en mi rancho de totora
ande placeres la
aurora
en sus alas me trujía,
ande tuito era
alegría,
retozo, satisfacción,
tuve por fin la
ocasión
cuando menos lo pensaba:
vi que el amor me
golpeaba
las puertas del
corazón!
¡Conocí pa’ mi pecao
una preciosa pueblera
desde entonces cosa
fiera
tengo el pecho
distrozao!
Por más que quise,
afanao,
hacerle al amor,
gambeta,
la moza, al ver mis
piruetas
clavó en mi, sus
ojazos,
que cruzó como
guascaso
por medio de mis
paletas.
Eran dulces sus
miradas,
sus labios color de
guinda
y su figura más linda
que la luz de la
alborada,
su boquita sonrosada
era un clavel en
botón,
su cuerpo regordetón,
sus cachetes
suavecitos
estaban coloraditos
como churrasco crudón.
(anterior a 1912)
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