lunes, 31 de octubre de 2011

Mi canto

(Pintura: Luis Scafati)
Mi canto es pobre canción
del que, a lo gaucho ataviado,
está en la huella olvidado
pero sin claudicación.
Templado en el diapasón
que el dolor es clavijero,
va sin mostrarse altanero
con la verdad por divisa,
besando al suelo que pisa
como al trebol el pampero!

Tal vez por ser impulido
puedan hallarse asperezas,
pero encierra sus ternezas
como entre espinas el nido.
De nadie ha sido aprendido
ni de aprender necesita,
nada lo inculto le quita
porque es un don natural,
nadie la enseña al zorzal
y nadie su canto imita.

Él es la humilde expresión
de quien al alma que encierra,
de tanto querer la tierra
lo hizo poeta el corazón.
Surge de cada rincón
donde entre polvo de ausencia,
aun el ayer se evidencia
como una joya perdida,
que brilla al ser encendida
por nuestra propia experiencia.

Él rima en cada rodaja
que en el malambo destella,
y en el sonar que a la huella
le da el cencerro que viaja.
EStá en el techo de paja
junto a la añosa cumbrera.
Es presilla en la asidera
para aguantar tradiciones,
un rescoldo en los fogones
y esperanza en la tapera.

Está en el viejo corral
de palo a pique formado
y en el palenque clavado
donde se afirma un bagual.
Gira en el brazo que el pial
florido en rollos arroja,
está en la alegre coscoja
que tasca el flete tranquilo
y en la pena del estilo
que con lágrimas se moja.

Él se despierta doquiera
que halle de patria el acento,
bajo el azul firmamento
y sobre agreste pradera.
Está en la vincha campera
que altiva frente prefiere,
en el relincho que hiere
de la pampa la quietud.
En la copa del ombú
y en el lucero que muere.

Es en el poncho saludo
y en la golilla caricia,
en el facón la justicia
y en el chambergo un escudo.
En la distancia es el nudo
que ingiere pampa y ocaso,
en el rodeo es el lazo
y en la fiesta el chiripá,
en la llanura el chajá
y entre gauchos el abrazo.

Está en el músculo tenso
del domador que montado,
pega un grito al reservado
de la lucha en el comienzo.
Se hace en los mástiles lienzo
para flamear bicolor,
redobla con el tambor
y es vibrante clarinada,
para esa raza olvidada
que representa el valor!

Está en el tierno rubor
de la moza seductora,
que a los tintes de la aurora
copia su bello color.
Para ella en trinos de amor
besa el sonoro cordaje,
mientras su marco el paisaje
le brinda en plena hermosura,
con la fragancia mas pura
que el viento roba al follaje.

Está en fin, en todo aquello
que a nuestro suelo enaltece,
y que el recuerdo merece
por lo noble o por lo bello.
Es permanente destello
que cual lámpara votiva,
mantiene incólume y viva
junta al altar del pasado:
la fe en el rumbo trazado
por nuestra raza nativa.
(Pintura: Luis Scafati)

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