
mi espresión más acrioyada
¡que una familia entablada
difícil que desestribe!
Mientras entibia el brasero
el agua que'stá en la pava,
tomando un mate pensaba
en mi vida de campero:
¿... si hay que zarandiar el cuero?
¡Que a naides le quede duda!
Pero en verdá, cuanto ayuda
saber que uno tiene atrás
una familia capaz
si la vida es peliaguda.
(30/05/1986)
(Imagen tomada de "El Gaucho Floro Corrales", de J.M.Monty Luro. Ed. Kraft, 10/1949 - página 199).
(Dibujo: Eleodoro Marenco)
Ensiyó y salió confiao
porque'l redomón, barajo!,
era mansito de abajo
como el tungo'e los mandao.
No era el hombre pa'l recao
de los más juertes, tal vez,
de áhi que aqueya insensatez
hoy la ricuerda entuavía
¡porque'l susto de'se día
le sirve hasta la vejez!
Ricién se había conchabao
aqueya mesma mañana
en que'l domador Maidana
l'entregó el chuzo indicao;
y si bien, él, de bocao
lo enriendaba'l animal,
tenía boca sin igual
y anque no mordiera freno
podía dar rienda, sereno,
del cabresto del bozal.
Pero era muy quisquiyoso
y endimás asustadizo,
de arrastrarse sin aviso
a un beyaquiar asqueroso.
Y aqueya mañana, el mozo,
que había salido confiao,
ni manotiar el recao
pudo, cuando hizo un requiebre,
al levantarse una liebre
justo al paso del "taimao".
¡Cielo santo, qué sorpresa
la de aquél fiero arrastrón!,
pa'más le calzó un talón
con poca delicadeza.
Sin sombrero y en cabeza
charquió el cojiniyo atrás,
pero era tarde pa'más
-ya había perdido un estribo-,
y sobre'l suelo nativo
lo ricostó el "cachafaz".
Y tras el susto vivido
por lso piones que ayí andaban,
al pronto lo levantaban
viendo que no estaba herido.
Un consuelo pa'l caído
trujo alguno del montón,
pero un chusco retozón
dijo -y hoy sé que'ra cierto-:
"que'l susto de aquél entuerto
se lo yevaba'l cajón!".
(17/05/1988)
(Imagen tomada de "Décimas Gauchas", de Cupertino del Campo. Ed.Zamora, 11/1958- página 113).
(Dibujo: Eleodoro Marenco) A naides escapa en la vida
alguna "de a pie" sufrir,
por eso no hay que decir:
"esa'gua no es mi bebida".
Y si no vea la tenida
entre dos crioyos ¡güenazos!
como Don Jacinto Pasos
y Don Laurino Correa,
topao'en cruda pelea
tirando y sacando hachazos.
La cosa es que por los dichos
de terceros que no faltan,
amosaco'los crioyos saltan
p'aclarar el entredicho.
No hay hombrada ni es capricho
cuando está al medio el honor
y entonces brota un valor
que hasta el hombre desconoce
¡que no se inventa la pose
ante un fierro dentrador!
En los ojos de Jacinto
hay una fijeza muda
que's atitú corajuda
bajo el sombrero requinto.
Y es puma de fiero istinto
don Lauriano agazapao,
pues frente a frente han quedao
el pie derecho adelante
carculando en el semblante
del otro, lo que ha pensao.
Don Jacinto el poncho ha echao
al brazo pa'usar de'scudo,
y por la lonja hecha un ñudo
Laurino, el rebenque ha alzao.
Y dos facones templao'
que dormían en la cintura,
de las vainas, la negrura
dejan, como rejucilo
probando en el aire'l filo
que sustenta una pastura.
¡Santo cielos! Quién diría
que dos mansos pa'un emparde
se toparían sin alarde
con coraje y valentía!
Es que'l istinto porfía
y cuando el peligro acecha,
la sangre, al miedo repecha,
buscando salvar la vida
que'n la más brava tenida
sin pensar ¡el resto s'echa!.
