viernes, 17 de enero de 2014

Molino de la tapera (Cifra)



Ayer brilló tu figura
cuando el sol te acariciaba,
los vientos que te golpeaban
se hacían canto en tu altura,
en mi memoria perdura
aquella plateada estampa,
herguido como una guampa
y firma cual centinela,
eras una escarapela
sobre el pecho de la pampa.

En tu armazón de ruido,
chapas y fierros doblados,
todo el ayer se ha quedado
pa'hacerle frente al olvido,
sólo un pájaro ha querido
demostrarte su amistad,
y en lo que fue la mitad
junto a un caño retorcido,
un hornerito hizo el nido
p'alegrar tu soledad.

Vas muriendo en el olvido,
los vientos te doblegaron,
y los años te dejaron
triste, arrumbao, abatido,
ya no se escucha un chirrido
de los que'nantes tuvieras
y solo a tu lado queda
ese tupido cardal
que asiste a tu funeral
molino de la tapera.

Restos de la Pampa



(Dibujo: Justo Errecaborde)

Un manto de cebadiya
está cercando la loma
que oculta su policroma
entre un malón de castiyas.
Hay un hombre en la gramiya
quebrao por una rodada
y la vidriosa mirada
muestra que’l dolor es tal,
…¡si mirando el animal
no hace falta ver más nada!

¡Arrancó con el bozal
tierra, raíces y pasto
y con la punta del basto
dejó un surco colosal!
-Cuánto riesgo por un rial
y comer una picana-…
pa’ pior, la pluma liviana
y comienza el “Turco” piyo:
“que’s época de martiyo”
y que “va’umentar mañana”.

Mudo el campo. La esperanza
de que cruce algún paisano
es un consuelo lejano,
un puntito en lontananza.
Mientras que la noche avanza
con paso sentenciador
puede ver el boliador
que la luz del nuevo día,
la apagaba… o la encendía
la mano del Salvador.

Tal vez montó con esfuerzo
el gaucho de mi poesía,
de saberlo: la alegría
estreyaría este verso.
De cualquier modo el reverso
de estas décimas descampa
una peligrosa trampa,
que puede costar la vida,
cuando el coraje convida
en los restos de la pampa.

Brasa'e pucho



Amolao de las retinas
me voy quedando de a poco
y he de andar medio bichoco
en horas que’stán vecinas;
pues… quedaré en las cocinas
como pa’lgún relanceo
que anque’s poco lo que veo
‘tando los ojos ñublao,
mirar… mira el del costao
a juzgar lo que apreceo.

Y en verdá se ve destinto
cuando mirar se procura
…que se ve cada lindura
que ni con palabras pinto!
Por costumbre le requinto
el ala gacha’l sombrero,
y mirando pa’l potrero
devisando, como en antes,
se vienen a mi arrogantes
las andanzas de campero.

Y golviendo pa’l fogón
ande está el mate’nsiyao,
rumbeo en el encordao
los sones de un pericón,
me hace buya el corazón
y hay un flamiar de bandera
yenándome la moyera
patriótico regocijo
de “Fiestas Maya”, colijo,
que’n el poblao, antes viera.

¡Santo Dios… p’ande rumbió
mi pensamiento matrero!
(Ganó el campo y a lo tero
ande vido algo, gritó)
Pero… ¡tá que lo tiró!,
¡que ganas de cavilar!
si anque mermao el mirar
aún me doy maña pa’ mucho.
(Soy como brasa de pucho
que’s poco, y sabe briyar…).

12/05/1992, en el 71 aniversario del natalicio de mi padre

miércoles, 15 de enero de 2014

Payador (Poema criollo)



a José Curbelo y Roberto Ayrala

Si yo digo la Patria cuando canto
no digo el sol egregio,
no digo las banderas tremoladas,
ni su trazo de cóndores en vuelo;
ni el peñón angular de tierra arada,
ni el patrimonio cardinal del cielo.
Si yo digo la Patria
cuando canto
y la Patria es palabra y sentimiento,
yo digo Payador;
yo digo padre
del canto popular con fundamento.

Porque la Patria
no se funda con sangre solamente,
ni se forja a fusil y a bayoneta,
ni se adorna con cienta azul celeste.

Porque la Patria
es más que el surco virgen y la espiga,
más que el tendón de acero en los talleres,
más que la acequia azul de la vendimia.

