"...guacho y gaucho me parecían lo mismo, porque entendía que ambas cosas significaban ser hijo de Dios, del campo y de uno mismo". (Don Segundo Sombra)
lunes, 28 de junio de 2010
Gauchada
Juí, los otros días, al poblao a tráirle
un frasco e'remedio pa mi pobre "china",
y dejando ajuera maniao el "matungo",
dentré a la botica.
No s'el boticario con qué ojos me vido,
qu'en mi cara mesmo,
se rilló ¡el "trompeta"! cuando li'hube dicho
que me diera un frasco lleno di "uso esterno".
Pero tuvo al punto que "arrollar las cuartas"
en cuanto me vide que achiqué los ojos,
y que, despacito, refalé la mano
por abajo el "poncho".
Corasón muy güeco, dejuro, el del hombre,
p'achicarse ansina, de primer dentrada...!
¡Si pá no morirse di arrollarse tanto,
llamó, p'agrandarse, la sangr'e la cara...!
Güeno...n'hubo nada... ¡Mintras misturaba
no sé qué ingredientes,
mis ojos, curiosos, se quedaron quietos
en un aparato que teniba enfrente.
Me dió el hombr'el frasco, y al dir disprendiendo
mi "carpincho" viejo, "campiando" moneda,
le pregunto: Diga: esa "romanita" que tiene áhi colgada
¿di ánd'es que l'engancha lo que pesa en ella?
Eso no es "romana", me dijo muy serio,
es un... ¡ni me acuerdo qué nombre le puso!
Lo traimos di Uropa, p'anunsiar los cambios
que ha é'tener el tiempo, en el día foturo.
¡Li "abrí la jareta"! Y una carcajada,
"machasa", de grande, llenó la botica.
Y áhura mesmo pienso qu'esas risas jueron
las que con más ganas yo largu'en mi vida.
Risas que salieron por boca y narices,
y hasta por los ojos, hechas lagrimones,
¡si hasta en la "barriga" sentía que andaban
en regolusiones!
Me miraba el hombre con la boc'abierta,
y los ojos grandes, "como el dos de oro".
Y en cuantito pude "sofrenar la cosa",
li hablé d'este modo:
- Ah don Boticario!
¡Que había sido gringo!
Mire que di Uropa, p'anunciar el tiempo,
tráir l'aparatito!
Yo que soy un gaucho
que de nada entiendo,
le digo ¡a la fija! si v'haser mañana
güen o malo el tiempo.
Cuando por la noche, di adentro 'e mi "rancho",
siento qu'el "chingolo" su estilito canta:
sin errari'el viaje, sé que al otro día
viento se levanta.
Cuando mi "Corbata", ¡perro macanudo!
s'echa pans'arriba,
y ansina está un rato, meniando las patas,
¡es agu'a la fija!
Si los "gallos" cantan temprano e'la noche,
-faltando a las reglas que tienen su canto-
vé usté, cuando vienen las "barras del día"
serrasón "machasa" qu'embellona el campo.
Dispués, mis heridas, y el sol y la luna;
los vientos, las ramas, y muncha otra cosa
me anunsian el tiempo mucho más en fija!
qu'ese aparatito que ha tráido di Uropa.
Y áhura, viejo, "escupa... que ha tragao un pelo!"
Pá otra güelta nunca si apure, don Gringo,
en ráirse de náides:
"qu'el último en ráirse, rái mucho más lindo".
...............................................
...............................................
Al voliar la pata pa montar, di güelta
la cara en el aire, y vide que varios
qu'estaban adentro, quedaban rillendo
del "papel tordillo" qu'hizo el boticario.
A mi compañero viejo
Cuando me acuerdo, mi amigo viejo,
de todo aquello que ya no existe,
junto a tu estaca, suspiro y dejo
un ¡ay! al verte sumido y triste.
Nada nos resta de nuestras mentas;
yo enfermo y solo, vos viejo y manco,
vamos quedando com'osamentas
que ni servimos p'andar al tranco.
Representamos dos existencias
ya en el ocaso de sus quereres;
como las mías son tus dolencias,
como los tuyos mis padeceres.
Tu pobre dueño su lazo arrolla;
vos ya no puedes pisar ande otros;
somos reflejos del alma criolla
que va muriendo como nosotros.
Yo me resisto dir galopiando;
vos ya no aguantas l'atropellada,
somos dos sombras que van pasando
pa dir a hundirse pronto en la nada.
Sombras que flotan sobre la pampa,
cuna de nuestros mejores ratos,
donde dejamos: vos con tu estampa,
yo con mis trovas, recuerdos gratos.
¿Quién no se acuerda de aquel paisano
que visitaba la pulpería?
sobre su lindo alazán, baquiano
p'abrirse cancha donde quería.
