(Dibujo: Esteban Diaz Mathé)
Campo, haciendas y baguales
identifican mi ingreso
a lo mejor es por eso
que canto temas rurales;
pegao a los animales
desde que van a nacer,
después los veo crecer
cuidándolos con empeño
hasta que decida el dueño
con ellos, lo que v’a hecer.
Recorrer todos lo días
es como una obligación,
más en tiempo ‘e parición
infaltable, le diría;
ver como nacen las crías,
si hay terneros empachao
o alguno que se h’atrancao
sacárselo es importante
y el animal se levante
después que lo haya parteao.
Dir con la mirada atenta,
si anda el carancho volando
ya le está como anunciando
una guía de osamenta;
de vez en cuando se cuenta
revisar bien la majada,
que estén limpias las aguadas,
al molino vigilarlo,
y en tiempo ‘e invierno cerrarlo
por si es muy fuerte la helada.
Tener los remedios claves
pa’ un enfermo por si acaso
que a uno lo saquen del paso
si la cosa está muy grave;
cuando hay un hombre que sabe
hace las cosas esatas
sin miedo a meter la pata
y no sea necesario
llamar al veterinario
pa’ que dé una pichicata.
Tenaza y llave hay que alzar
y el perno torniquetero,
herramientas que un puestero
no las debe de olvidar;
la cuchilla pa’ cuerear
y el lazo, es reglamentario,
muchos piensan lo contrario
tal vez aquel que no sabe,
pero es elemento clave
y pa’ un gaucho necesario.
Son todas estas vivencias
que hay en el campo, normal,
haciéndola cada cual
según sea su esperiencia.
Hoy el estudio y la ciencia
lo quieren modernizar
pero me pongo a pensar
que las tareas rurales
tiene dones naturales
que no se pueden cambiar.
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