martes, 26 de febrero de 2013

Trovas del yesquero



Viejo yesquero de pedernal y huampa
con que encendía el "en chala" mi abuelo el gaucho,
haciendo saltar chispas, como estrellas,
cual si encendiera con estrellas el cigarro.

Viejo yesquero de pedernal y huampa
que requiere, para usarlo, ser baqueano
para que caiga la chispa sobre yesca
y no resulte inútil el soplarlo.

Viejo yesquero de eslabón y yesca
que hizo el ingenio de mi antepasado
con el cuerno de algún toro bravío
que despanzurró potros y corrió paisanos,
y que amás de uno lo levantó en las aspas
como "pelele trágico",
y que una vez, en el rodeo,
sintiéndose asegurado por un lazo,
clavó los cuernos en el vientre de la tierra
para quebrarse el cuello
y no caer vencido por un gaucho,
al igual que un dios salvaje de las serranías,
soberbio y trágico.

Viejo yesquero hecho con la huampa de algún toro
y que, por eso mismo,
pareces tener ardentías de macho.
Eres bien nuestro,
tal vez más nuestro que el mismo mate amargo.

Traes tu origen del pedernal indígena
que encendía la hoguera de los tiempos bravos,
cuando una flecha sabía de una vida
y sustituía el alarido al llanto.
¿No habrás sido hecho con la piedra
de alguna flecha de cacique bárbaro?

Viejo yesquero de pedernal y huampa,
tenías que ser así para ser gaucho,
pues sólo un eslabón que saca chispas
de un pedernal, es nuestro antepasado,
¿No es cierto, numen de los lanceros
que apagaban cañones a ponchazos?

Tú sabes de memoria las vidalitas
y los estilos cantados en los ranchos,
porque las vidalitas, los estilos y los tristes
sólo fueron chispazos
del yesquero del corazón ardiente
de mi abuelo el gaucho,
de donde el eslabón de acero de la vida
sacaba chispas para encender los cantos,
en la yesca de los amores y las luchas,
cual si fueran cigarros.

¿Cuántas veces supiste de los potros
que sintieron su salvajismo aprisionado
entre las piernas musculosas y velludas
que empiezan en bota terminando en garfios?...
¿No te pareció que te ibas hasta el cielo
en la carrera terminada en salto
como si el potro quisiera, en su bravura,
estrellar contra el cielo, al domador, el cráneo?...

¿Cuántos cuentos de lobisón y aparecidos
oíste en la rueda de mate amargo,
cuando el gaucho jineteaba la leyenda
teniendo por apadrinador a un astro?

¿Verdad que supiste de los duelos
valientes, a todo cielo y todo campo,
cuando brillaba el sol de las bravuras
sobre los facones desenvainados,
que en los matorrales de la baquianía
espiaban el momento de lanzar el tajo
que saciaría en la sangre alguna ofensa
hecha en la china al corazón del gaucho,
como un jaguar que alguna res atrapa
en un salto, un bramido y un zarpazo?...

Viejo yesquero de pedernal y huampa,
tienes todo el pasado.
Viejo yesquero de eslabón y yesca,
eres gaucho, bien gaucho.

Trovas del lobisón



Lobisón,
brujo criollo de chiripá y espuelas,
¿a cuántos gauchos cuchilleros has asustado?
Cuco del gaucho niño
que sabe como se dirige un puñal
derecho al corazón.
¿Cuántos viernes llevas de aparecido?
Proteo de vincha y sombrero a la nuca,
y de piernas combadas de dominar baguales.
¿Qué forma vas a adoptar hoy?
Séptimo hijo de la familia
nacido en día de embrujamientos,
¿aparecerás como un perro grande,
o como una vieja achacosa,
o como un carnero topador?
¿Cuántas veces te revolcarás en el pasto
para cambiar de forma?
¿Verdad que a ti no te entran las balas;
y que el facón suena en tu cuerpo
como en un cuero lleno de paja,
lobisón?

Mira: a mí no te me aparezcas,
porque yo soy un gaucho que ya no creo en tí.
He conservado la fuerza de mi abuelo
pero perdí su ingenuidad de niño grande
y, por la noche, ando por el campo
sin preocuparme del lobisón.
Las luces malas mismas
que, muchas veces, han galopado detrás mío,
me causan gracia en vez de horror,
porque me entretengo en cansarles el caballo
cuando se les antoja seguirme
como para saber adonde voy.
¿Qué pueden ser el alma del payador
que, una noche de luna,
le cantara a la china traicionera
para matarla después con el traidor,
y que ronda la tapera
cantando un triste quejumbrón?
... Puede ser, pero yo no creo en las luces malas,
como no creo en el lobisón.

... Sin embargo, en las noches de viernes,
cuando el campo se llene de sortilegios
y sintamos una angustia en el corazón,
no te revuelques en mi camino,
no te aparezcas, lobisón.