A las puntas del pañuelo
-dando a las vistas, cuidao-
los dos volcaron a un lao
poniendo en ese recelo,
(...no sea de que'n el regüelo
por áhi, castiguen un ojo...).
Y amostrando un serio enojo
-que de momento se hace hondo-
los dos giran en redondo
buscándose el lao más flojo.
Los dos se plantan distintos:
erguido, cuasi derecho,
con el brazo izquierdo al pecho,
ansí se afirma Jacinto;
y tal cual como lo pinto
de cuerpo más bien quebrao,
si se quiere, agazapao,
cubriendo cualquier camino,
ansí se planta Laurino,
y a cual ¡mejor afirmao!
Y pa'que seguir contando
detayes de'se entrevero,
que no es honor pa'un campero
hacerse mentao, peliando.
Por eso, de vez en cuando,
cavilar es la medida,
que a naide escapa en la vida
alguan "de a pie" sufrir,
de áhi que no es güeno decir:
"¡esa'gua no es mi bebida!".
(10/05/1988)
Imagen tomada de "Decimas Gauchas" de Cupertino del Campo. Ed. Zamora, 11/1958- página 17...
(Dibujo: Eleodoro Marenco) En cuantito al campo salgo
a recorrer el potrero
ya lo tengo de ladero
a "El Cacique", un perro galgo.
Y parte de lo que valgo
pa'l patrón, como puestero,
se lo debo a este aparecero
que's pa'mí, como un mensual,
que sin sueldo y sin jornal
trajina d'enero a enero.
Él no se anda a los toridos
haciendo espantar l'hacienda
que sabe muy bien dar rienda
asigún sean los chiflidos;
y en los largos recorridos
pa'ver alambrao y aguada
si se alza una liebre'chada,
¡san se acabó, lo tranquilo!
porque's como rejucilo
pa'tenerla acorralada.
Y en esos inviernos fieros
vientosos y yovedores
cuando escasean los calores
y hasta se'scuenden los teros,
cuando en algunos potreros
el agua se'nseñorea
y al recorrer, se hace idea
de golver al poco rato,
risulta que's como pato
el perro pa'l agua, vea.
Y en la noche - a los ronquidos
cuando descabezo un sueño-
es guardián que pone empeño
teniendo alerta un gruñido.
Él es cumpa decedido
por más bravo que sea el pique,
no le conozco un achique
y sí lo sufrido que's
¡porque no tiene revés
mi perro amigo, "El Cacique"!
(11/03//1988)
(Imagen tomada de "Décimas Gauchas", de Cupertino del Campo. Ed. Zamora 11/1958 - página 151)
(Dibujo: Eleodoro Marenco) "Con guitarra es otra cosa"
decía el "Pardo" Juan Perales
mientras cantaba sus males
en forma muy minuciosa:
que su infancia jue penosa
criao guacho como una garra,
que a un chico cualquier'agarra
pa'esplotarlo en el trabajo
y él sabe, por ser de abajo
que "¡Otra cosa es con guitarra!".
El hombre se créiba bardo
y algo payador también
... sin alcanzar ese tren
porque su tranco era tardo.
Y al soltar su canto el "Pardo"
un rezongo suelt'amarra
ande los pesares narra
qu'el ha sufrido en la vida,
pa'remarcar enseguida:
"¡Otra cosa es con guitarra!".
Y ansí, cuando Juan Perales
en el boliche algo canta,
a la concurrencia espanta
con sus consabidos males;
es que amargura a raudales
reclama el hombre, ¡y no es farra!
pues de tristura se'mbarra
y viejón y sin un cobre
canta, sabiéndose pobre:
"¡Otra cosa es con guitarra!".
(09/03/1988)
(Imagen tomada de "Décimas Gauchas", de Cupertino del Campo. Ed. Zamora, 11/1958 -página 89)
(Dibujo: Eleodoro Marenco) Moviendo l'hacienda mansa
pa'cambiarla de rodeo
ya que un mejor pastoreo
acrecienta la esperanza,
la punta'e vacas avanza
al tranquito, sin apuro,
porque siempre's más seguro
tardar algún rato más
que andar a lo cachafaz
por arriar ¡póngale y duro!