Hombre güenazo d'entre los güenos,
siempre dispuesto p'alguna farra
que ni en los bailes supo ser menos
ni tuvo envidia pa la guitarra.
¿Quién no se acuerda cuando el domingo
iba luciendo su apero e plata?
caracoleando con aquel pingo
que daba güelta sobre una pata.
Los aplaudía la concurrencia
en las reuniones con alborozo
al flete brioso por su presencia
y al gaucho noble por ser güen mozo.
Ni hubo novillo que no tendieran,
ni hubo carrera que no ganaran,
los dos en yunta parejos eran
por ande quiera que los buscaran.
Pero al fin todo va terminando,
ya somos viejos ¿pa qué servimos?
Sólo el recuerdo nos va quedando,
querido amigo, de lo que fuimos.
Contra la vida ya no es pelea...
Contra el destino no hay resistencia,
si una debemos perder, que sea,
mi alazán, ésta, con la existencia.
viernes, 25 de junio de 2010
Alvertencia
(Pintura: Carlos Montefusco)
Sobre'l lomo potro de mi campo crudo
-que nunca ha sentido de un arao la marca-,
prontos pa meyarles el filo a las rejas
estos altaneros tacuruses se alzan.
Son como celosos troperos que rondan,
engüeltos en ponchos de chilcas bagualas,
la tropa orejana de mis pensamientos,
mis libres ideas, mis chúcaras ansias.
Brujones que prueban el tiemple del campo,
perebas en ruda machés levantadas
que son pa mi orguyo lo qu es pal de un gaucho
el surco que le abre de frente una daga.
Por eso al que quiera cruzar los potreros
sin triyos que tiene la estancia de mi alma,
le alvierto que debe tranquiar muy dispacio
Sobre'l lomo potro de mi campo crudo
-que nunca ha sentido de un arao la marca-,
prontos pa meyarles el filo a las rejas
estos altaneros tacuruses se alzan.
Son como celosos troperos que rondan,
engüeltos en ponchos de chilcas bagualas,
la tropa orejana de mis pensamientos,
mis libres ideas, mis chúcaras ansias.
Brujones que prueban el tiemple del campo,
perebas en ruda machés levantadas
que son pa mi orguyo lo qu es pal de un gaucho
el surco que le abre de frente una daga.
Por eso al que quiera cruzar los potreros
sin triyos que tiene la estancia de mi alma,
le alvierto que debe tranquiar muy dispacio
si quiere librarse de alguna rodada...
Cavilando
(Pintura: Carlos Montefusco)
¡Qué porquera es la vida! ¡Puro dirse'n amagos!
Nos pasamos los años enfrenando esperansas,
que soltamos despiadas, a lo largo el camino,
sin poder apariarnos a la dicha desiada.
Cuando semos gurises, de ganosos por criarnos
pa ser libres y dirnos po'ande quieran las ganas,
nos parece qu'el tiempo march'a tranco'e tortuga
y que nunca yegamos a la edá 'mbicionada.
Pero dispués de mosos ya risulta distinto.
Los quereres comiensan abrir brocas en l'alma.
y un'angurria tan grande de vivirlos nos dentra
que cuasi no d'abasto la ración d'esperansas.
Y de aflitos que andamos por agenciar la dicha
ni sentimos los días, que de galope se alsan,
yevándose'n su juida promesas ya dijuntas
que se nos despintaron al dirnos a orejiarlas...
Hasta que un redepente nos encontramos viejos
y hayamos que jué un soplo la mocedá pasada;
que los deseos duraron lo que una brasa'e ceibo;
que jueron nuestros sueños como la espuma en l'agua.
Y entonce comprendemos qu'hemos andao al ñudo,
aplastando el matungo, mochando las rodajas,
sin conseguir más nada que una cansera bruta
y una runfla e ricuerdos p'amargarnos el alma.
Y queremos dar güelta, ser gurises de nuevo;
pero ya no podemos pegar la reculada;
hay que seguir pa'elante, metiéndole sidera,
aunque las juersas mermen y ya la fe'sté gasta...
¡Qué porquera es la vida! ¡Puro dirse'n amagos!
Nos pasamos los años enfrenando esperansas
pa campiar una dicha que, dejuro por hembra,
¡más matrera se pone cuanti más es desiada!
¡Qué porquera es la vida! ¡Puro dirse'n amagos!
Nos pasamos los años enfrenando esperansas,
que soltamos despiadas, a lo largo el camino,
sin poder apariarnos a la dicha desiada.
Cuando semos gurises, de ganosos por criarnos
pa ser libres y dirnos po'ande quieran las ganas,
nos parece qu'el tiempo march'a tranco'e tortuga
y que nunca yegamos a la edá 'mbicionada.
Pero dispués de mosos ya risulta distinto.
Los quereres comiensan abrir brocas en l'alma.
y un'angurria tan grande de vivirlos nos dentra
que cuasi no d'abasto la ración d'esperansas.