Año: 1923

El boliche de Aspiroz (de General Lavalle)


(Pintura: Jorge Frasca)

Supo ser muy bien mentado
aquel boliche rural,
donde en forma natural
se daba el trato apropiado.
Sencillo y considerado
el patrón con el gauchaje,
que a veces llegaba en viaje
con arreos para venta,
por la huella polvorienta
que acercaba a ese paraje.

Siglos atrás asentaron
cerca de allí paradero,
los indios que con esmero
su impronta veraz dejaron.
Sus manos rudas forjaron
muy diversos utensilios,
platos, jarras y cuchillos
también urnas funerarias
en obras rudimentarias
hechas por seres sencillos.

Feria y remate de hacienda
una vez al mes se hacía
y cuando esto acontecía
la reunión era estupenda.
Al entrar a la vivienda
había una gran cocina,
en donde alguna gallina
iba a parar al puchero,
también el guiso carrero
completaba la rutina.
  
Lindaba con La Esperanza
y El Palenque: dos Estancias
parejas en abundancias
en las horas de labranza.
Destacaba la templanza
singular de la peonada
que en nochecita cerrada
al boliche se acercaba,
y al truco, bochas o taba
despedían la jornada.

Hoy sus puertas se han cerrado
se ha convertido en tapera,
el candado en la tranquera
habla de un tiempo acabado.
El pastizal arraigado
crece a la buena del viento
y es testigo de un lamento
que recorre el monte e' tala
donde un reflejo e' luz mala
surge y se pierde al momento

Temporal


(Dibujo: Alberto Güiraldes)


(sobre el catre)

  
Demora en llegar el día
y la lluvia persistente
es un estilo doliente
de cautivante armonía;
se corta la lejanía
cual si el mundo se encogiera
y en tanto una tropa entera
de añoranzas me porfía
se me hace que al alma mía
la apretara la cumbrera.

Dentra la mente a turbarse
con una rara ñeblina,
no está la voz cantarina
ni de un ave, al despertarse;
contemplo al sauce hamacarse
pesaroso, entristecido…
el mate tibio, escondido
en el güeco de mi mano,
se me hace el más fiel paisano
que en la vida haiga tenido.

Emponchao busco mi flete
apenas la lluvia afloja,
y al cantar de su coscoja
dejo limpio el caballete;
y empezando desde el brete
al potrero más profundo,
apenas meditabundo,
recorro con precaución;
y siento en esa ocasión
que no hay más naide en el mundo.

En la güelta sin apuro
siempre el cielo lagrimiando,
como naide está esperando
siento el silencio más duro;
se hace el mundo gris oscuro
cuando llego y desensillo;
solo el candil pone un brillo
mientras doy vida al fogón
pa’ gustar un cimarrón
sentao en un cojinillo.

Matiando el churrasco espero
en mudas cavilaciones
y aguanto los sacudones
de mi corazón matrero;
y aunque nunca desespero
porque el rigor me ha templao
apuro el jugoso asao…
y al buscar “otros momentos”,
me chirlean los pensamientos
aún sobre’l catre acostao…!

Chipá (Chamamé)



Si usted cree que es de amor este chamamé,
se equivoca porque la idea esa nunca fue.
Y de las cosas que a mi me gustan y me hacen feliz
hoy se me antoja sólo hablar de una, la que cuento aquí:

No sé qué piensa señor Ramirez de mi cantar,
tanto dar vueltas y sin ir al grano para comenzar.
Y como veo que usted no lo adivinó hasta acá,
yo se lo cuento es de una receta para hacer chipá.

Con harina de mandioca una taza más o menos,
se le agrega sal, pimienta y mucho queso de rallar.
Júntelo con la ricota, ponga tanta como pueda,
porque así no se endurece y crujen los chipá.

Se le agrega un par de huevos, margarina derretida
como unos 50 gramos suficientes y a amasar.
Queda masa amarilla medio chirle y pegajosa,
pero que si usted la agarra, la puede soltar.

Alguna fuente o asadera deberá agarrar,
ponerle aceite, manteca, huevo para despegar.
Con la masa ahora va a formar bolitas toditas igual,
pero tenga en cuenta cuando las coloque que van a leudar.

Con el horno a toda marcha ponga ya las asaderas,
con cuidado que no aplaste los riquísimos chipá.
Puede abrir el horno antes de que ya esté cocinado,
porque crecen por el queso y no van a bajar.

Cuando ve que están dorados mejor dicho ya tostados,
y se ve el queso rayado se los puede retirar.
Se los come bien caliente y si es usted inteligente,
en menos que canta un tema sabe hacer chipá.

