Acaricio el diapasón
y apenas mi voz levanto
ya en el vergel de mi canto
florece la tradición.
Mi canto no es un malón
que viene a buscar pelea,
es la valiosa precea
que vislumbra entre el gauchaje
y enredao entre el cordaje
como un potro bellaquea.
Nació pal tiempo'e la trilla
cuando el sol que es un tesoro
cae como una lluvia de oro
marchitando la gramilla;
fue bautizao en la orilla
del río Quequén salao
y anduvo tras del arao
entre cuervos y gaviotas,
desparramando las notas
que el viento le había enseñao.
Se abraza con la laguna,
con el junco y la totora
y el arrebol de la aurora
lo acoyara con la luna,
el alfalfar fue su cuna,
su almohada el pasto llorón
y tiene una condición
que no la tiene cualquiera
pues lleva la patria entera
metida en el corazón.
Dicen que es triste mi canto
pero esa no es la verdad
lo que tiene es seriedad
yo no le conozco el llanto;
tal vez no le sobre encanto
pero es fiel a su manera
y si algún ritmo de afuera
pretende echarlo a un costao
morirá como un soldao
por defender la bandera.
un saludo desde Nueva Zelanda paisano
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