Y de aflitos que andamos por agenciar la dicha
ni sentimos los días, que de galope se alsan,
yevándose'n su juida promesas ya dijuntas
que se nos despintaron al dirnos a orejiarlas...
Hasta que un redepente nos encontramos viejos
y hayamos que jué un soplo la mocedá pasada;
que los deseos duraron lo que una brasa'e ceibo;
que jueron nuestros sueños como la espuma en l'agua.
Y entonce comprendemos qu'hemos andao al ñudo,
aplastando el matungo, mochando las rodajas,
sin conseguir más nada que una cansera bruta
y una runfla e ricuerdos p'amargarnos el alma.
Y queremos dar güelta, ser gurises de nuevo;
pero ya no podemos pegar la reculada;
hay que seguir pa'elante, metiéndole sidera,
aunque las juersas mermen y ya la fe'sté gasta...
¡Qué porquera es la vida! ¡Puro dirse'n amagos!
Nos pasamos los años enfrenando esperansas
pa campiar una dicha que, dejuro por hembra,
¡más matrera se pone cuanti más es desiada!
Castigo
(Pintura: Carlos Montefusco)
¡Amuélensén! ¿Quién los mandó ser brutos?
¡Lo qu hiso la gurisa stá bien hecho!
¿O se pensaron que por ser sus padres
le podían gobernar los sentimientos?
Si eya juyó siguiendo al que quería
la culpa jué de ustedes, ¡qué canejo!
¡Aguanten el sogaso sin lomiarse
y apriendan pa otra ves no errar tan fiero!
Porqu'el moso era pobre y no podía
ofrecerle más nada que su afeto,
le trancaron la puerta en las narices
dispués de destratarlo como a negro.
¿Qu importaba que juese l preferido
si carecía de mentas y dinero,
y a la gurisa ustedes la querían
p hacer negocio con su casamiento?
Creyeron que meniándole garrote
y hablándolé de honestidá y respeto,
iban a conseguir qu escarmentase
y arrancase de su alma aquel afeto.
¿Ignoraban dejuro que al cariño
naide es quién pa quitarle sus derechos,
que no agarra po el triyo que l endilgan
ni acata leyes, porqu es ley él mesmo?
¡Pucha! ¡Hay que ser escaso de carcume
pa no cáir en la cuenta e que van muertos
los que cren que se puede asujetarlo
metiéndose al torsal en sus deseos!
¿Que la gurisa al dirse jué una ingrata?
¡ Tan muy enquivocaos! ¡Tenía el derecho
que tienen tuitos de vivir su vida
y si voló del nido jué por eso!
¿Que procedió com'una sinvergüensa
porque quiso ser libre y rompió el cepo?
¡Hubiera sido pior que se vendiera
por unas vacas o un puñao de pesos!
¡Amuélensén! ¡Lo que les acontece
les está bien empliao por avarientos!
¡Aguanten el sogaso sin lomiarse
y apriendan para otra ves no errar tan fiero!
Cachimba
Sos lo mesmo que yo. Vivís p adentro,
ajen'a tuito lo que rodea.
Como nada tenés, ni esperás nada,
gastás el tiempo en rejuntar peresa.
Y no sentís curiosidá ninguna
por lo que pas'ajuera,
ni comprendés al viento ni al arroyo,
que corren siempre y siempre tienen priesa.
Vos no tenés apuro.
Sos como esos que ya han pegao la güelta,
cansaos de ver que tuitos los caminos
no son más nada qu'esperansas güecas.
Dejuro'e tanto cavilar a solas
te jué projundisando la tristesa,
y aprendiste ansina qu'en la vida
dirse o quedar lo mesmo fastidea.
Por nada te afligís. Pasás el día
sin quejarte del sol, que te chucea,
y a veces se propasa y te desnuda
pa vichar hasta el fondo'e tu agua quieta.
Sólo al cielo querés. Él es tu amigo.
Naides más has hayao que te comprienda.
Por eso, cuando ves qu está contento,
te alegrás vos también y sos güena.
A ocasiones se agarran de retoso:
él t'enyena de nubes, t'ensucea,
y vos lo arremedás, pa desquitarte,
luciendo los colores qu él amuestra.
Como si jueran novios,
otras veces las priendas se cambean:
vos, por el día, l emprestás tu espejo,
y él, de noche, t empresta sus estreyas.
Con eyas te pasás hasta que aclara,
entretenida en ver cómo chispean,
dispertando la envidia
de los bichos de lus que pasan cerca.
Y no ambicionás más. Eso te basta
pa dir engambelando la esistencia.
¡Que corran los arroyos y los vientos!
Vos preferís quedar pescando estreyas.
Sos lo mesmo que yo. Tamién yo vivo
sin ruido y aplomao por la peresa;
tamién me gusta cavilar a solas
y rumiar dispacito mis tristesas.
