(Pintura: Pablo Uriburu)Yo soy un gaucho cantor
sin nombre ni apelativo,
que en el camino quebrao
de mi vida sin sosiego,
cansao a estos pagos llego
de tanto andar cimarrón;
y ansí traigo el mancarrón
de mi fortuna endiablada,
con la verija lonjiada
y las paletas sangrando,
dolores que voy sembrando
pa asigurar la pisada.
Mi vida es andar sesguiando
lo mesmo que el buscapié;
cuál es mi pago no sé,
ni pa qué patria la rumbeo...
tuitas las sendas tanteo
y en ninguna siento el pie.
Mi ley es darle al más flojo
juerza, concencia y valor,
y es mi fortuna mayor
no tener otra fortuna
en las noches que la luna
y en las mañanas el sol.
Es muy sencilla mi historia,
como áhura van a ver:
yo tuve rancho y mujer
y eso era toda mi gloria.
Con ella feliz vivía,
sin otras priocupaciones
que llenarla de atenciones...
Era un amor tan estrecho
que en su pecho o en mi pecho
cabían los dos corazones.
De mañanita cuando ella
domría en su manta pampeana,
yo entreabría la ventana
del rancho, por mis antojos,
y la besaba en los ojos
con la luz de la mañana.
Pero jué que como entonces
los tiempos no eran muy güenos,
yo salí a pagos ajenos
por no sé qué zafarrancho,
mientras el otro en mi rancho
dentró a ganarme terreno.
Ella al principio arisquió,
pero hembra, al fin, sin malicia,
se recostó a su codicia,
hasta que en una ocasión
pa vengar esa traición
tuve que hacerme justicia.
Y jué una noche... al volver
de cierto viaje estudiao
que naide había sospechao,
ridepente me colé
al rancho, y ahí lo encontré
pa mi desdicha al mentao.
¡'Ahijuna!... Tal jué mi grito;
pero el hombre que había sido
ventajero y prevenido
me disparó su pistola,
y en una dentrada sola
vengué mi honor de marido.
La china empezó a gritar...
Ahí nomás la iba a clavar...
mas Dios vino en su socorro...
¡Yo me acordé del cachorro...
y... no la pude matar!
Y ansina ando perseguido
lo mesmo que el avestruz,
y solo viendo al trasluz
de mi ilusión siempre blanca
¡que llevo la muerte en l'anca
y el desengaño en la cruz!
¡Ah! pero no he de aflojar
un palmo en esta carrera;
soy varón y p'ande quiera
que el ventarrón me arrempuje,
lo que de la cuna, truje
serán mi orgullo y bandera.
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