Porque la Patria es canto;
tu canto, Payador,
la voz humana
que grita libertad en la pelea,
es el brazo sin arma que aniquila
y es cantón infranqueable en la frontera.

Tu canto es ala y pluma, vuelo y grito,
es relato e injuria, arenga y flecha,
es pendón entibiado por la endecha
y la herida sin sangre del cielito.

Payador
cuando cantes,
sé invencible,
sé libre, sé inmortal;
que tu canto reparta el sol americano
por la curva de luz de las gargantas;
que tu mano
defienda su bordón como una garra
y florezca en tu décima infinita
el árbol nacional de tu guitarra.

Para que todos sepan en América
si dicen Payador
que han dicho Patria.


martes, 14 de enero de 2014

Poema a la Guitarra



Hecha de miel y pesares
y con espuma de lágrimas.
Con besos de luna llena,
con sangre de madrugadas.
Hecha con lumbre de auroras
y rumor de acequias claras.
Madura de soledades
bajo las estrellas altas.
Nace cien veces la música
del fondo de la guitarra.

Su madera no es madera:
es una selva incendiada.
Crisol de todas los cantos.
Dolor de todas las ramas.
Para volar en la noche
tiene dos manos por alas.
lleva la música, lejos
bajo las estrellas altas,
y siempre nace y renace
del fondo de la guitarra

Vino la guerra mordiendo
la libertad de la Patria.
Crecieron las montoneras,
potros, galopes y lanzas.
Vinieron tiempos de siembra.
Nació la semilla clara.
Cantó la tierra olorosa.
Florecieron las mañanas,
y se llenó de cantares
la selva de la guitarra.

Pena de los trovadores
es pena dulce y amarga;
dulzura de dar la dicha,
amargor de no lograrla.
Arquitecto de consuelos
sólo tiene noche larga.
Herida que se hace canto
bajo las estrellas altas.
Porque conoce estas cosas
tiene penas la guitarra.

lunes, 13 de enero de 2014

Prisonero un Cardenal (Estilo)



Ya me han pedido que cante
y hacerme rogar no puedo,
si me llego a equivocar:
tiemplo y empiezo de nuevo.
.............................................
Prisonero un cardenal
en su jaula con porfía
se lamenta noche y día
se encierro triste y fatal.
Y digo soy cardenal
que entre las selvas me crié
mis alegrías canté
en un solitario prado
entre rejas encerrado
dos mil suspiros largué.

Yo también fui cardenal
que en un tiempo libre fui,
sobre de un mimbre subí
y allí me puse a cantar.
Jamás me llegué a pensar
verme triste prisionero,
siendo un pájaro matrero
¡cómo me vine a encerrar!.
Y hoy me puedo lamentar
un cardenal prisionero.

Ya por fin caigo en la jaula
y no tengo más que hacer
que esperar que echen alpiste
para ponerme a comer.
Y si me dan de beber
me puedo llamar ufano,
siento otros cantos lejanos
de mil aves que se alejan;
yo también dentro'e mis rejas
largo un canto soberano.

Soy cardenal amarillo
de pluma fina y dorada,
soy el ave destinada
a morir en un presidio.
Sufro males y martirios
por mi libertad clamando
y a más mis horas logrando
por ver si puedo salir...
Mas pienso que he de morir
entre rejas encerrado.
-----------------------------------------------------
Ésta décima se la dictó a Piquillín Güiraldes, don Beltrán Ledesma de la Guardia del Monte, a quien (a su vez) se la dictó Silvano Echeverría, del Tandil.

La letra cantada por el Ciudadano Videla, lleva algunas variantes con respecto a la anotada en cuaderno.




La fiesta de don Segundo Sombra en La Porteña


(Foto de don Ricardo Güiraldes guitarreando en "La Porteña")

Voy a contar, caballeros,
según mi saber alcanza,
la fiesta que en una estancia
nos dió un señor estanciero.
Y fue un obsequio sincero
a un señor escritor,
que escribió un Segundo Sombra
recuerdo de tradición.

Yo me dirigí temprano
a tan tremendo fiestón
y me reuní en un fogón
junto con otros paisanos,
después que les di la mano
a los que había en la reunión,
me dirigí suavemente
a saludar al patrón.