Sos lo mesmo que yo. Sin afligirnos
refalamos los dos por la esistencia.
A vos te basta un redondel de cielo
¡y a mí la intimidá de una vigüela!
Chapetonada
¡Pucha gurí cristo! Porque una chirusa
te ha ladiao el anca,
ya cres que la vida no vale un comino
sin esa julana.
Y pasás en claro las noches enteras,
pita que pita, pensando bobadas;
y tuito el día vivís desinquieto,
dando güeltas, mesmo que perro con sarna.
Y al ñudo las brujas te dan venceduras,
yuyos y porquerías pa poder ligarla;
y al ñudo el pulpero t'enyena la copa
porque ya ni gusto li hayás a la caña...
¡No siás maturrango! ¿No ves qu'esa china
juyó porqu'es maula?
Buscá una que tenga la marcha pareja.
¡Yegua e dos galopes no sirve pa nada!
¡Tragáte esa pena! ¡Sé macho, canejo!
¡Si entuavía pa 'elante tenés muncha cancha!
¡Si el mundo es machaso y está yeno e rumbos
pal que sólo tiene veintiaños en l'alma!
miércoles, 23 de junio de 2010
Me echaron del puesto
- Buenas tardes mi mama...
¡Venga mi vieja que le encaje
un beso grandote en la trompa!
- Quédese quieto;
semejante hombraso con esos bigotes
Y haciéndose el chico?
- ¡¡¡Es que Mama, vengo de alegre!!!
¿No le digo el antojo?,
- Va a cumplir los treinta
Y anda aragañando con sus sentimientos...
Dígame, ¿ya ha encontrao novia?
- No me eche agua fría,
Que mientras usted viva
No habrá moza por más linda,
Que sea capaz de meter
la pata d'entro el rancho;
Mi mama es mi novia
y acabao el cuento.
- ¿Le hacen mayordomo?
- ¡Qué mayordomo ni qué mayordomo,
endivine?
- ¿Le aumentaron el sueldo?
- ¡Qué sueldo ni qué sueldo!.
Quiere que le diga por qué vengo alegre?
Me echaron del puesto!
-Cómo dice?
Que le han echao del puesto
Y usté viene alegre?
- Sí, pero una vez que usté sepa por qué me despiden
Me va a creer más su hijo...
Hace una semana
Llegó la patrona y el patrón del pueblo,
Con ellos trujeron al hijo;
Un mozo que dicen que es leído
porque estudia en los libros,
toma té con wiskhy,
se pinta las uñas...
pero tiene más humo:
ese palo verde
que usté ha echao en el fuego.
Ayer hubo fiesta en la estancia
y el mocito biodo, maltrató al boyero,
anduvo a palos con peones y perros;
cuando vide que el patrón con tuita justicia,
vino a pedirle al hijo, se estuviese quieto,
el patrón fue quien tuvo que irse dentro.
Luego, ¡vino la madre!
Para qué venir…
Conforme la pobre viejita,
Vino a pedirle al hijo se estuviese quieto.
Se ensañó en la pobre;
Lo maldijo a Dios!
Y cuando esa pobre madre vino a arrodillarse,
la tomó de un brazo, la apretó fuerte,
la tiró en el suelo,
y después, no me acuerdo...
Se me fue el sentío, me tapó una sombra,
lo alcé por los aires y lo estrellé contra el suelo.
No sé si lo he dejao allí tirao, creyéndolo muerto
porque pensé que era usté esa madre
y yo ese mal hijo que había educado el pueblo.
Y quise matarlo,
deshaciendo ese hijo que olvidó en los libros
lo que un ignorante de los ranchos nuestros,
ni borracho, ni loco, se olvida un momento.
Y aquí estoy...
Déjeme que le encaje un beso grandote en la trompa!
Deje que llore uno chiquitito pegadito en su seno.
Deje que me sienta un chiquilín de nuevo,
mientras grito alegre: ¡Me echaron del puesto!
miércoles, 9 de junio de 2010
Mi perro
(Pintura: Carlos Montefusco)
Calló a mi rancho hace muncho,
tanto, que a penas me acuerdo;
de entrada nomás quedamos
de vos y ché con mi perro.
No nos sacamos la oreja
pa cuidarnos y querernos
del fondo de la amistá
nos salen salamereos.
Me ganó una tarde de esas
que en verano son de invierno;
lo vide llorar a solas
mirando pal cementerio.
Aquel camposanto estaba
mesmo en la falda de un cerro;
yo truje del la dureza
de sus piedras y el silencio.
Dios puso el llanto en los hombres
pa aliviarles sufrimiento
y regar flores del olvido
que crecen en el misterio.
Más que yo no sé de lágrimas,
hace, quien sabe qué tiempo,
me han resecao los mormasos
los caminos y el pampero.