Oficio de carrero


(Pintura: Eleodoro Marenco)

Mi picana es una estrella
alumbrando mi camino
mis cuatro yuntas parejas
van haciendo mi destino.
Ya no se por cuánto tiempo
hace que chiflo este estilo
ni se los años que tiene
mi caballo doradillo,
solo se que en los atrazos
añoro los pagos míos.

He cruzao en las tormentas
alambraos de refucilos
y me marcaron las lluvias,
el viento y el grillerío.
Mi destino de carreta
es casi igual que ese río,
irse hacia el sol, hacer noche
murmurando algún estilo
preparé el mate amargo
¡mientras pito de lo lindo!

A media mañana suelo
cruzar por un rancherío,
y me saludan con voces,
caña blanca y con gritos.
Desmonto en algún boliche,
dentro y hago mi pedido
a mis pies se hecha mi perro
y se eriza a cada ruido,
pero en seguida me voy
pa pueblero no he nacido.

Mis cuatro yuntas parejas
van haciendo mi destino,
yo nací en esta carreta
y no conozco otro oficio.
Mi madre murió al tenerme
bajo d'éste toldo mismo,
mi padre se fue una tarde
junto al borde los grillos
ahura me voy rumbo al río
¡pucha que es largo el camino!







Rumbo abierto



Rumbo abierto el de los dos,
mi guitarra compañera,
andando siempre a mi vera
para que encuentre la voz.
Guitarra que tierna sos
como plumón en el nido,
si los acordes te pido
cuando me siento cantor,
es por saberte el dulzor
porque hay miel en tu sonido.

Cuando me fundo en tu abrazo
y abro en la voz la garganta
sonora tu caja canta
porque recorro tu brazo.
Los dos en un solo lazo
decimos en un mismo acento
y porque en el aire siento
tu madera, digo ya:
no se que boca tendrá
tan perfumado el aliento.

Árbol ayer donde el viento
guitarreaba en el ramaje
en vos revive el paisaje,
convertida en instrumento.
El prisionero me siento
de tu cordaje que enreja
y a la vez libre me deja
cuando bien por mal pagás
y la nota exacta dás
al tironearte la oreja.



El útlimo "Y nada más"


(Fotos: Gustavo Tarchini)

Apenas le apunta el bozo,
ya tiene que trabajar
con el hacha o con el carro,
hachando o para fletar.

Se hace hombre a los quince años
y viejo antes de enrolar;
para soldado no sirve,
si es pura debilidad.

Temprano se siente macho
y viejo antes de llegar;
sol, mala paga y trabajo;
duro, muy duro el yantar.

Queda con el cuerpo chico
y el alma sin voluntad;
cuando tan sólo es un chango
¡un changuito y nada más!

El otro "Y nada más"



Cara de indio
bien tostada;
brazo duro
tanto hachar;
corazón para vidalas;
buena voz para cantar.

Pies firmes para el estribo;
livianos para bailar;
ojos que miran y callan;
lengua sin ganas de hablar.

Lo que yo digo no vale;
¡soy hachero y nada más!

No lo son


(Pintura: Gustavo Solari)
    


Solo los cobardes son

 violentos con sus mujeres. (695/6)
Es siempre,  en toda ocasión
el trago el pior enemigo. (4745/6)
                                    La Vuelta de Martín Fierro
----------------------------------------------------------------------------
¿Gauchos de boliche…?
¡Poca cosa son!
Pero… ¡pior el pueta
que áhi hayó la letra
pa’ su ispiración!

 ¿Gauchos pendencieros
de trabuco y daga…?
No me anden con cuentos
que al gaucho, de adentro
el valor lo enyaga.

No es gaucho ni es macho
quien pega a mujeres;
que soles y vientos
lo han templao, por cierto,
pa’ otros menesteres.

Ser gaucho, sin duda,
no es una soncera.
Por más de que diga
ser tal, y persiga
tal nombre… un cualquiera.

No es gaucho el de copas,
ni el que’s pendenciero;
más vale es ¡mal gaucho!
es, un hombre malo
que se hará matrero.

El gaucho, es el hijo
de la libertá;
algo tosco y rudo
pero noble al punto
de la integridá.

¿Los otros… los duchos
en caña’ y baruyos…?
Esos no son gauchos;
por malos retratos
¡no valen ni un gruyo!
                              

 (15/06/1996)

Y nada más



Mate cocido y tortilla,
y nada más;
un plato de mazamorra
por detrás.

Y hacha, hacha y hacha,
de sol a sol;
unos cigarros de chala
y nada más.

El lomo se torna curvo;
las manos se vuelven piedra;
y tú mueres en la Selva
y nada más...

miércoles, 20 de febrero de 2013

Los ruidos del puesto



Taba el rancho silencioso
abandonado por años,
lleno de ruidos extraños
y sucesos misteriosos;
al camino que va al pozo
los yuyos le habían ganao,
de yapa todo nevao
en esa tarde de invierno
y era la puerta'el infierno
ese puesto abandonao.

