Yo soy el gaucho que canta
cuando lo apura un dolor,
tengo alma de payador
pero no tengo garganta;
soy aquella vieja planta
que ya se empieza a secar
porque no puedo aguantar
de la vida la tormenta,
si ya pasé los setenta,
¿de qué me puedo quejar?
Sin envidias ni rencores
en esas lomas benditas
del barrio Las Margaritas
pasé mis años mejores;
y si algunos sinsabores
me ahogaron más de la cuenta,
supo aguantar mi osamenta
-y de esto nadie se asombre-,
porque me siento muy hombre
ya pasados los setenta.
Ahora busco los ochenta
porque tengo la virtud
de tener mejor salud
que cuando tenía sesenta;
por eso saco la cuenta
que aunque tenga algún dolor
puedo marchar sin temor
cumpliendo con mi destino,
porque yo soy como el vino:
cuanto más viejo, mejor.
(Saladillo, 1980)
(Pintura: "La Bodega", Delfina Gimenez)
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