Y que venga un perro criollo
-muncho mas criollo que perro-
a llorar mas que el que quiso;
da bien pa remordimiento.
Cuando desensillo el moro
pa medirlo en un cotejo,
el se echa sobre el recao
y, cuidao que esto es ajeno.
Y ande me mame y no alcance
a estribar ni sobre un cerco,
mientras yo duermo, el me tiene
el caballo del cabresto.
Una noche, -aunque Dios sabe-
que yo ni mamao peleo,
cuasi mato un mal hablao
si no lo salva mi perro.
Quemaba la pulpería
ardiendo el alcohol y juego,
y las rodajas bordaban
signos trágicos al suelo.
Cuando eché mano al facón
pa parar al pendenciero
me asujetaron el brazo
cuatro colmillos de fierro.
Valiente el otro paisano
cuando me vió prisionero
dio un paso atras esperando
que me largara mi perro.
No sabe el pobre animal
por más que nos entendemos
lo que valió su gauchada
y cuanto se lo agradezco.
Calló a mi rancho hace muncho,
tanto, que a penas me acuerdo;
de entrada nomás quedamos
de vos y ché con mi perro.
No nos sacamos la oreja
pa cuidarnos y querernos
del fondo de la amistá
nos salen salamereos.
Me ganó una tarde de esas
que en verano son de invierno;
lo vide llorar a solas
mirando pal cementerio.
Aquel camposanto estaba
mesmo en la falda de un cerro;
yo truje del la dureza
de sus piedras y el silencio.
Dios puso el llanto en los hombres
pa aliviarles sufrimiento
y regar flores del olvido
que crecen en el misterio.
Más que yo no sé de lágrimas,
hace, quien sabe qué tiempo,
me han resecao los mormasos
los caminos y el pampero.
Y que venga un perro criollo
-muncho mas criollo que perro-
a llorar mas que el que quiso;
da bien pa remordimiento.
Cuando desensillo el moro
pa medirlo en un cotejo,
el se echa sobre el recao
y, cuidao que esto es ajeno.
Y ande me mame y no alcance
a estribar ni sobre un cerco,
mientras yo duermo, el me tiene
el caballo del cabresto.
Una noche, -aunque Dios sabe-
que yo ni mamao peleo,
cuasi mato un mal hablao
si no lo salva mi perro.
Quemaba la pulpería
ardiendo el alcohol y juego,
y las rodajas bordaban
signos trágicos al suelo.
Cuando eché mano al facón
pa parar al pendenciero
me asujetaron el brazo
cuatro colmillos de fierro.
Valiente el otro paisano
cuando me vió prisionero
dio un paso atras esperando
que me largara mi perro.
No sabe el pobre animal
por más que nos entendemos
lo que valió su gauchada
y cuanto se lo agradezco.
Mis manos
Tengo unas manos guenas
pa la guitarra;
no las quise pal naipe
ni pa la lanza.
Me gusta que me ayuden
en las domadas,
o cuando trienzo lazos
o coso guascas...
Suelen hacer primores
cuando entrelazan
costuras o triencitas
de muchas layas.
En las riendas de un potro
¡son unas bárbaras!
Al extremo de un lazo
-dispués que pialas-
le hacen sonar a un toro
pesao, el anca.
La derecha es más diestra
-nació vaquiana-;
a la zurda le lleva
muncha ventaja,
suele hacerse la artista
con una taba,
la deja tiro a tiro
como pegada.
Cuando se alarga a un criollo,
sincera y ancha,
me lleva sin permiso
todita el alma.
Si pa algo no me sirven
es pa la plata;
se les güelve misterio
peso que agarran...
Como tienen tan poco, que dar,
se alargan,
en caricias de seda
nobles y humanas.
Yo las quiero por güenas,
¡son unas santas!
A la derecha a veces,
le tengo rabia
porque en los mostradores
me apura cañas.
Menos mal que son güenas
pa la guitarra.
jueves, 3 de junio de 2010
Homenaje a Juan Carlos Bustriazo Ortiz
Querido hermano "académico" te hundiste lentamente en el estrellerío... ¡hoy brindan los ángeles en el vaso de tu alma!
¡Abrazo del Gauchoguacho hasta volver a encontrarnos en el estilo de una calandria!
El tubiano
La yuvia mansa'e setiembre
cáia como acariciando,
y se iba hundiendo en la tierra
como una reja de arao,
las flores de un duraznero
de gotas'eiban perlando
y un sauce yoraba lágrimas
qu'el cielo le'abía emprestao.
Con un vientito del este
le seguía el agua pegando
y mientras yo en el galpón
le daba la forma'un lazo
buscando el reparo'el monte
se'abía echao mi cabayo...
de pronto... una puñalada
abrió las nubes de un tajo
y un rayo con blanca luz
alumbró negros presagios.