No se para donde iría
o vendría quién sabe de'ande,
pero como el sol se esconde
se atracó al puesto ese día,
la tarde que se perdía
detrás de las lomas altas,
más silencio no hace falta
pa'l que anda de pasajero
y era dueño'el mundo entero
de esa vez: Lolo Peralta.

Con unos troncos que estaban
tirados en un rincón,
entró a encender el fogón
mientras las chispas saltaban.
Iba chillando la pava,
la leña se consumía,
las llamas se retorcían
antes de volverse brasa
y empezó a gotear la grasa
del costillar que traía.

Mas luego la noche entera
se estiró sobre el paisaje
y  el hombre que iba de viaje
se recostó en la catrera,
una o dos horas de espera
y como unos condenaos,
con los pelos erizaos
señal de que miran algo,
atropellaban los galgos
cerca'el puesto abandonao.

Pegó un salto sorprendido,
el hombre ganó la puerta,
y ande quedó media abierta
entró un perro a los gemidos,
los otros tres lo han seguido
y el pingo del lao de afuera,
entre segundos de espera,
trota con agilidad
como si en la oscuridad
hubiese visto una fiera.

Salió Peralta pa fuera
a divisar el terreno,
inquietarse no es pa menos
¡esto le pasa a cualqueira!
Todo estaba echo tapera,
reina la tranquilidad
y aunque el hombre es bien capaz
pues lo conozco bastante,
pienso que pensó al instante
ver al mismo Satanás.

Siguió la noche serena
pero un alerta se escapa,
cuando dentra a sonar las chapas
como arrastrar de cadenas.
Pensaba en un alma en pena
de alguno que aquí murió,
que el diablo se lo llevó
sin ningún "Ave María",
y rastros tampoco había
ni un ruido más que se oyó.

 Estas cosas me contó
en una noche de invierno
de un puesto que era el infierno
donde el diablo se quedó.
¡Vaya saber qué paso!
almas que andan por ahi
entre molles y michay
que habitan las lejanías...
No creo en las brujerias
pero que las hay.... ¡las hay!




(Dibujo: Eleodoro Marenco)

Como chimango pa'l ojo (Milonga)



En el tono dominante
de milonga corralera
me pidió la Baldomera
en una yerra que cante.
Y yo arranqué pa'delante,
para no pasar por flojo.
Los antojos son antojos
y el mío huele a primor
porque soy para el amor
como chimango pa'l ojo.

Le hice un dentre suavizón
como grasita de achura,
que cuando el fuego lo apura
se dora cualquier capón.
Si es muy baqueano el tirón,
el más bagual se arrocina.
Por brava que sea la espina,
palo a pique en el capullo.
Se pavotea el arrullo
de la trova campesina.

Cabresteaba la crestiana
como pingo parejero,
y balaba mi ternero
desde el potrero con ganas.
Su padre Albano Chiclana,
al humo se vino un día,
más malo que una jauría
como perro encarador
y me pisotió la flor
que en el jardín florecía.

No me importa que alunao,
me haya dicho don Albano,
más vale ser rico y sano,
que no pobre apestao.
El tiene el sueño pesao,
para mí no va el tramojo
es un poema tu antojo,
tu perro no es toriador,
y yo soy para el amor
como chimango pa'l ojo.


La Pampa

"¡Benditas sean las vizcacheras
ande ruedan las malas intenciones!"

Invitación



Acepté la invitación

que hace muy poco me hicieron
para hablar, según dijeron: 
de "La Desorientación".
Dejé el lejano rincón 
donde vivo entre los montes
y sin hacer mucho apronte
me embarqué a la Capital, 
mientras quedaba un zorzal 
cantando en el horizonte.

En la reunión, un señor, 
me preguntó 'qué pensaba'
de aquellos niños que andaban
sin rumbo, sin fe ni amor.
Yo contesté con dolor
pues he visto diariamente,
a esos pobres inocentes
que piden y son mandados,
por padres malhumorados
y de todo amor carentes.

"Tendríamos que pensar
primero en nostros mismos, 
si al borde de los abismos
también supimos estar.
Sería muy bueno dejar
atrás el palabrerío,
y empezar con muchos bríos
a despertar la conciencia
para que tanta inocencia
se salve del desvarío".

"La juventud marginada, 
la que no tiene cabida,
a la que llaman perdida
le niegan hasta la nada.
Quieren jugarla cambiada
los que hacen las donaciones, 
para las instituciones
de raíces extranjeras,
¡vean qué linda manera
de repartir los millones!"

"Habiendo en nuestra nación
tantos altos funcionarios, 
¡no piensan que es necesario
fomentar la educación!
Darle principio y razón
al maestro, al profesor,
construir un tiempo mejor
con sólidos edificios,
¡en la unión y el sacrificio,
la esperanza da su flor!"