Entre'l chaquiar de un colazo,
ruido'e pezuñas, mugidos...
se oye algún ¡tropa!, chiflidos
y hasta el sonar de un lazaso.
Anda un paisano crioyazo
que oserva -por precaución-
atento en la dirección
en que'l sol, cansao se tira,
y pa'l mesmo lugar mira
el pingo, con atención.
Es que'l hombre ha divisao
algún movimiento estraño
y hay que'vitar cualquier daño
pa'cumplir bien el mandao.
Un chimango que ha volao
y el moverse se una mata,
un alerta le desata
a su istinto de campero,
y ya está el ojo certero
pa'saber de que se trata.
Ensiya un pingo especial
bien calzao de pata y mano
muy avispao y liviano
si hay que esigirlo, un casual.
Cumple'l hombre'n lo formal
lo arreglao con el patrón,
por eso pone atención
pa'sacar bien el encargo
y ansí es que'stá de ojo largo
mirando... ¡por precaución!
(28/04/1986)
(Imagen tomada de "El Padentrano", de Aarón Esevich. Ed. Peuser, 07/1958. página 129)
(Dibujo: Eleodoro Marenco) Esperando la señal
que dé iniciada la yerra
hay un mozo que se aferra
a un lindo lazo pa'l pial;
la empalizada'el corral
le'mpriesta lugar de apoyo;
y pa'no mezquinar royo
un cuerito recortao,
dice de que's aplicao
pa'echar verija, a lo crioyo.
Tiene la barba cerrada
tupida, pero prolija,
y está su mirada fija
de andar la vida, templada;
camiseta arremangada
pa'liberar bien el brazo,
chiripá cortón pa'l caso
que haiga un trajín muy movido,
y entre la bota metido
el calzonciyo machazo.
¿Su nombre? tal vez Manuel,
Ciriaco, Juancho, Aparicio...
un campero en el oficio
de volcar lazo sin yel.
No dá... ¡ni pide cuartel!
cuando dentra a revoliar.
Su silencio, no es cayar,
es carcular tiro a tiro,
que la'rmada en cada giro
¡es su modo de firmar!
(28/04/1986)
(Imagen tomada de "El Padentrano", de Aarón Esevich. Ed. Peuser, 7/1958 - página 3)
(Dibujo: Eleodoro Marenco) ¡Abralé grande, mi amigo,
igual que'n sus años mozo!
... que no por viejo pa'l pozo
se tendrá que dir?... yo digo.
Usté's como leche d'higo
pa'l lomo de los baguales,
más... se cruzan animales
que a uno lo bajan, sin duda,
como esa vaca guampuda
que aura ha pechao, ¡pa'sus males!
Tiene'l pingo que ha hocicao
los ojos poblao de asombro
¡igual que'l que'ncaje un hombro
si lo tantean de cayao!
Los estribos han flamiao
como bandera en el viento,
-si hasta se me hace que siento
de'se'ncontrón el repique-
y el corral de palo a pique
puede atestiguar mi cuento.
Le digo y con sensatez
porque no tuito es chacota:
¡no cualquiera da la nota
parando con su altivez!
Yo he visto más de una vez
hocicar hombre y cabayo
y por eso lo detayo,
a anque haiga broma en mi voz:
¡compadrón pa' echar el dos
como cacareo de gayo!
(Dibujos: Eleodoro Marenco) Entre Don Zenón Ayala
-en un picacito lista-
y Don Jacinto Altavista
que'n un gatiao lo apuntala,
como chicharra de un ala
al medio, ¡bien ricostao!
tráin un noviyo porfiao
que quizo hacerse perdiz,
y aprovechan el desliz
pa'ver si andan bien montao.
Los dos pasan los sesenta
y anque Ayala se ha blanquiao,
Don Jacinto ha conservao
su pelo color pimienta;
el gatiao que'l hombre muenta
-un animal redomón-
demuestra su condición
y hamaca en la ricostada
las dos borlas coloradas
que tiene'l bocao gauchón.
