sábado, 6 de abril de 2013

Domador envejecido


(Dibujo: Lauren de Bacco)


Sobre un "bayo" de penacho
lindo de ancas y de lomo
“Es el último que domo
-me decía el paisano Cacho-,
empecé desde muchacho
con bocas para ablandar.
Mi oficio ha sido domar
y mi saber se acrecienta,
pero ayer cumplí cincuenta,
es hora de abandonar.

Treinta y seis años andando
arriba de los baguales
no son dolores casuales
los que me están molestando.
Por forzarme tironeando
suelo dormirme sufriendo.
El tiempo pasó corriendo
y como es ruda mi ciencia
lo que gané en experiencia
en fuerzas lo fui perdiendo”.

Tenía razón el paisano
conocedor de la pampa.
Lo reflejaba su estampa
de domador veterano.
Más de uno confió en su mano
pa’ que le amanse un bagual
en su trabajo rural
aunque pasó algún apuro,
ni por malo, ni por duro
¡jamás! largó un animal.

También decía al conversar
de las cosas de la vida:
“La vejez es una herida
que nadie puede curar…
la doma voy a dejar
¡si cuesta creerlo, canejo!,
ayer, un pingo azulejo
entró a tirar sacudones
y al apretar los garrones
me convencí que estoy viejo”.





(Dibujo: Julián Althabe)


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