Estaba como les dije,
donde había hecho la entrada,
y a su derecha quedaba
un corral de palo a pique.
Yo me aproximé  y le dije:
"muy buenos días, señor"
quien igual me contestó
con un tremendo alegrón.

Y yo llevaba conmigo
tres injertos de mi mano,
que también se descubrieron
al saludar al anciano.
Él me dijo muy ufano
después de un corto reposo:
"Van cuatro generaciones
con éstos que ahora conozco".

"Me parece que lo veo
allá en el Once a tu abuelo
las carretas desuñidas
y él sentao prendiendo fuego,
y yo mesturao con ellos
que mi padre me llevaba
que iba a recibir las lanas
que de estos campos cargaba".
................................................

Y después de saludarlo
yo me largué a caminar
y a mirar a los paisanos
que empezaban a llegar,
yo los empecé a filiar
y mirar a sus caballos
que parecían parejeros.

Había un rubio que venía
que era un paisano lujoso
en un sebruno fogoso
y un lindo chapiao lucía,
llegó, echó los buenos días
a la rueda general,
después de apeó lentamente
tranquilo a desensillar.

Después que ha desensillado
y ha dobaldo las caronas,
le dijo como por broma
a su sebruno enselado
"bueno pingo ya que has dado
en venir a ésta función,
corriendo ganate un premio
pa recuerdo'e tu patrón".

Este paisano que digo
es buen cantor y ladino
y se llama Victorino
Nogueira de apelativo.
Es emprendao como digo
desde su rastra al apero,
es uno alto y delgadito
muy requintao el sombrero.

Estaba el doctor Smith
sentao en un banco largo,
abosorbido en un letargo
con Don Patricio Mullvi,
"esto mucho gusta a mí"
dijo en lenguaje afinado,
y el doctor le contestó:
"para fiambre a mí este asado".

Disculpe, señor Ricardo,
lo voy a felicitar,
por el acierto cabal
del libro bien inspirado,
que hizo a Don Segundo Sombra
paisano de nuestros pagos.
...........................................................

Publicado en el diario "La Prensa", el 25 de Mayo de 1969 por Alberto Gregorio Lecot.

Salvador Nuñez:  era payador de San Antonio de Areco. Peón alambrador. En diciembre de 1926, en la fiesta que le fue ofrecida a Ricardo Güiraldes, leyó los versos que aquí rescatamos.

Arterias de plata (Milonga)



Una milonga se duerme
al va y ven de la guitarra,
son seis venas que se vuelcan
en el vientre de la caja.

Seis voces inmateriales,
seis fibras de sangre mansa,
seis grillos en la madera
desgranando la nostalgia.

La boca entreabierta avesa,
el cuello besado canta,
la sangre corre fecunda
por seis arterias de plata.

Siento toda la canción
caliente, dentro del alma,
tras el amor el recuerdo,
sobre el dolor la esperanza.

Los sueños llaman y mueren,
el fuego quema y se apaga,
y hay un temblor de caderas
estremeciendo guitarras.

Caderas de hombre, ceñida,
caderas de mujer, blandas;
y dentro de ellas, la vida
y envolviéndolas el alma.

Sobre la hembra sonora,
mi queja vibra callada,
la mano busca el silencio
y el silencio, la garganta.

Una milonga se duerme
al va y ven de la guitarra,
un vientre bebe la sangre...
de seis arterias de plata.

Semblanza de tierra seca



Voy caminado en la arena
Los pies se me hunden cansados
Y mis pupilas se queman
Al resplandor de los campos.


El agua no se descuelga,
Pobrecitos mis paisanos,
Si parece que hasta el tiempo
Se aprovecha del más blando.

Apenas tiene un cachito
De tierra para ir tirando,
La ha sembrao a coraje
Soñando con cuervos blancos.

No sabe que para el pobre
Solo se han hecho los brazos;
La esperanza es p´al que tiene
Leguas y leguas de campo.

Las vacas están en la calle
Lamiendo raíces de cardo
Porque ya no dentra el diente
Por mas que le anden forfiando.

El cuero...el cuero se pega al cuerpo
El hambre las va doblando,
Hombre flaco y vaca flaca
Banquete pa´los chimangos.

El sauce ya no da sombra,
Los arroyos se han secado
La sombra esta dentro' el alma
El agua en llantos amargos.