Hacen yunta los paisanos
dende hace muchos abriles
y han gastao varios mandiles
trajinando como hermanos.
Hoy, anque ya veteranos
trabajan por diversión
no perdiendo la ucasión
cuando una yerra despunta...
Y de que hacen ¡flor de yunta!
es general la opinión.
(Pintura: Rodolfo Ramos) 1
Cái una garuga fina
queriendo calarme el cuero
mientras que al ala'el sombrero
el peso'el agua la inclina.
El viento se arremolina
castigando el encerao,
y el "Lobuno" - trajinao
por dir en güeya pesada-
con la cabeza agachada
va tranquiando resinao.
2
La tarde ya se jué al mazo
adelantando la noche
y haciendo de agua derroche
la tormenta marca el paso.
La yuvia me dá su abrazo...
Al pasar me chifla el viento,
pero sordo a ese lamento
bajo un cielo sin estreyas,
solo ansío los brazos de eya
y ansí cantarle contento.
3
¡Es mi morocha paisana,
"Capataza de mi amor"!
De mi querencia: la flor,
de mi vida: la mañana.
Y anque la yuvia se afana
pa'que no yegue a destino,
a continuar solo atino
¡no me aflueje mi "Lobuno"!
Que mi amor tan solo es uno
¡Y espera al fin del camino!
Cuando me da por cantar
no más canto y en voz alta,
y no preciso de naides
pa'compañar mi tonada.
Me agencio un puñao de vientos,
los tiemplo en una enramada
y se me hace que en el aire
suena pa'mi una guitarra:
laralalaaaa, laralerooo...
mis penas se hicieron pampas.
Donde a otros les crecen ráices
a mí me nacieron alas,
y voy cruzando la vida
con una estrofa en el alma.
Me gusta siempre ir cantando
a donde quiera que vaya,
pa mi que antes de ser hombre,
dejuro, nací calandria,
laralalaaaa laraleroooo...
mis penas se hicieron alas.
Amores ni me los nombren
si es que vienen en racimo;
amor si, pero uno solo,
el que le tengo a mis hijos.
Y no se ponga celosa
la dueña de mi cariño
que estoy queriendo su entraña
en esos frutos benditos
laralara laralero...
mis penas se hicieron nido.
Recorro la geografía
de mi patria tan amada
y el gusto a tierra mojada
perdura en la boca mía.
el mate siempre me guía
hacia ruedas de amistad
es condición la verdad
que a todos nos enaltece
espuma que crece y crece
en el campo o la ciudad.
En manos del extranjero
aunque parezca orejano
circula junto al paisano
en el fogón galponero.
El murmullo tempranero
se hace grito cuando encierra
todo el sabor de la tierra
en su simple calabaza
y hace justicia a una raza
que a su costumbre se aferra.
Tradición y complemento
de la criolla torta frita,
cuando en el cielo palpita
la lluvia en cualquier momento.
Tras las ventanas, el viento,
peina suave el trebolar,
las semillas al brotar
calman ansias del labriego
que mateando alzó su ruego
ayer nomás al soñar.
Cuando un cimarrón se ofrece
si es que el amor encadena,
con hojas de yerbabuena
el corazón no padece.
Y si en la brisa se mece
una caricia latente,
es una excusa inocente
para tocarse las manos.
Aunque son sueños lejanos
hoy perfuman mi presente.
Con el mate yo he tenido
un romance sin igual
fue mi compañero leal
trasnochando algún olvido.
Ya se que es tiempo perdido
el llorar alguna ausencia,
me lo dice la experiencia
por eso sigo tal vez,
llevando de mi niñez
ceñida su transparencia.
¡Cómo se nos va la vida!
pero le agradezco a ella,
el permitirme cruzar...
la raya de los cincuenta,
hoy, evocaré mi infancia,
infancia y adolescencia,
evocaré los recreos
de mi recordada escuela
a la que iba contento
pues, llevaba en la "cartera"
una pelota de trapo,
forrada con una media...