De a poco se fue raleando
la reunión que les decía, 
yo pensé: " y si daría 
una respuesta cantando?",
 pero como iba quedando
muy solo en esa ocasión, 
pensé: "¿Desorientación?...
es la que hoy tengo yo, 
¡y estoy quedando sin voz 
por dar una explicación!".

Mas una sola persona 
quedó sentada pensando
y me dijo: "Estoy soñando,
ya la gente no razona
tampoco el hombre perdona 
y a ninguno le interesa
si falta pan en las mesas
de los pobres del planeta
ya ni al dolor se respeta
y está muy solo el que reza".

Sorprendido pregunté:
-"¿Quién eres?, ¡di por piedad!",
respondió: -"Soy la verdad,
estoy sola y tengo sed".
-"¿Cómo?, le dije,¿ y a usted
ninguno la presentó?"
Lentamente levantó 
sus ojos entristecidos
dos luceros encendidos
que la noche ensombreció. 

Se fue caminando lento, 
¡no quería que se vaya!
Le grité que de su laya
ya no nacen más talentos...
Me dijo: -"Voy con los vientos
y mi hermana libertad
a buscar la caridad 
que hace tiempo se ha perdido".
Y yo quedé sumergido
en la inmensa soledad.

Para los montes volví
y le conté a los sauzales
de la humanidad sus males 
y lo que no conseguí.
-"¡Menos mal que estoy aquí!,
le dije al monte y al río,
pero solamente ansío 
lo mejor para mi tierra
que tanta riqueza encierra
y que tiene tanto frío".

¿Adónde estarás verdad?
mi pueblo te está esperando,
porque ya está imaginando 
lo triste de tu horfandad.
El temple de la igualdad 
que siempre te consagró,
no dejará que tu voz
se apague en ningún momento
porque sos bandera al viento
que el hombre en sangre forjó.





 

El Jagüel



Igual que una sepultura
tenías dos palos en cruz
y eras un rayo de luz
en medio de la llanura,
eras señal de frescura,
¿te acordás del tiempo aquel
cuando la hacienda en tropel
cáiba al rigor de la siesta?
Era pa’ vos una fiesta
sentirte rodiau, jagüel.

La roldana que en su ruido

lo dejó solo al hornero
que en lo alto del crucero
le gustaba hacer el nido;
hoy de un tala que ha salido
donde estaba la represa
ya no le causa sorpresa
verlo al tranquilo puestero,
si parece el aguatero
con su pingo que regresa.

El balde que fue una joya
perdió y quedó sin desquite
y en el puesto es escondite
que enclueca la pata criolla;
un lazo perdió la argolla
en el gancho volcador
y un cacho’e cadena flor
gastau de tanta batalla
es la única medalla,
que el tiempo dejó en tu honor.

Y en el medio del potrero
donde te hiciste leyenda
sigue afirmada una rienda
sosteniendo el esquinero;
han quedao del bebedero
los ladrillos desparejos
y en el último bosquejo
que el silencio te provoca
te han tapado bien la boca
con púas y tachos viejos.

Hoy ya no te queda nada
y solo por tradición
cuando cae un chaparrón
junta un charco tu hondonada,
y vuelve en las madrugadas
a darse un baño el lucero
faro de un grillo viajero,
navegante  de algún tarro
y seguís juntando barro
pa’ que se quede el hornero.

Entre mate y mate


(Foto de Francisco Ayerza, sacada por el 1890, calculado a ojo)



Anote esta dirección
pa' saber donde es mi casa
y si por Tala usté pasa
vivo atrás de la estación.
Tengo un rancho pobretón
pero si no es delicado
no falta el vino, el asado
ni yerba pal' cimarrón
vivo cruzando la vía
calle sin numeración.

Venga lo invito a matear
si anda con tiempo aparcero
que entre mate y mate quiero
mis chamarritas cantar.
Se que no va a despreciar
la convidada paisano
porque es de mal entrerriano
llegar y seguir de largo
sin hacerle a unos amargos
en el rancho de un hermano.

(Recitado:)

Dele un resuello al gateao
y bájele los aperos
que es malo andar el sendero
con un animal cansao.
Y después de haber mateao
y darle un beso al porrón
tengo un catre en el galpón
pa' recostarse si quiere,
más si quedarse prefiere
está a su disposición.

Que lindo es poder hallar
un amigo en el camino
porque es muy duro el destino
del que nació para andar.
Yo que supe caminar
hermano con el sendero
es muy triste compañero
andar paria en otros pagos,
si naides que invite un trago
pa' suavizar el garguero.

Anote esta dirección
pa' saber donde es mi casa
y si por Tala usté pasa
vivo atrás de la estación.
Tengo un rancho pobretón
pero si no es delicado
no falta el vino, el asado
ni yerba pal' cimarrón
vivo cruzando la vía
calle sin numeración.

