(Dibujo: Molina Campos)
Tengo un campito arrendao,
y áhi mi trabajo se afianza
para ver si a la balanza
la hago bajar pa mi lao.
Pero aunque fuerte he luchao
son pocos los beneficios,
por más que a mis sacrificios
muy bien le puedo exigir
unos reales pa vivir
y un resto pa algunos vicios.
Un tostao que estoy cuidando,
-que es de regular pa arriba-
parece que hasta me esquiva
de darme el gusto ganando.
Y por correrlo sobrando
el zurdo Aurelio Bilbao
a fines del mes pasao
con un zaino, a igualar peso,
me perdió a medio pescuezo
pudiendo ganar cortao.
Seguro que ha sido un pillo
-pués linyera no ha de ser-
el que en el bajo, anteayer,
me carnió el mejor novillo.
Manqué feo a un doradillo
al rodar en el camino,
y un ovejero barcino
que me mandó mi cuñao
me apareció envenenao
en el campo de un vecino.
Mañana, de acobardao,
de miedo, o por lo que fuera,
viá dir a la curandera
pa ver si estoy embrujao.
Le diré que se ha apagao
la vela que me alumbraba,
y que mucho me alegraba
en mis horas tan dichosas
pero aura me van las cosas
¡como el revés de la taba!
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