¡Qué "picados" nos hacíamos,
en aquél patio de tierra,
y, después -siempre lo mismo-,
se producía alguna gresca,
nos separaba el portero,
intervenía la maestra,
nos quitaban la pelota...
quedamos en penitencia,
y el castigo, una semana
sin contienda futbolera...
-desde ese tiempo niño-,
empecé a amar "La Academia".
El glorioso Racing Club...
el guapo de Avellaneda,
el primer campeón del mundo
que tuvo la patria nuestra,
con el gol del "Chango" Cárdenas...
que nos dio la gloria inmensa.
Cómo olvidar a los héroes
de aquella lejana época...
Maschio...Dellacha... Pizzutti...
Corbata, con su gambeta,
el gran Rogelio Dominguez
le puso al arco: "barreras",
el que después, con el tiempo,
lo ocupara Agustín Cejas,
Perfumo con Manfredini...
nombres para la leyenda...
Y de toda aquella gloria,
me pregunto: ¿qué nos queda?
y me contesta el silencio,
y me responde la prensa...
-la Academia está embargada-
-que Racing presentó quiebra-
que por sus malos manejos
tiene una abultada deuda
según lo que diga el juez...
este domingo no juega,
que nos quitan el estadio,
que la síndico no encuentra,
las soluciones factibles...
para que siga en carrera.
Se dice qu'el presidente
ayudará a la Academia,
los hinchas ruegan que aporten...
Mirtha Legran... Porcel... Neustad,
pero, estamos muy solos...
acá ninguno se acerca,
le llenamos el estadio,
rogamos... prendemos velas,
y porqué pagar las culpas
de actitudes fraudulentas...
La AFA como entidad madre,
debe marcar más de cerca
el manejo de los clubes
y eleminar sinvergüenzas...
¡Pobre mi Racing querido!
ojalá encuentre la güella
que lo saque del pantano,
lamentable que se encuentra,
en este país el fútbol...
se nos metió hasta la médula
y el domingo no es domingo,
si es que Racing Club no juega,
la televisión enfoca,
las caras largas y serias,
de varias generaciones
que sufren por la Academia...
y todavía nos cargan,
porque ya son más de treinta,
los años sin vuelta olímpica,
Y qué me importan las vueltas...
lo importante es competir,
los resultados no cuentan,
¡Vamos muchachos! - no aflojen-
que por ahí en una de esas
logramos la directiva,
trabajadora y honesta,
que eleve la institución
como a sus mejores épocas,
que el que dirija también
transpire la camiseta...
Rogaré como argentino
por el club de Avellaneda,
porque llevo dentro el pecho,
por insignia y por bandera...
el color celeste y blanco,
"de la Gloriosa Academia".
(Foto de la paisana tucumana Silvia Mabel Díaz, elegida en Mendoza como la Primera Flor Nacional de la Tradición)
Sos mi flete “doradiyo” parejito y bien armao,
los bastos de mi recao
y el filo de mi cuchiyo,
sos el maniador senciyo
y la calandria cantora
sos el rancho de totora
que tengo sobre la loma
y sos la blanca paloma
que arruya al venir l’aurora.
Sos de mi rancho el horcón
de ande cuelga mi vigüela,
sos rodaja de mi espuela
y vaina de mi facón,
sos el crioyo cimarrón
que tomo de madrugada,
sos mi vincha bien bordada
que sujeta mi melena
y sos la blanca azucena
que florece en la enramada.
Sos madrina’e mi tropiya
que cuido con tuito esmero,
sos el pretal de mi apero
y de mi cueyo, goliya;
sos la verdona gramiya,
la flor de la enredadera,
sos del rancho la cumbrera
y del pozo la roldana,
sos el sol que’n la mañana
ilumina la ladera.
(Pintura: Molina Campos)
Jagualerito Bardino
que llora con los inviernos
te marchitan las heladas
lo mismo que pasto tierno.
Tu padre en una rodada,
tu madre quedó sin chivas
vos te quedastes peonando
de "Los Molle'" a la Puntilla.
Ya te ganaste un potrillo,
principio de un sufrimiento
decile ahora a la vida...
no te quedés en silencio.
