martes, 26 de febrero de 2013

Temporal


(Dibujo: Alberto Güiraldes)


(sobre el catre)

  
Demora en llegar el día
y la lluvia persistente
es un estilo doliente
de cautivante armonía;
se corta la lejanía
cual si el mundo se encogiera
y en tanto una tropa entera
de añoranzas me porfía
se me hace que al alma mía
la apretara la cumbrera.

Dentra la mente a turbarse
con una rara ñeblina,
no está la voz cantarina
ni de un ave, al despertarse;
contemplo al sauce hamacarse
pesaroso, entristecido…
el mate tibio, escondido
en el güeco de mi mano,
se me hace el más fiel paisano
que en la vida haiga tenido.

Emponchao busco mi flete
apenas la lluvia afloja,
y al cantar de su coscoja
dejo limpio el caballete;
y empezando desde el brete
al potrero más profundo,
apenas meditabundo,
recorro con precaución;
y siento en esa ocasión
que no hay más naide en el mundo.

En la güelta sin apuro
siempre el cielo lagrimiando,
como naide está esperando
siento el silencio más duro;
se hace el mundo gris oscuro
cuando llego y desensillo;
solo el candil pone un brillo
mientras doy vida al fogón
pa’ gustar un cimarrón
sentao en un cojinillo.

Matiando el churrasco espero
en mudas cavilaciones
y aguanto los sacudones
de mi corazón matrero;
y aunque nunca desespero
porque el rigor me ha templao
apuro el jugoso asao…
y al buscar “otros momentos”,
me chirlean los pensamientos
aún sobre’l catre acostao…!

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