Conversaba Don ROSALES,
criollo modesto entrecano,
con otro viejo paisano
de cincuenta años cabales;
eran de edades iguales
Don ROSALES y ALMIRÓN,
ROSALES tenía el don
del amor y la alegría,
en cambio ALMIRÓN sentía
un cardo en el corazón.
Entre los dos discutían
cosas de los tiempos de antes,
citas y fechas distantes
que en los años se perdían.
Los nietos de ellos corrían
bulliciosos y joviales,
alegrando los zorzales
y el viejo sauce llorón,
mientras dudaba ALMIRÓN
y sonreía ROSALES.
ROSALES con la bonanza
de su espíritu ARGENTINO,
dijo con acento fino
pero en tono de alabanza:
-"¡Quién pudiera en la rodanza
a estos instantes volver,
que retrocediera el ser
hacia los tiempos de niños,
de inocentes desaliños
y horas de dulce placer".
"¡Tiempos!", suspiró el paisano,
"que como pájaros sueltos,
alegres y desenvueltos
corríamos por el llano;
y nuestra traviesa mano
quebraba un gajo frutal,
una rama de rosal
como destrozaba un nido,
y oir el afecto querido
de un consejo maternal".
"Piense usted si se pudiera
reencarnar la existencia,
con los años de experiencia
que cada vida viviera;
así es como yo quisiera
que se remozara el ser,
todo lo haría el saber
poniendo en cada actitud
la acción de la juventud
con la experiencia de ayer."
ALMIRÓN en forma ufana
arrugando el entrecejo,
repuso: -"Desde tan viejo
volver a la edad temprana;
es una locura humana
la de volver a partir,
para empezar a vivir
el dolor de cincuenta años
de hiel y de desengaños
y en el olvido morir."
"Guay si al nacer se supiera
lo que nos va a suceder,
si uno alcanzara a entrever
el futuro que le espera;
posible es que siguiera
y que se quedara allá,
pues para llegar acá
el hombre sufre y avanza,
tras una loca esperanza
que no sabe dónde está."
"Cómo en un adolescente
poner un alma tan vieja.
Que al día, llora y se queja,
que es triste y maldiciente;
meter en un inocente
cien años de ancianidad,
imposible dualidad
que dividen dos edades,
unir dos contrariedades
que es ley de desunidad."
"No interrumpa a esos jilgueros
en sus notas ARGENTINAS,
bulliciosas golondrinas
alegrando los aleros;
déjelos que placenteros
corran en loco tropel,
que giren en redondel
perfumado por mil rosas,
como tantas mariposas
que visitan el vergel."
"Volver al camino andado
sendas de tanto dolor,
cincuenta años de amargor
que los dos hemos pasado;
con el pecho lastimado
en una noche sin luz,
quién vuelve a cargar la cruz
para seguir el calvario,
tras el crudo itinerario
de las huellas de JESÚS."
"Conténtese, don ROSALES,
hablándole como criollo,
ya está en el borde del hoyo,
fin de todos nuestros males;
de las cosas naturales
se encarga la evolución,
en la ley de selección
una vida que fenece,
en esta vida florece
y todo es renovación."
-"Pitemos", dijo ROSALES,
"es tabaco de buena hoja,
me han causado honda congoja
sus sentencias capitales"...
Como dos amigos leales
se pusieron en razón,
y, uno y otro lagrimón
se perdían en tropillas
entre las barbas tordillas
de ROSALES y ALMIRÓN:
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