(Pintura: Rodolfo Ramos)
Cuando el campo abandoné
y me vine pa’l poblao,
en el pueblo radicao
por razones me quedé.
Jamás estuve de a pié,
por eso ni me hace meya,
y aunque no salga a la hueya
siempre anduve bien montao,
y hoy pa’ lucir mi emprendao
tengo un “oscurito estrella”.
Muy nuevito lo compré,
apenas volteaba el diente,
y como al año siguiente
pa’ domarlo lo agarré.
Después que lo palenquié
un paisano lo montó,
varios corcovos pegó
pero el gaucho en dos tirones
lo hizo sentar de garrones
y endespués lo seguí yo.
Aunque quiso beyaquear
en ocasiones diversas
emplié más maña que fuerza
pa’ poderlo dominar.
Después ya se entró a entregar
totalmente dominao,
pero siempre con cuidao
habiendo andao un buen trecho
pegando la pera al pecho
lo volcaba a cualquier lao.
Me salió como pintao!
Tanto que’n los días de fiesta
parece que se molesta
si no le pongo el recao.
Paseando de lao a lao
con mansedumbre y coraje
se va escarceando en el viaje
de un cordón a otro cordón,
recogiendo la ovación
de todito el paisanaje.
Como mi recao quería
un pelo firme, seguro,
por eso compré “el oscuro”
pa’ ver como me lucía;
claro que las pilchas mías
forman un recao senciyo,
al ser chico mi bolsiyo
hacerlo cuesta un tesoro
por la ausencia de “don oro”
talvez que le falte briyo.
Bozal, riendas, cabezada,
freno ‘e copa, pontezuela,
cabresto y a la alta escuela
el rebenque y la barbada;
las boleadoras calzadas
a mi gusto y mi manera,
los basto’en la cabecera
‘tan luciendo una inicial,
y bastante ancho el pretal
que a mi “oscuro” lo empechera.
Cincha, estribos, la manea,
sobrepuesto en patacones
y espuelas que’n mis talones
un gayito cacarea.
Yo luzco para que vea
mi rastra de plata y oro,
un tirador medio moro,
bastante ancho mi culero
y puñal picazo overo
que al verlo es bastante toro.
Es poco lo que presento:
pingo, recao que’s mi orguyo,
que’l que’nsiya con lo suyo
se ve de chocho, contento.
Al tener ese argumento
en lo que digo confío,
ni piensen que desvarío
porque corto por lo sano,
que mi orguyo de paisano
es ensiyar con lo mío.
Quiero mucho mi pilchaje
pero más quiero mi “oscuro”,
en él me siento seguro
montao entre’l paisanaje.
Y por eso este homenaje
en estos versos le dejo
antes de yegar a viejo
en este mundo apurao
al que luce mi emprendao
en los días de festejo.
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