Con la cola entre las patas
los ovejeros dentraron,
se'charon cerquita mío
y se quedaron temblando,
y ai se largó un chaparrón
que quedó el campo blanquiando,
y fue el de la compostura
porque el pampero baquiano
empezó 'apartar las nubes,
dispacio las jué cortando,
se las echó por delante
y pa'l naciente rumbiaron.
Agarré el freno, el rebenque,
el cuerito bajo el brazo
y cuanto dejó 'e yover
salí'agarrar mi tubiano.
¡Qué cosa rara! Esta vez
no lo vide retozando
y ai se me clavó una espina
qu'asta hoy me sigue chuciando.
Casi en el mesmo lugar
pero aura largo a largo,
estaba el cuerpo sin vida
de quien pa'mi jué un hermano,
y sentí que adentro mío
también había cáido un rayo...
marrones ojos sin luz
pareció que me miraron...
se me ñublaron los míos
de dolor atormentados
y un chaparrón de ricuerdos
de a poco los jué mojando.
Lo vi cuando era potriyo
con su madre juguetiando
aqueya primera vez
que lo monté, pa'manasarlo.
¡Cómo corcovió aquél día!
me hizo manotiar los bastos...
pero dispués s'entregó
más amigo que un crestiano.
¡Si habremos bandeao caminos
a lo largo 'e tantos años!...
Aura te me fuiste solo
cuando el camino es más largo,
justo me has dejao de a pié
cuando se a'cortao mi tranco,
y de tanto trienzar tiempo
ni juerza tengo en las manos,
cuando a la güeya'e mi vida
de un galopito l'andábamos
ya estoy viendo la tranquera
que sale al camino largo
y va derecho al potrero
ande andarás retozando.
Cuando un chaparrón de estreyas
se descuelgue en esos pagos,
en cuento deje'e yover
me verás yegar, tubiano,
con el freno y el rebenque
y un cuerito bajo el brazo...
cáia como acariciando,
y se iba hundiendo en la tierra
como una reja de arao,
las flores de un duraznero
de gotas'eiban perlando
y un sauce yoraba lágrimas
qu'el cielo le'abía emprestao.
Con un vientito del este
le seguía el agua pegando
y mientras yo en el galpón
le daba la forma'un lazo
buscando el reparo'el monte
se'abía echao mi cabayo...
de pronto... una puñalada
abrió las nubes de un tajo
y un rayo con blanca luz
alumbró negros presagios.
Con la cola entre las patas
los ovejeros dentraron,
se'charon cerquita mío
y se quedaron temblando,
y ai se largó un chaparrón
que quedó el campo blanquiando,
y fue el de la compostura
porque el pampero baquiano
empezó 'apartar las nubes,
dispacio las jué cortando,
se las echó por delante
y pa'l naciente rumbiaron.
Agarré el freno, el rebenque,
el cuerito bajo el brazo
y cuanto dejó 'e yover
salí'agarrar mi tubiano.
¡Qué cosa rara! Esta vez
no lo vide retozando
y ai se me clavó una espina
qu'asta hoy me sigue chuciando.
Casi en el mesmo lugar
pero aura largo a largo,
estaba el cuerpo sin vida
de quien pa'mi jué un hermano,
y sentí que adentro mío
también había cáido un rayo...
marrones ojos sin luz
pareció que me miraron...
se me ñublaron los míos
de dolor atormentados
y un chaparrón de ricuerdos
de a poco los jué mojando.
Lo vi cuando era potriyo
con su madre juguetiando
aqueya primera vez
que lo monté, pa'manasarlo.
¡Cómo corcovió aquél día!
me hizo manotiar los bastos...
pero dispués s'entregó
más amigo que un crestiano.
¡Si habremos bandeao caminos
a lo largo 'e tantos años!...
Aura te me fuiste solo
cuando el camino es más largo,
justo me has dejao de a pié
cuando se a'cortao mi tranco,
y de tanto trienzar tiempo
ni juerza tengo en las manos,
cuando a la güeya'e mi vida
de un galopito l'andábamos
ya estoy viendo la tranquera
que sale al camino largo
y va derecho al potrero
ande andarás retozando.
Cuando un chaparrón de estreyas
se descuelgue en esos pagos,
en cuento deje'e yover
me verás yegar, tubiano,
con el freno y el rebenque
y un cuerito bajo el brazo...
El pago
(Pintura: Carlos Montefusco)
En mi sangre hay sangre pampa
ya ni recuerdo de quién,
más tuitos los que me ven
la aprecean en mi estampa;
mi vida en la zona acampa
hace ya muchos inviernos,
dende mis años más tiernos
a estos, los más bichocos...
¡que si aura me quedan pocos
quiero acá el descanso eterno!