Jagualerito Bardino
no te quedés en silencio.
Jagualerito Bardino
por esas tiradas largas
creces marrón de esperanza
te crucifican las albas.
Cuando llegués a los veinte
junto a la papeleta
andarás por nuestra patria:
¡fijate bien en qué senda!
Ya te ganaste un potrillo, principio de un sufrimiento
decile ahora a la vida...
no te quedés en silencio.
Jagualerito Bardino
no te quedés en silencio.
Y es ésta huella paisano de un pampeanito que pena pensando que a su ranchito ya se lo tapa la arena.
En esta huella hay clamores
de tiempos que ya se han ido
y cierto, ¡vale paisano!
que no los echo al olvido.
Ahora sí, densen las manos,
vamos pa los medanales,
a buscar viejas memorias
tapadas en los pajonales.
Ahora sí, densen los dedos,
promentanse muchas cosas
que en esta tierra pampeana
hasta los cardos dan rosas.
Y es ésta huella paisano de un pampeanito que pena pensando que a su ranchito ya se lo tapa la arena.
Algunas veces el viento
conversa con las estrellas
y le cuenta el sufrimiento
del indio al dejar su tierra.
Otra vez lo vio solito
sufrir por extraña pena,
que se llevó la esperanza
juntito con las arenas.
Ahora sí, densen las manos,
vamos pa los medanales,
a buscar viejas memorias
tapadas en los pajonales.
Ahora sí, densen los dedos,
promentanse muchas cosas
que en esta tierra pampeana
hasta los cardos dan rosas.
Y es ésta huella paisano de un pampeanito que pena pensando que a su ranchito ya se lo tapa la arena.
(Dibujo: Rodolfo Ramos)
Lo tiró a un costao el tiempo
y la pobreza porfiada
como a carona mojada
lo empezó a tratar la vida,
un poco fue la bebida
otro más, los años malos
y tan seco como un palo
allá en su rancho de barro,
murió don Lucio Navarro,
un soguero de mi pago.
Se le gastó su cuchillo,
su baquía en el manejo
y al recibirse de viejo
lo iba apurando la vida;
era cosa muy sabida
su habilidad para el filo
como silbando un estilo
su existencia llegó al fin,
lo acompañaba Crespín
de sus hijos preferido.
Chical-có lo vió caer
junto a otros paisanos,
en el oeste pampeano
no se muere de otro modo,
parejo nos pasa a todos
en la muerte o en la vida,
de tanto buscar guarida
y alivio para las penas,
se arrastran largas cadenas
si no hay agua ni llovida.
Por eso es que mi guitarra
nacida de buena cuna,
en esas noches de luna
con su profundo misterio
se arrima a los cementerios,
pone flores de papel
y deja en "Santa Isabel"
vela adentro de unos tarros,
por el alma de Navarro
y otros paisanos como él.
Al caballo que no tuve
yo le llamaba distancia
pero distancias hallé
y ahí mi caballo no andaba...
entonces yo comprendí
que se llamaba esperanza,
¡fiero pa´ hallarlo en el campo:
caballito de la nada!
Yo mismo le hice recao
con cueros de mi nostalgia
y unos estribos de nuncas
y un cojinillo de lágrimas.
En un clavo en la pared
tenía colgada una manta
que la tejí de ilusiones
y bordada de palabras.
¡Las veces que me tapé
con aquella vieja manta!,
cada invierno fue una rosa
que el tiempo me regalaba.
Recogí el sol de la escarcha
reflejao en la mañana
y lo até a los cuatro vientos
de mi imaginada manta
pa´que luciera orgulloso
mi caballito esperanza.
Pal caballo que no tuve,
macetié guasca por guasca
del cuero de un ventarrón
de esos que no tiene alma.
Con la argolla que el rocío
le hace a la luna temprana
hice un lazo livianito
como pa´pialar un ánima.
El cabresto y el bozal
se los quité a una calandria
porque soñé que a mi flete
con un silbo le sobraba.
Me hice un rebenque de trébol
con iniciales de plata
que saqué de un arroyito
entre piedritas de nácar.
