(Pintura: Esteban Diaz Mathé)
- Llegué para devolverte
lo que me habías prestao.
Contento de estar curao...
Dando gracias a la suerte…
Quiso llevarme la muerte
con insistencia bravía
pero sigo todavía
redomoneando baguales
y aquí te traigo los reales
que me diste el otro día.
Además gracias, te digo,
porque andando en mala pata,
enfermo y con poca plata,
siempre estuviste conmigo.
En vos encontré un amigo
que ayudó sin pedir nada.
Hoy eso es cosa pasada
y traje al saber tu maña,
una botella de caña
pa’ agradecer la gauchada.
- Me siento contento, hermano,
por tan amable atención.
Y más grande es mi alegrón
verte enteramente sano.
Fue mi deber de paisano
hacer lo que hice con vos.
Y como crece en los dos
la amistá cada día más,
las gracias que a mi me das,
hay que dárselas a Dios.
No se cobra una gauchada
entre gauchos corazones.
Guardate esos patacones
que a mi no debés nada.
Arrimate a la enramada,
desensilla en la gramilla.
Voy a chairear la cuchilla
mientras bañás al overo,
porque tengo un buen cordero
pa’echar sobre la parrilla.
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