(Pintura: Molina Campos)
Soy surero y no me tuerzo
como se tuerce una senda,
y quien desviarme pretenda
verá que es duro su esfuerzo.
Muchas veces suelto un verso
y en la guitarra lo pialo,
otras veces lo acorralo
para aplacarle los bríos
y donde hallo de los míos
lo dejo como regalo.
Son versos que no se amansan
con el rigor del rebenque
y donde ven un palenque
se sientan y se avalanzan.
Ellos tan solo se alianzan
donde tiran con razones,
nacieron en los fogones
y con su ruda malicia
combatiendo la injusticia
han de morir redomones.
Saben andar por los llanos
en anca de la luz mala,
ninguno los embozala,
van a morir orejanos;
donde hay rueda de paisano
se suelen aquerenciar
y se entran a entropillar
con mi guitarra nochera
y ahí los largo puerta afuera,
mansitos a pastorear.
Cuando los estoy cantando
si nada su honor provoca,
son como seda en la boca
obedeciendo a mi mando.
Otras veces castigando
asoman que se las pela
¡por ahi le faltan escuela!
pero algo hay que destacar,
si tienen que beyaquiar
no necesitan espuela.
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