Al trotecito de una milonga
pa' que no muera el canto sureño,
ahi va mi verso que se prolonga
siguiendo el hilo de un largo sueño;
un largo sueño de guitarreadas
con mate amargo junto al fogón,
donde dos manos bien preparadas
cosechan notas del diapasón.
Cantor sureño, paisano pampa,
peón de carreta, manos curtidas,
que domingueando su gaucha estampa,
nunca su flete se fue en partidas.
Y si a una doma lo convidaron,
montao en pelo fue domador,
después las mozas lo comentaron
"ahí va un sureño, guapo y cantor".
Cantor sureño, cantor tranquilo,
que si lo adornan con un floreo,
a la milonga le saca filo
y corta lindo en el bordoneo;
y si en las yerras como él no hay otro,
en cualquier cosa se priende igual,
le da lo mismo buscar un potro
que una guitarra pa'echarle un pial.
Y al trotecito de una milonga
va por la pampa con su cantar.
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