En una punta'el pueblito,
en la otra punta: mi rancho;
son diez horas de camino,
tres horas son galopiando.
En un tiempo me venía
taloniándolo a mi zaino,
ahura de pícana al hombro
o en el pértigo y silbando.
Me vuelvo al anochecer
y llego con el sol en alto,
siempre son mesmo diez leguas
y ahi nomás tengo a mi rancho.
No son las leguas que tiene
ni tampoco el dir despacio,
lo que hace largo el camino
es lo que uno va pensando.
En un tiempo me venía
taloneándolo a mi zaino...
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