Sur



(Dibujo: José Montero Lacasa)





Sur... Sur...
enamorado del viento...
Sur: sal
blanca novia del desierto
Sur: sol
sobre los surcos abiertos
Sur ... Sur...
caldén de brazos en cruz.

A la huella huella,
solo pampa y cielo
qué rumbo me has dado
rosa de los vientos.
Con tu voz de siglos
la tierra me llama,
ya no importa nada
ni siquiera el tiempo.

Tropel de baguales
cruzan el arenal,
azota a sus ancas
la sed de llegar.
La pampa parece
vestida de mar
galope, llanura
 y un solo final

Sur... Sur...
enamorado del viento...
 Sur: sal
blanca novia del desierto
Sur: sol
sobre los surcos abiertos
Sur ... Sur...
caldén de brazos en cruz.

Siguiendo el arado
el hombre respira
perfumes del campo
pensando en la trilla.
Sudores y soles
canciones y rezos,
la pampa es la vida
que cabe en un beso.

Tropel de baguales
cruzan el arenal,
azota a sus ancas
la sed de llegar.
La pampa parece
vestida de mar
galope, llanura
y un solo final.



Todos somos gauchos


http://todossomosgauchos.wordpress.com/



¡Por fin alguien que lo dice con todas la letras, caracho!...

y si no  somos "todos"  gauchos o si los hay que dicen serlo por fuera pero no lo son por dentro... a "toditos esos"... y a tuitos los  que no lo sean, los que aparentan serlo y también a  los que no lo quieran ser ... le vamo' a dar un palo por la sesera.... pa que después no se acuerden qué o quienes eran!

¡Y de ai sí que vamo'a poder decir  TODOS SOMOS GAUCHOS!

Si no lees este libro: ¡No existís!

Si lo comprás: ¡sos un gaucho!

Editorial: LATEMENDIA

(NO COBRO COMISIÓN!!...

¿pa qué? si dispués te roban!!).

Río de Tigres




Mírame amor a los ojos
Que mi alma sedienta de tu claridad
Viene del fondo del tiempo
Siguiendo la estrella que en ellos está.
Muere anhelando la hondura
Serena y madura de tu intimidad.

Toda el alma mía te quiero entregar
En una mirada profunda y astral.
Quemarme en la hoguera de tu corazón
Y, de sangre en sangre,
Fecundar la muerte.
Fecundar la muerte con nuestra canción.

Cuando te miro a los ojos
Me ofrece tu boca la entrega total,
Siento que un río de tigres
Me cimbra las venas, oscuro y sensual,
Seca tu piel indefensa
Igual que la tierra tendida se va.

Toda el alma mía te quiero entregar
En una mirada profunda y astral.
Quemarme en la hoguera de tu corazón
Y, de sangre en sangre,
Fecundar la muerte...
Fecundar la muerte con una canción.









Huella sin huella




Los toros de los truenos
Vienen bramando,
Pechando nubarrones
Negrando el campo.
El viento va tristeando
Con su gemido,
Lo triste de lo triste
No estar contigo.

Con víboras de plata
Los refucilos,
Vienen rasgando panzas
Enfurecidos.
Finos dedos de agua
Van tremolando,
La canción de la lluvia
Sobre mi rancho.

A la huella, a la huella,
Me voy llorando,
Como por las ranuras
Lloran los charcos.

Alma adentro galopo
Muy en tinieblas
Paleteando las sombras
De la conciencia.
He quedao pensativo
Filosofando,
Los ojos asombrados
Que abren los charcos.

Badajo implacable
Una gotera,
Con ruido de ranitas
Me cencerrea.
El grillo en la bombilla
Enronquecido
De cantar soledades
Sueña conmigo.

A la huella, a la huella
Solo sin huella
Estoy solo en el rancho
Huella sin ella.

domingo, 17 de febrero de 2013

Pa'l Tuyú



Con una vieja guitarra
le ando cantando al amor
y aunque es muy bravo el camino
arrancando espinas voy.

Recuerdo de un rancho lejos,
que en Madariaga dejé:
patio'e tierra, cielo abierto,
¡qué linda fue mi niñez!

Niño alegre de los ranchos
que se inventaba juguetes
remontando en madrugadas
el sol con un barrilete.

Cuando caía la noche,
volaba mi fantasía,
pensando en cosas del mundo
despacito me dormía.

Pintó de plata la senda
el redondel de la luna,
y llenaba de estrellitas
el vientre de la laguna.

Si abré librado batallas
buscando frutita'e tala,
y a eso de la nochecita
a casa por la luz mala.

Mientras mi madre cocina,
un candil alumbra el rancho,
olor a guiso carrero
 y versos del Viejo Pancho.

Cada vez que vuelvo al pago
un nuevo misterio tiene
si un criollo me cuenta cosas
es don Lázaro Gimenez.