Todo pa´que mi caballo
no ande mezquinando alzada
y hasta he cortao una flor
pa´ ponerle como marca.
Pero pasaron los años
y nunca llegó esperanza
caballito que no tuve,
ya no importa tu tardanza.
Las pilchas las regalé
y ya no me queda nada
a quién le pongo un recao
con cojinillo de lágrima
y una manta de ilusiones
y bordadas de palabras,
esas misma que no tuve
pa´ defenderte esperanza
cuando andabas a lo lejos
y te llamaba distancia.
Y hoy,
y hoy que ya te recorrí,
no me ha servido de nada
si hasta te usé pa´morir
desde adentro de mi alma
por tener un corazón
y por llamarte esperanza.
(Pintura: "detalle" de Molina Campos) Mi señora es coquetona
y aunque no lo representa
va llegando a los cincuenta
y es bastante comadrona.
De ser medio narigona
ese complejo tenía
con solo internarse un día
desde ese momento lleva
medio cuerpo y cara nueva
a fuerza de cirugía.
Antes se sacó un molar
y una mano muy prolija,
roscada una muela fija
le colocó en su lugar,
después se sacó un lunar
sin dejar manchas ni aureolas,
se hizo redondear la cola
y respingar la nariz
y sin dejar cicatriz
también se hizo hacer las lolas.
Y qué puedo hacer?, no se
después de toda una vida
la veo desconocida
y hasta la trato de usted.
Yo con paciencia y con fe
aguantaré resignado,
ante un físico injertado
de a poco he de acostumbrarme,
porque a mandar y retarme,
en eso... nada ha cambiado.
Se sacó libreta nueva
con otra fotografía
pero es tanta su alegría
que si va al baño la lleva,
muy feliz a toda prueba
con el nuevo documento
que a pesar de sus intentos
se tuvo que conformar
pues no le pudo cambiar
la fecha de nacimiento.
Pasa el tiempo y para peor
la muda nunca caduca,
después viene la peluca
a completar el error.
Pero para mí es mejor
todo lo que es natural,
para usar lo artificial
algo tan desagradable,
con una muñeca inflable
me puedo arreglar igual.
Sangre de hidalgo arrogante
o de la española guapa
sin ceñir espada y capa
en su pampa fue el andante,
caballero que Cervantes
ironizó en Don Quijote
desde siempre lleva el mote:
Gaucho, muy noble y muy macho
tan duro como el quebracho,
tan rudo como cascote.
Con la guitarra en la mano
como lo pintara Hernández
se entreveró entre los grandes
del lenguaje castellano.
Cantó el inculto paisano
lo que vio a su alrededor
de costumbres buen pintor,
con refranes y sentencia
hizo gala de una ciencia
que a veces falta al autor.
En pulperías payador
manso, a veces pendenciero
tal libre como el pampero
fue de su pampa señor.
Supo regar con sudor
este suelo bendecido,
le hizo fama de bandido
al no doblegarse, el juez
diciéndole alguna vez
"vago y mal entretenido".
Arreos, domas y yerras
para él eran diversión
no lo tentó la ambición;
al godo, al indio, hizo guerra
no por conquistar su tierra
pues nunca fue ventajero.
El letrado, el extranjero
lo usaron por su ignorancia,
no hubo gauchos con estancia
y muy pocos con dinero.
Pudo ser Moreira o Fierro,
Juan Cuello, Segundo Sombra,
su valor que nos asombra
jamás soportó el encierro.
En valles, montes y cerros
supo seguir su bandera,
corajió en las montoneras
en galopadas sin fin
y acompañó a San Martín
cruzando la cordillera.
Cantor de suave tonada
cantando una vidalita,
bueno como agua bendita,
pícaro en una payada.
Vega copó la parada
cuando al diablo desafió,
el invicto allí perdió
y por cariño a una dama
como pájaro en la rama
dicen que de amor murió.
(Pintura: Aldo Chiappe) Tengo suerte de poder,
cada día que despierto,
divisar a campo abierto
como el sol vuelve a nacer,
y verlo otra vez caer,
cuando en bostezos el día
expresa su letanía
sobre el filo del ocaso,
y de noche, a campo raso,
sentir que la pampa es mía.