¡Ah gaucho! como te almiro,
Domador de tiempos malos:
Por vos mi patria es mi patria
Por vos mi canto es mi canto.

Si el tiempo tiene vergüenza
No ha de negarte una mano.

domingo, 12 de enero de 2014

El Gaucho Braulio Lucero (Estilo)


(Pintura: Eleodoro Marenco)

Entre grandes chañarales,
piquillines y brusquillas,
caldenes, jumes, jarillas
y muchos algarrobales.
Donde cantan los zorzales,
las calandrias y el boyero,
donde canta el teru-teru
y otras mil aves canoras,
vive sus últimas horas
el gaucho Braulio Lucero.

Es un rancho pobretón
que sostienen cuatro estacas,
con diez cabezas de vaca
que hacen círculo a un fogón.
Una yerbera, un porrón,
un mate y un asador,
un candil y un maneador
y en un cuerno de venao,
un ñandú recién boleao
con una picana flor.

De puerta un cuero estaqueao,
con el hollejo pa’juera,
sujeto a un marco ‘e madera
completamente cuadrao.
Tras de la puerta colgao,
un bozal y un maneador,
un lazo, que es lo mejor
que se conoce en la zona,
se parece a una bordona:
delgadito y zumbador.

Una tropilla entablada
fiel al tin tin del cencerro,
varias ovejas, un perro,
diez chivos y una manada.
Una guitarra empolvada
que tiene en el clavijero,
de azul y blanco un letrero,
bordado en cintas muy finas,
que dice: “Juana Medina,
pa’l gaucho Braulio Lucero”.



..........................................................
Dice "Tonito" Rodriguez Villar: "No sé quién es el autor de estas décimas. Me las enseñó Félix Dardo Palorma quien las cantaba por cifra".

En la grabación que escuchamos Yapi Antín introduce otras variantes.

sábado, 11 de enero de 2014

Quisiera Ser (Estilo)



Quisiera ser a lo lejos
lo que cubre tu mirada
en las tardes incendiadas
de vespertinos reflejos.
Los sentimientos perplejos
de tu espíritu en su aroma,
el trebolar de la loma
donde juntar margaritas
y la rama que se agita
cuando te asientas paloma.

Quisiera tener rosal
que en las mañanas de octubre
amorosamente cubren
de rosas tu delantal;
de tu blusa de percal,
ser un adorno florido
para posar mi aterido
en tentaciones deshecho
y vivir sobre tu pecho
como un recuerdo prendido.

Quisiera ser caudal
que con su líquida curva
es correntada que turba
tu letargo de cristal.
Ser caricia del sauzal,
llegar a tus pies dormido,
ser el puma, ser latido,
en los hervores del cauce
y en las penumbras de un sauce
besarte apenas sin ruido.

Quisiera ser con fervor
el misterio de tu vida,
espuma desvanecida
de tus riberas de amor.
Y ser a tu alrededor,
lo que ardiente llamaré
para filtrarme otra vez
de las flores del alero,
y llegar como el pampero
enamorado a tus pies.






Permiso pido señores (Estilo)



Permiso pido señores
y atención a la atención,
oirán de éstos torpes labios
una nueva explicación.

Me divierto de repente,
me da pena y me da susto,
y a todos les brindo el gusto
con mi genio toscamente.
Si ya viniese la muerte
y a Dios mi vida le diese,
de los ángeles me valiese
para subir a la gloria
yo no se con qué historia
dicen que soy calavera.

Dicen que no soy cristiano
que no se si es en la fe
pero he tenido y tendré
quién a mí me de la mano.
Unos me tratan de tirano
pues yo he tenido entre tantos,
y me divierto entretanto
y por respuesta les doy
que yo calavera soy
andando en el campo santo.

Todos dicen de que me hayo
en el mundo divertido,
oigo decir y me callo
me hago el falto de sentido.
De mi fortuna abatido
lo digo que así estaré,
pero me divertiré
y en este mundo penoso
si tendré que ser mal mozo
lo digo y lo seré.

Con todos estoy mal visto,
con hombres y con mujeres,
me divierten los placeres
cuando me paseo solito.
Yo no se qué me habrán visto
para tan grande su espanto,
yo a ninguno le quebranto
ni en el primer mandamiento
y a mí me da sentimiento
porque mi honor es el canto.





miércoles, 8 de enero de 2014

"Las Piedras"




"Las Piedras" fue rematada,
por desdicha, hace ya un tiempo
y la cubre un sentimiento
de tapera abandonada.
No se ve la mensualada
churrasquear en el fogón,
ni relincha el redomón
sujetado en el palenque,
ni el chasquido del rebenque
al cerrar de la oración.

