(Pintura: Eleodoro Marenco)
Tipo sumamente vivo
de penetrante mirada,
que sigue por la pisada
el rastro de un fugitivo.
Inteligente y activo
siempre el tiempo lo corona
y sin distinción de zona
cuando se quiere lucir,
es muy capaz de seguir
al mesmo diablo en persona.
¿Ande llegará el matrero
que por sus hehos descueya
sin que siguiendo la güeya
no dé con su paradero?
Podrá cualquier bandolero
salir lo mesmo que chumbo,
a él ni meya le hace el tumbo
porque en su sabiduría,
no hay maña ni picardía
que le haga perder el rumbo.
Paisano de alma sincera
a quien la naturaleza,
sin orgullo ni riqueza
le dio esa ciencia casera.
Criao entre gente campera
sin pretensión de caudillo
valiente, noble y sencillo
a naides niega su mano,
y es, como todo paisano,
más servicial que cuchillo.
Paria que cruza el desierto
sin más amparo que el cielo,
y que va, liendo en el suelo,
al igual que un libro abierto.
Generoso, franco, experto,
astuto, travieso y fino,
a quien no asusta el destino
ni el rebenque del rigor
así es nuestro rastriador;
así es el gaucho argentino.
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