¡Es tan linda la gramilla,
verde poncho de la loma!
como esa perdiz que asoma
del alambrado, a una orilla,
veo pastar la tropilla,
y al silencio del ambiente
lo quiebra tímidamente
la cadencia del cencerro,
el ladrido de mi perro
o algún relincho estridente.
Tanta inmensidad me llama,
¡pampa fértil y horizonte!
de pronto se vuelve el monte
un inmenso pentagrama,
trinos y notas derrama
mis oídos deleitando;
y me embeleso mirando
que es espejo la laguna,
donde se mira la luna
por las noches, coqueteando.
Disfruto cuando el pampero
le pone a su empuje alas,
y al pasar entre los talas
silba un estilo campero;
canto, como hace el hornero
al levantar su ranchito,
y suelto a lo gaucho un grito
sobre éste suelo fecundo:
¡no hay un lugar en el mundo
como la pampa que habito!
(Dibujo: Eleodoro Marenco)
Dice un refrán compadrón
pero de lindo lenguaje,
“que es al ñudo que se faje
al que nace barrigón”,
y se acierta, en mi opinión,
con que en tal forma se diga,
porque el tal refrán estriba
en afirmar, de contao,
que al que nace jorobao
no hay quién le quite la giba.
El que nace para medio
y no llega nunca a real,
es que padece de un mal
á que no se halla remedio,
y en su interminable tedio
puede esclamar con razón:
¡gran siete!... en toda ocasión
el que es dichoso relincha,
y al ñudo le atracan cincha
al que nace barrigón!
A su gusto, satisfecho
halla un gaucho una morocha
y en seguida desabrocha
todo el amor de su pecho,
pero cuando mas derecho
cree realizar sus anhelos,
se le atraviesan los celos,
y á ese gaucho ardiente y rudo
que lo fajen es al ñudo
para acortarle los vuelos.
Nace suertudo un cristiano
y si cuando juega envida,
en el truco de la vida
no le ganan ni de mano
y si un “picudo” paisano
comienza á payar de lleno,
por más que le digan, bueno!
no para el hombre la lata,
que al ñudo es la serenata
si la moza no es de freno.
Quien de chico tiene mañas
sin que le acorten la rienda,
y sin que nadie lo ofenda
sale de malas entrañas,
cuando sus tristes hazañas
realiza sin miramientos
es porn que soplan los vientos
de esa su vida pasada
y porque “al ñudo es sin nada
llevar maleta á los tientos”.
Generalmente una fea
halla marido buen mozo
y á la de rostro precioso
no hay quien le encienda la tea;
no falta en eso quien vea
lo de que “el amor es ciego”,
pero más bien yo me allego
á que otra cosa ha de ser
“que si no es leña de arder
al ñudo es prenderle fuego”.
Trabaja el agricultor
constantemente en la brecha
y la anhelada cosecha
se le pierde á lo mejor;
el que no es trabajador
siembra á veces al descuido
no cuida lo que ha nacido
y es todo una bendición,
porque “al que nace panzón
es al ñudo”… ¡por sabido!
El carrerista ocasiones
lleva la plata robada
y á veces una rodada
le roba sus ilusiones;
á veces los mancarrones
ganan de modo casual,
no porque sea el animal
blando ni duro de boca,
sinó porque “á suerte loca
no hay quien le ponga bozal”.
Y así es todo en esta vida,
del nacimiento a la muerte
hay que luchar con la suerte
para ganar la partida,
y ¡pobre del que se olvida
que la dicha es ilusión!
y llegando la ocasión
entre chircales se mete,
porque “cincharlo es al cohete
al que nace barrigón”.
Por eso yo no me cincho
y desafiando al destino
cuando me duele me empino
y en vez de llorar relincho.
Sé que no corto ni pincho
obrando de esta manera,
pero si á la suerte fiera
nadie la puede torcer,
lo mejor es, á mi ver,
no atropellar la tranquera.