Tanto mama como tata
nacieron por esta tierra,
la que'n el descanso encierra
sigún mi cencia rescata
-de un tiempo que no se data
pero que esiste en las mentas-
a tuitas las osamentas
de agüelos ¡y más que agüelos!,
los que han engordao el suelo
ande este pago se asienta.
Y si aura estoy pa'criar grasa
como pa'cebo de vela,
la vida antaño, jue escuela
que me enseñó sin mordaza,
y como crioyo de raza
¡a caballo me eduqué!;
de postiyón principié,
dispués, jui pión de un carrero,
también anduve'e resero
y en algún caso amansé.
Y ansí al andar de la vida
el del lao zurdo del pecho
se me puso un día al acecho
¡y ahí se acabó mi partida!:
me acoyaré deseguida
a una crioya querendona,
y asosegué mi persona
conchabao como puestero,
en campos de un estanciero
acreditao de la zona.
Hoy, ricordando el ayer,
yo que crucé tanto pago
siento orguyo y siento halago
por el que me vio nacer.
Y anque no es mucho a mi ver
lo que'n mi sesera suena,
desataré la cadena
que'ngriya la rilación,
pa'hacer la ricordación
del Pago'e la Madalena.
En mi sangre hay sangre pampa
ya ni recuerdo de quién,
más tuitos los que me ven
la aprecean en mi estampa;
mi vida en la zona acampa
hace ya muchos inviernos,
dende mis años más tiernos
a estos, los más bichocos...
¡que si aura me quedan pocos
quiero acá el descanso eterno!
Tanto mama como tata
nacieron por esta tierra,
la que'n el descanso encierra
sigún mi cencia rescata
-de un tiempo que no se data
pero que esiste en las mentas-
a tuitas las osamentas
de agüelos ¡y más que agüelos!,
los que han engordao el suelo
ande este pago se asienta.
Y si aura estoy pa'criar grasa
como pa'cebo de vela,
la vida antaño, jue escuela
que me enseñó sin mordaza,
y como crioyo de raza
¡a caballo me eduqué!;
de postiyón principié,
dispués, jui pión de un carrero,
también anduve'e resero
y en algún caso amansé.
Y ansí al andar de la vida
el del lao zurdo del pecho
se me puso un día al acecho
¡y ahí se acabó mi partida!:
me acoyaré deseguida
a una crioya querendona,
y asosegué mi persona
conchabao como puestero,
en campos de un estanciero
acreditao de la zona.
Hoy, ricordando el ayer,
yo que crucé tanto pago
siento orguyo y siento halago
por el que me vio nacer.
Y anque no es mucho a mi ver
lo que'n mi sesera suena,
desataré la cadena
que'ngriya la rilación,
pa'hacer la ricordación
del Pago'e la Madalena.
Esquila
Ahí vino y me tocó el hombro
la mano del vellonero;
una ficha pa’ mi lata
y un vellón, pa’l estanciero.
Está linda la majada,
mucha suarda bien sudada,
y la tijera dispara
como una boga en el agua.
Hoy esquilé ciento treinta,
vellón, barriga y garreo;
y de barrerme la cancha
se me cansó el benteveo.
¡Jue pucha, bicho pesa’o!,
rezonga el agarrador,
y a contraluz en la bolsa,
malambea el embolsador.
Ahí vino y me tocó el hombro
la mano del vellonero;
otra ficha pa’ mi lata
y un vellón, pa’l estanciero.
Es la vida del zafrero,
mucho sudor, poca plata,
muchos cuentos y promesas,
pa’ seguir viviendo a gatas.
Yo sé doblar la cintura,
pero no doblo el cogote,
ni ando buscando comparsa
pa’ salir a dar chicote.
Ahí vino y me tocó el hombro
la mano del vellonero;
otra ficha pa’ mi lata
y otro vellón... de mi cuero.
.............................
Benteveo: Peón principiante, que realiza las tareas menos complejas.
Comparsa: Grupo de trabajo que realiza la esquila, compuesto por el esquilador, el agarrador, el embolsador y el benteveo.
Ficha: Elemento que se va introduciendo en un recipiente, para contar la cantidad de animales esquilados por cada uno de los esquiladores.
Vellonero: El hombre de confianza del estanciero, que controla todo el proceso.
Zafrero: Cada integrante de la comparsa que realiza la tarea, a la que se llama zafra lanera.
El poncho
Siendo yo niño, murió
mi padre en una pelea.
Valiente como el que sea,
o tal vez más, digo yo…
..............................
Y de su vida quedó,
que se quebró de raíz,
de aquel buen tiempo feliz,
cinturón, bolas preciosas,
carteras y, entre otras cosas,
un hermoso poncho gris.
Lindo poncho de verdad
que recuerdo con cariño,
y era en mis sueños de niño
imagen de quien no está.
