(Pintura: Molina Campos)
Incansable compañera
veladora de mis sueños
ya dejé de ser tu dueño
vieja y humilde bajera,
como puntual y campera
ninguna pudo ganarte
cuando el recao formó parte
en yerras y montoneras…
pa’ montar sos la primera
pero la última en bajarte!
Aprecio tu condición
y tu nobleza venero,
soy siempre tu compañero
en el campo y el galpón,
en las mugres del rincón
estoy con vos en el suelo,
lo mismo que un tigre en celo
te van a velar mis glosas.
¡Oh! mezcla gaucha y gloriosa
de sangre, sudor y pelo.
Recuerdo tantas jornadas
que me duele el corazón,
donde vos fuiste colchón,
asiento, cobija, almohada;
te vieron en las patriadas
sobre los potros clinudos,
ninguno como vos pudo
proteger al que cayó
y entre tus brazos murió
el gaucho más corajudo.
No le temés al mañero
ni desprecias al enteco
y está grabada en tus flecos
la historia de los troperos;
cualquier perro es tu aparcero,
cualquier lomo es tu querencia;
ya se nos va tu presencia
reculando en lucha franca…
Te vas corriendo pa’l anca
del bagual de la esistencia.
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