viernes, 23 de marzo de 2012

El jujeño Benitez

(Pintura: Eleodoro Marenco)

Como uno más de tantos
se juntó pa'los fortines,
y remitido a confines
de torturas y quebrantos.
Donde se regó con llantos
atroces a campo abierto,
donde un loco desacierto
al gaucho suelo lo empaña,
en la trágica campaña
que se llamó del desierto.

En defensas y desquites
de torbellinos momentos,
en los horrendos tormentos
de retiros y convites.
Allí el jujeño Benitez
se encontraba como a ciegas,
porque en sangrientas refriegas
en Trenque Launquén ardía,
"El Tres de Caballería"
que comandaba Villegas.

Torturado por el frío
el pobre gaucho jujeño,
que ni de su alma era dueño
como era su atavío.
Hambriento, sucio, sin brío,
hecho una sombra sobona,
a su vida pobretona
la salvaba de las dietas,
las rescoldadas galletas
que amasaba en las caronas.

Se quedaba en un letargo
pensando en su mamavieja,
o en la silenciosa queja
como en un perpetuo embargo.
De los robos lo hacían cargo,
lo hacían cargo de las cargas,
hacía las guardias amargas
en las temporadas frías,
y las tareas impías
en las jornadas más largas.

Pero en una "descubierta"
desertor lo habían creído,
o allá por Chimpay perdido
que era la coas más cierta.
Un piquete dió el alerta
que lo vieron de soldao,
entre unos pampas mezclao
cobrando su desgraciada
vida entre una rastrillada
desnudo y acribillao.

Cuando lo rodió la indiada
ni pudo hacer el intento,
de desanudar el tiento
del arma que traiba atada.
A sable fue la patriada
fue así que se defendía,
y mientras se le perdía
la fuerza que había en sus brazos
se adueñaban los lanzazos
de otro gaucho que caía.

El pobre gauchisolao
en el nombre de la madre,
invocó al Eterno Padre
después de lo que ha luchao.
Quien comentó emocionao
mas de uno frunciendo el ceño,
quien lo miró con desdeño,
quien lo trató duramente,
llegó a decir: ¡"qué valiente
ha sido el gaucho jujeño"!

(Pintura: Alfredo Mendez)

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