Perdón por nombrar mi pago
pero el recuerdo me halaga
y aquí estamos recordando
los gauchos de Madariaga.

(Pintura: Molina Campos)

Tristeza criolla (Valseao)



Ya en el rancho no nacen las flores
ni se ve la guitarra colgada,
ya no escucha la verde enramada
el idilio campero de ayer.

Ya no se oyen rodar las espuelas
zapateando un malambo en la ciega,
ni se escuchan los tristes de Vega
recordando el perdido querer.

La morocha de ojos negros
ya en tardes de primavera,
recostada en la tranquera 
no espera mas al zorzal.

Y el paisano no atraviesa
la misteriosa laguna,
ni se oyen noches de luna:
el pericón nacional.

Ya todo eso llevaron los años,
ya no cruza veloz el pampero
y en las cañas sostén del alero
no se para el jilguero a cantar.

Esa pampa cayada es la tumba
de recuerdos que mi alma no olvida,
la tapera y su loza impulida
y su cruz el ombú secular.

La morocha de ojos negros
ya en tarde de primavera,
recostada en la tranquera 
no espera mas al zorzal.

Y el paisano no atravieza
la misteriosa laguna
ni se oyen noches de luna
el pericón nacional.


A lo Pampa (Huella)



Aparceros nacimos
yo y mi caballo,
nos criamos a lo pampa,
igual que el cardo.
Hijos del pais y pobres,
iguales somos,
para hacer esta patria
pusimos lomo.

A la huella, a la huella,
chuzo sureño,
mi overo es orejano
como mi sueños.
 A la huella, a la huella,
glorioso día,
cuando canto la huella
la tierra es mía.

Laralalalaila
laralalailalaira....
cuando canto la huella
la tierra es mía.

Somos los entenados
de un viejo embrollo,
si gano más, mi pingo
sufrido y criollo.

Si va al galope, overo,
haciendo punta,
no importa ingratitudes
yo soy su yunta.

A la huella, a la huella,
rumbo sabido
pa vos el matadero,
pa mí el olvido.

A la huella, a la huella,
glorioso día,
cuando canto la huella
la tierra es mía.

 Laralalalaila
laralalailalaira....
cuando canto la huella
la tierra es mía.





Copla de mi tropilla



(Dibujo: Aldo Chiappe)


Con la tropilla el resero
pagó su cuenta al camino,
no tiene vueltas la vida
cuando la arrea el destino.

Los caballos se quedaron
en la huella mal vendidos,
por el surco chacarero
se hicieron polvo de olvido.

No tiene vueltas la vida
cuando la arrea el destino...
cuando la arrea el destino.

Y la madrina sillona
con el último regreso
para que haya luces malas
dejó la cal de sus huesos.

De la tropilla entablada
sólo ha quedado el cencerro
como un alma que anda en pena
por la niebla del recuerdo.

De la tropilla entablada
sólo ha quedado el cencerro...
sólo ha quedado el cencerro.


sábado, 16 de febrero de 2013

A don Jorge Campos


(Foto de don Jorge Daniel Campos)

Es bastante macacón
y a pesar de sus inviernos
forro humilde de cuaderno
de colegial pobretón;
bien fornido y retacón
como banco de cocina
amolao de una retina
el criollo que le detallo,
sabe tanto de caballos
como la yegua madrina.
 

Galopean en tropel
de su pluma y me conmuevo
con los de la marca el huevo
al decir de Omar Menvielle;
el dibujo es una miel
que gotean sus dedos gruesos,
pienso que también por eso
Dios le está plateando el quincho,
lo chorició con relinchos
pa hacerse un rancho de huesos.

Mojón que marca un pasao
palenque actual del criollismo
si se me hace que hasta el mismo
me se hubiera dibujao;
queda la marca "el candao"
cuando su puño derecho
como una garra en acecho:
índice medio y pulgar,
la pluma hacen badajear
desde el cencerro del pecho.

Le echó colmillos la calma

y al fin de tanto entrevero
le retozan los overos
en el potrero del alma; 
de tropel es una palma
trabuquiando en el camino, 
marca 'ciervo' es su destino
que no haberá quien lo tronce,
Don Jorge Campos es un bronce
con tañidos argentinos.  

(Dibujo: Jorge Campos)

El azulejo overo



Esa vez que don Roberto
me regaló el potro overo,
salí a buscarlo al potrero
con el corazón abierto.
El campo daba un concierto
y no podía sujetar
la alegría al galopar
y al encontrarlo al clinudo,
andaba con otro crudo
entre caballos de andar.

Y al llegar, como jugando,
ellos solos se apartaron,
los dos potritos que entraron
en la punta, retozando.
Despacio fueron pasando,
mansamente, sin apuro,
esos dos criollitos puros
que al dir entrando en la manga,
me alivianaban la changa
porque allí estaban seguro.