Si existe quién lo usará,
hoy me digo, si me pierdo,
si mando un recuerdo lerdo,
poncho, por dónde andarás;
llego a pensar si serás
sólo el sueño del recuerdo.
Poncho, por qué te has perdido
en las vueltas de la vida,
como la vida perdida
de aquel varón elegido,
cuyo recuerdo encendido
quiebra la voz cimarrona
de nostálgica persona
de sien y cabeza cana,
alto el sol de la mañana,
estas décimas entona.
Otros ponchos he tenido
en la vida y la tarea,
tela fina, tela fea,
ponchos que he usado y querido.
Año tras año he vivido
andando y andando tanto,
y si afronté sin espanto
priedo y dolor cual mi padre,
otro no hallé que me cuadre
como ese poncho que canto.
mi padre en una pelea.
Valiente como el que sea,
o tal vez más, digo yo…
..............................
Y de su vida quedó,
que se quebró de raíz,
de aquel buen tiempo feliz,
cinturón, bolas preciosas,
carteras y, entre otras cosas,
un hermoso poncho gris.
Lindo poncho de verdad
que recuerdo con cariño,
y era en mis sueños de niño
imagen de quien no está.
Si existe quién lo usará,
hoy me digo, si me pierdo,
si mando un recuerdo lerdo,
poncho, por dónde andarás;
llego a pensar si serás
sólo el sueño del recuerdo.
Poncho, por qué te has perdido
en las vueltas de la vida,
como la vida perdida
de aquel varón elegido,
cuyo recuerdo encendido
quiebra la voz cimarrona
de nostálgica persona
de sien y cabeza cana,
alto el sol de la mañana,
estas décimas entona.
Otros ponchos he tenido
en la vida y la tarea,
tela fina, tela fea,
ponchos que he usado y querido.
Año tras año he vivido
andando y andando tanto,
y si afronté sin espanto
priedo y dolor cual mi padre,
otro no hallé que me cuadre
como ese poncho que canto.
Milonga del desdichado
Yo sé que existe el camino
ése que no conocí,
donde me están esperando
rancho, mujer y gurí.
Caminito con su arena,
paraíso y bienteví,
para caminarlo al paso,
para intimarlo feliz.
Con su tosca sonrosada
de cosas de macachín
y tijeretas que cortan
los crespos desde el (inteligible)
Yo sé que existe el camino
ése que no conocí...
Ya blanqueando la melena,
la barba tirando a gris,
conocido en cien parajes
y él conocedor de mil.
Pasa junto a la lechuza
del callejón infeliz,
se descubre a un camposanto,
blanquito como un jazmín.
Arma un toro. Al encenderlo
con yesca de viborí,
saluda a gente de carro,
un hombre y un chiquilín.
Y se dice, convencido,
yo podría andar así,
porque sólo es desdichado
el que pudo presentir
que otra vida lo esperaba
y la perdió por ahí.
Yo sé que existe un camino
ése que no conocí,
donde me están esperando
rancho, mujer y gurí.
ése que no conocí,
donde me están esperando
rancho, mujer y gurí.
Caminito con su arena,
paraíso y bienteví,
para caminarlo al paso,
para intimarlo feliz.
Con su tosca sonrosada
de cosas de macachín
y tijeretas que cortan
los crespos desde el (inteligible)
Yo sé que existe el camino
ése que no conocí...
Ya blanqueando la melena,
la barba tirando a gris,
conocido en cien parajes
y él conocedor de mil.
Pasa junto a la lechuza
del callejón infeliz,
se descubre a un camposanto,
blanquito como un jazmín.
Arma un toro. Al encenderlo
con yesca de viborí,
saluda a gente de carro,
un hombre y un chiquilín.
Y se dice, convencido,
yo podría andar así,
porque sólo es desdichado
el que pudo presentir
que otra vida lo esperaba
y la perdió por ahí.
Yo sé que existe un camino
ése que no conocí,
donde me están esperando
rancho, mujer y gurí.
martes, 1 de junio de 2010
Herencia pa'un hijo gaucho (fragmento)
Soná guitarra pampera
que preciso tu tristeza,
encerrame en la tibieza
de tu embrujo celestial,
que en esta gota de sal
es un gaucho el que te besa.
En el divino torrente
de tu eterno divagar,
tal vez se logre ensamblar
mi copla lenta y tristona,
y en gravísimas bordonas
al cielo quiera llegar.
Si me falta por sobrarme
lo que me sobra al faltar,
si no me puedo ensartar
en tu madero dolido,
del camino recorrido
sé que nada ha de quedar.
De tu boca sentí el beso
mas dulce y mas soñador.
De tu seno vibrador
el respiro que es umbroso
y hasta me sentí celoso
del zorzal que te anidó.
Que bueno saber que soy
prolongación de tu ser,
que lindo sería saber
si mañana cuando muera
con restos de tu madera
en árbol vuelva a nacer.