No se oye de madrugada
como se oyó en otros casos,
el replicar de los vasos
al salir la mensualada.
Ni el carro de la carneada
tampoco se ve cruzar.
Ahora en vez de carnear,
como esto quedó tan solo,
carne les lleva Bartolo
para el que guste comprar.

No se ve a Don Juan Rivero,
Ramirez, ni Coronel,
ni aquél alemán Miguel
que hacía de osamentero.
No se ve al loco Romero
chichonear la extranjerada;
no se ve la caballada
encerrada en el corral,
ni a los potros con bozal
después de la palenqueada.

La calandria ni el hornero
ya no cantan de mañana,
ni toca más la campana:
Juan Camaño, el cocinero.
Ni tampoco el despensero
como en otras ocasiones,
reparte ya las raciones
para todo el personal,
ni se ensilla un animal
para que anden los patrones.

No se oye más el cencerro
de la tropilla en el lote,
ni dispara a todo trote
un pingo huyendodel perro.
Ni tampoco se oye el fierro,
como antes, en la herrería;
ningún criollo pensaría
que hoy se parezca a un desierto
y que todo esto haya muerto
donde hubo tanta alegría.

Ya no vienen verduleros
de Villegas y Piedritas,
ni aquellas pasteleritas,
ni los muchachos torteros.
No se ven los parejeros,
ni sentarse a descansar
debajo de los sauzales,
ni el balido en los corrales
como se supo escuchar.

No se ven los domadores
en la manga, jineteando,
ni se ve venir arreando
los puesteros pialadores.
No se sienten los rumores
como antes en los rodeos,
ni tampoco el benteveo
donde antes tuvo su nido,
ni tampoco se oye el ruido
de las chatas el traqueteo.

Hoy con llave las tranqueras
permanecen noche y día;
esas costumbres no había,
¡no son costumbres camperas!
De "Las Piedras" verdadera,
tan sólo queda un lamento
y además un campamento
a cargo de Corvalán
y hasta los montes se están
secando... de sentimiento.



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Este verso, concertado en décimas por un aficionado, lo aprendió y se lo pasó a "Piquillín" Güiraldes, Beltrán Ledesma, de la Guardia del Monte.


Milonga y piedra


Cómo le duele a la piedra el alma del hombre
Aquel al que llaman indio el mismo que sabe  en pobre
Ese que creyó en la fe y lo dejaron sin nombre
Como le duele a la piedra el alma simple del hombre.   
      II
Como derraman los ríos la pena del cielo
Aquel que nevó las manos de los viejos canoeros
Y acompañó a los tehuelches guanaqueadores del hielo
Como derraman los ríos la pena oscura del cielo.

 (Estribillo)
Así le duele a la tierra la ausencia de su desierto
Porque el que vino a matar no lo pensó ni un momento
Que tanta sangre no sirve pa’ estar en un monumento
Él muere solo en el bronce y el indio vive en el tiempo.

    III
Se derrocharon los fuegos al sur de la tierra
La luz de los picaderos relumbra en algunas flechas
Su brillo tiene en el frío de la verdad que molesta
Se derrumbaron los fuegos al sur azul de la tierra.
   IV
Allá se van los caminos por obra del hombre
Aquel que pinto las manos donde la sangre no corre
Ese que de ausente esta para que el río lo nombre
Allá se van los caminos por obra y gracia del hombre.

Canto al gringo



Bien templao el corazón,
libres de bajas pasiones,
así fueron los varones
que fundaron mi nación.
Cuando la revolución
hizo al pueblo soberano,
se oyó de la cumbre al llano:
¡Esclavitud, te rompiste!
Gringo: desde entonces fuiste
en esta tierra mi hermano.

Gringo, que, sobre cubierta,
hizo gemir acordeones,
que aprendieron pericones,
después, en la pampa abierta;
sobre la tierra desierta
desmenuzaste cardales,
y fueron himnos triunfales,
cuando la brisa peinaba,
los que tu pecho exhalaba,
el oro de tus trigales.

