(Foto: Aldo Sessa)
Soy el gaucho sin igual
cuando en mi campero basto,
despierto el dormido pasto
al cruzar con mi bagual.
El que en razón es legal,
en apuros servidor,
el que en su alma con ardor
nobleza pura zurquea,
y el que alegre churrasquea
de un cordero al asador.
Soy gaucho que en triste estilo
se lamenta donde existe.
Como la tórtola triste
canta en el monte tranquilo.
Aquél que le sigue el hilo
a la más cruel desventura,
el que con constancia pura
duerme sobre su recao
sin que lo haya amedrentao
ni el tigre con su bravura.
Soy gaucho que al renacer
la brillación del oriente,
sobre el bagual, sonriente,
saluda el amanecer,
el que contento de ser
hijo de la pampa pura,
recorre la ancha llanura
con ademán altanero,
recibiendo del pampero
su delicada frescura.
Soy gaucho al que los dolores
lo castigaron tan fuerte
que sin temerle a la muerte
se ríe de sus rigores.
El que en primeros albores
de una aurora purpulina
canta una cifra ladina
tan triste como un gemido;
ecos de un gaucho nacido
en la gran pampa argentina.
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