Se ha puesto viejo sin cuento
don Pedro Servando Ríos,
el que antes fue desafío
a la lluvia y a los vientos.
Pasa sus años contento
pero le pesa la vida,
su tiempo es de anochecida
bajo este cielo surero,
ceniza de un trasfoguero
con poca brasa encendida.
Ya no lo veo pasar
como antes por el sendero
en el pescante carrero,
silbando sin descansar.
Hoy tiene que desatar
porque el viaje no es eterno,
percherones sin gobierno
son los años que han pasao
tras los huellones dejao
de cuasi... ochenta inviernos.
Por donde andará su chata
cargada de evocaciones
que ayer deshizo terrones
y marcó huella en la mata.
Se le ha gastao la alpargata
que supo frenarla al vuelo
y al verlo como a un abuelo
con la vistas ya cansadas,
se me hace que su mirada
busca los rumbos del cielo.
Mi amigo Pedro Servando
hombre de campo, carrero,
que de viejo fue puestero
pa no vivir estorbando.
Me gustaría que cuando
se vaya pa descansar,
mirarlo otra vez pasar
como en los años primero:
apurando al cadenero...
¡por gusto de no aflojar!
(Pintura: Tito Saubidet)
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