Gringo: por vos se tendieron
los rieles sobre mi suelo,
por tu tesón y anhelo
mil poblaciones surgieron.
Tus brazos la senda abrieron
en la selva enmarañada,
y al terminar la jornada
como una trompa sonora,
pasó la locomotora
silbando su carcajada.

Gringo: fue la gaucha hermosa
la que te enredó en un beso,
la que te retuvo preso,
por buena y por cariñosa.
Y por la red amorosa
que con la gaucha tejiste,
a mi patria te prendiste
como si la tuya juera,
haciendo que ella te diera
todo lo que le pediste.

Gringo: al gaucho le quitaste,
con tu ejemplo, su indolencia,
venciendo su indiferencia,
a trabajar le enseñaste.
Y en su compañía hallaste
al buen colaborador,
que supo darle valor
a la tierra en que ha nacido
porque a tu lado ha aprendido
a ser cada vez mejor.

Gringo: bajo la bandera
que nos legara Belgrano,
seguirás siendo mi hermano
creador de la sementera.
Y en época venidera,
terminando ya tu rol,
ha de surgir el crisol
de mi patria, por destino,
el nuevo tipo Argentino
que marche de cara al sol.

lunes, 6 de enero de 2014

Soy Coplero de la noche (Estilo)



Nochecitas de mi pago,
de guitarra y serenata
con cantares y esperanzas,
bajo estrellitas de plata;
cuando se envuelve la noche
en su poncho de rocío
entre juncos, dormidita,
está la luna en el río...

En los sauces ya no hay viento
y están muy quietas las nubes
nace el brote del silencio
y en la guitarra se hunde...
Se oye el canto de los gallos
al costado de la huella:
soy coplero de la noche
me apago con las estrellas...



Milonga de Areco



Era de noche y lloviendo
junto al fogón la peonada,
el patrón Rosendo narra
su vida como de un cuento.
Yo era peoncito me acuerdo,
sentí torear a los perros,
el fatigado resuello
de la hacienda en alboroto
y el relincho de los potros
y el sonar de los cencerros.

Arrieros de mil albores,
me fuí rodando ese día
para juntar mi tropilla
de las que salgan mejores,
picos blancos, pardejones,
vizcachillos azulejos
si habrá arriesgado el pellejo
si habrá entreverado en bailes
al sur de Carmen de Areco
provincia de Buenos Aires.

Por eso hay en mi guitarra
bullicio de pulpería
y en mi voz una golilla
con un grito cimarrón,
rastrillada de un malón
que juyesen en campo abierto
una cruz en el desierto
que abrieron "las tres Marías"
con el galope azulejo
de esta milonga sentida.

Hoy estoy en mi guarida
y vivo a la que me importa,
si tiro flojo se cae,
si tiro fuerte se corta
soy lo mismo que una tarde
que va muriendo en mi boca;
por las huellas de una pampa
que aunque parezca risueña
como una res pialada
también esconde su pena.

La rueda quedó en silencio
la noche estaba lluviosa,
entre puntear de guitarra
y rasguido de milonga
se oyó chiflar la tropilla
del viejo Segundo Sombra.

El Redomón Manchao



Tengo un redomón manchao
que es un pelaje sencillo,
recién le pinta el "cormillo"
y anda de mechón tuzao
medio arisco y desconfiao
de encuentro y anca bien hecho.
Lo galopeo trecho a trecho
y anda el manchao campo afuera
como si a veces quisiera
pegar el bocao al pecho.

Por eso cuando lo encuero
pa´tenerlo ejercitao,
galopiando de costao
sale pechando al pampero
mas si Dios me ayuda quiero
pronto enseñarlo a enlazar,
que sea pronto pa apartar
y como hijo de esta tierra
pa´cuando caiga a una Yerra
tener en que trabajar.

Lo bolíe en una cruzada
en una tarde que volvía
en un zaino que tenía
de repuntar la majada,
al ver mi potrera atada
en las patas del manchao,
saqué un tiento del recao
y sin darle tiempo a nada
con las orejas atadas
me lo llevé embozalao.

¡Ah! pero anduve apurao
en la primer ensillada,
gritaba en cada sentada
echo un arco el endiablao,
hoy ya lo tengo tirao
y pronto cuando lo toco
mas si a mi persona invoco
voy por los campos pensando
tal vez no siga domando
me siento un tanto bichoco...