(Grabado: "Peludeando" de Adolfo Bellocq)
La noche, como de plata,
a peludiar convidaba
y estaba la muchachada
alrededor del fogón;
se hayaba el hijo'el patrón
con sinco o seis compañeros,
unos macucos puebleros
hechos pa'la diversión.
-¿Qué hacemos - priguntaba uno-,
pa'matar un poco el tiempo?
-Salgamos a tomar viento-
le contestó otro estudiante.
Y yo que estab'adelante
con ganas de caminar,
los invité a peludiar
y asetaron al istante.
Preparé un gancho, la pala,
una bolsa y nada más,
yamé al vayo Capatás
y un cachorrito ovejero.
Yo puntié de los primeros
marcándoles el camino
y rumbiamos pa'l molino
a la gritería'e los teros.
Mi crédito, al poco andar,
dentró a olfatiar contra el viento
y sin mayor aspaviento
enderesó a una lomita;
yo lo seguía de serquita
porque lo tengo estudiao,
cuando lo vide apurao
por detrás de una sombrita.
Cuando yegué and'él estaba
ya lo tenía pans'arriba;
lo eché a la bolsa en seguida
como si nada pasara.
No había visto la mosada
dejuro lo que ocurrió,
y risién al yegar yo
conosieron la jugada.
A priguntas me acosaban
por informarse cómo hise
y entonces jué que les dije
qu'el perro lo había hecho todo.
Eyos, con muy lindo modo
me pidieron, que otra güelta,
les diera la vos de alerta
pa'salir, codo con codo.
Güelve a enderesar el perro
olfatiando, al galopito
y ahí nomás les pegu'el grito
pa'que tuitos me siguieran:
salimos la polvadera
pero cuando yo yegaba,
el peludo se ganaba,
justito a una viscachera.
Metí el gaucho hast'ande pude
y cavando lo encontré;
de la pansa lo enganché
pa'que el loco no siguiera:
"ganenlé la delantera",
-les dije-, tomen la pala",
y uno de eyos, como bala
me ayudó a sacarlo ajuera.
Dispués de una operasión,
ya se craiban entendidos,
cuando el cachorro, afligido,
dentró en un bajo, a ladrar.
Eyos querían agarrar
uno pa'muestra, siquiera,
y como en una carrera
dentraron a disparar.
Todos corrían parejito,
ansí, que juntos yegaron
y amontonaos se samparon
al medio de un pajonal.
-¡Mirá! Ahí está el animal-
gritó desesperao, uno,
y se jueron al humo
como chanchos, al maizal.
Recostao contra unas matas,
firme, como el más valiente,
los esperaba de frente
el bichito que avistaron.
Los mosos se abalansaron
ayudaos por el cachorro
y ahi jué ande les mandó un chorro
que casi todos ligaron.
Le hisieron otra embestida
con el afán de casarlo
y aquél volvió a perjumarlos
con otro chorro mayor.
-¡Qué peludo'e mal olor!-
gritó uno, con juersa loca,
cuando el sorrino, en la boca
justo, le asertó el jedor.
Qué desbande, se produjo;
unos, a la disparada;
otro hasiendo mil arcadas,
aquél se agarraba el ojo.
El cachorro, medio flojo,
gruñendo se revolcaba
y el sorrino se alejaba
al trote entre los abrojos.
Mientras eso acontesía,
yo, ajeno a lo que pasaba
muy tranquilo peludiaba
seguido po'el capatás.
Al poquito andar, nomás,
se presentó a las risadas
esa alegre muchachada
que a cual es más cachafás.
Estábamos comentando
lo que les había ocurrido,
cuando oyimos los gruñidos
del perro que batayaba.
En dos cuevas separadas
los bichos se habían metido
y el animal, afligido,
por detrás de eyos, cavaba.
El gancho se lo había dao
a uno de la comitiva
pero aquél, en la corrida
entre el pasto lo perdió.
Agarré la pala yo,
y en cuatro paladas solas
le dejé ajuera la cola
y uno d'eyos, se prendió.
Me corrí pa'la otra cueva
que estaba la compañera,
le gané la delantera
y por suerte, al poco andar
la comencé a manotiar,
ya con un pie en el estribo
y le dije: "estás conmigo"
y la loca entró a aflojar.
Al poco rato nomás
jué que le firmé el despacho,
mientras tuavía los muchachos
con el otro trabajaban.
Entre todos se turnaban
pa'no darse por vensidos,
pero el peludo, prendido,
ni un palmo, les aflojaba.
El qu'estaba'e tenedor,
sofocao y traspirando,
me dijo, cuasi gritando:
"Ayúdeme, don Salsedo".
Yo le dije: "aura no puedo",
pero escuche y no se enoje,
si quiere, amigo, que afloje,
tiene que meterle el dedo".
Me miró como estrañao,
pero al ver mi seriedá
con la mejor goluntá
me dijo: "Pa que no insista,
y ansí se aumenta la lista
si es eficas su rimedio",
se escupió el dedo del medio
y... se lo perdió de vista.
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