Cuando lo hube embozalao,
lo até cortón en el palo,
donde bramaba de malo
y por demás disconfiao.
Después que estuvo aliviao
en pocos días, les cuento,
se me hizo el presentimiento
que tal vez sobresaliente
saliera, por que obediente
se mostraba siempre atento.

Y al estar manso de abajo
bien sobao por los ijares,
lo agarró Claudio Tobares
pa terminar el trabajo.
Con la habilidad que trajo
por herencia natural
pues Cacho, en forma cabal,
deja al hijo en cada intento,
camperos conocimientos
por ser del medio rural.

Y al tenerlo embozalao
y maneado de adelante,
se disponen al instante
dejarlo al potro tirao.
Con el cabresto pasao
por las manos, en forma tal
pasan la cruz del bagual
bajo la otra mano al frente
y va a parar nuevamente
a la argolla del bozal.

Y al quedar así arrolao
derecho, el bocao bien puesto,
rienda prendida a un cabresto
por sobre el lomo amarrao.
Claudio el cabresto agarrao
y a Cacho el tenerlo toca,
Claudio se afirma y provoca
del potro de un salto adelante
y el bagual en ese instante
queda tirao en la boca.

Lo ensillan prolijamente
manos y patas maniadas,
y llegan a la cinchada
con movimientos prudentes.
Conocimiento evidente
es en la doma campera
el sacarlo a la asidera
pa'que dentre el lomo'aflojar,
no se arrastre a corcovear
ni dispare campo afuera.

Busca,  cuando está de rienda,
como redomón corriente
el momento, justamente,
que allí el domador comprienda,
pa que el animal entienda
y aprienda a ser liberal,
enfrenarlo es ideal
en un día bueno y temprano
con un frenito liviano
y un trapo envuelto con sal.

No se debe colocar
el freno muy ajustao,
ni tampoco muy colgao
porque se puede golpiar.
Bien calzada ha de quedar
la cabezada que escoja,
ni apretada, ni muy floja:
justo ha de ser lo más bueno.
Aprende a tascar el freno
jugando con la coscoja.

Si se ofrece camperiar
prendiéndole a la asidera
un arrastrín o lo que quiera
que necesite arrastrar,
o también pa trabajar
apartando en un corral,
pa'los dos laos servicial
vuelca si usted lo provoca
al ser sujeto'e la boca
se me hace más liberal.

Quieto queda si lo enrienda,
al ir pisando el estribo
pero es entre otros motivos
muy avispado en la senda;
pronto al llevarlo en las riendas
y guapo en cualquier potrero
salió el azulejo overo
bien templadito'e la boca
y de caballo le toca
¡ser ahura mi compañero!





Doña Rosario (Chacarera)... y un malambo de yapa.

Extraído de la película:  "Joven, Viuda y Estanciera". (Año 1941)


Pa' bailar la chacarera,
comadre Doña Rosario,
recójase la pollera
porque va'a ser necesario.

Recójase la pollera,
haga lo que yo le digo,
no quiero que mis espuelas
se metan con su vestido.

Pica, pica el picaflor,
pica, pica el teru-teru,
y yo pico de cuando en cuando

que si no pico me muero.

Chacarera, chacarera,
chacarera de Santiago,
por haber nacido linda
te llaman la Flor del Pago.

(recitado)
Señor mío, Jesucristo,
Dios y hombre verdadero:
Para bailar estoy listo,
para trabajar, no quiero.

(Segunda)
Si es cierto que me querís
no desoigas mi pedido,
tratame de complacer
dándome lo prometido.

Me has robado el corazón,
por el placer de tenerlo.
Para qué me lo robaste
yo para curar los míos.

Si no supistes quererlo
hay una gran medicina,
para curar los desvelos
preciso tus ojos negros.

Chacarera, chacarera,
chacarerita divina,
palpitan en tus canciones
la belleza, campesina.

Resignación


 (Pintura: Carlos Montefusco)
 
Diba tranqueando al palenque
po'el cabestro y el bozal,
cuando miré pa'l corral,
medio s'enturvió mi mente,
porque pensé de un repente
qué caballo iba'garrar;
necesitaba ensillar
alguno muy competente,
porque'l trabajo era urgente
de chúcaros pa'enlazar.

Vide la yegua madrina
casi solita que'staba,
el moro ya me faltaba
y el cebruno golondrina
era todito una ruina,
del lobuno ni que hablar,
que güeno pa'tropellar
pero también se me fue,
de'ande'ntonces para qué
iba'querer enfrenar.

No he querido convercerme
pero la vida es ansina,
me ha quedado la madrina
sin pingos pa'reponerme
y ahora empieza'dolerme
que también me via dir yo,
un ñudo se me atrancó
en la garganta cerrada...
Colgó el bozal en la nada
y Oscar Campos lagrimeó.