(Pintura: Molina Campos)
No me vengan con zonceras
ni amaguen por amagar
que yo para galopear
sé acomodar mis bajeras.
Hago noche en las taperas
y siempre alerta y dispuesto
vivo pegado a lo nuestro
y nada me hará cambiar
y si me pongo a tallar
es para doblar el resto.
Como nunca he sido manco
sé pecar de ganador,
baquiano y conocedor
en las oladas me enanco;
sin aflojar medio tranco
con el que obliga me topo
y aunque con caña me dopo
nunca me tumbó una tranca
y gustándome la banca
en el aire grito: ¡copo!
Nadie me cambia de idea,
nadie me indica el camino,
soy ante todo argentino
sin mordaza ni manea,
al que de sabio alardea
sin ser sabio le replico
y perdón si los salpico
al decir sin intención,
que ninguno sin razón
me pudo cerrar el pico.
Sin que saquen ventaja
me entrevero entre los buenos
y estando en pagos ajenos
desconfío del que ataja;
arisco con la baraja
jamás caigo en la volteada,
los puntos nunca ven nada
por más que miran y miran,
yo conozco ni bien tiran
si la taba está cargada.
Nunca me achata la mala
porque sé ser perdedor
y hecho en el duro rigor
soy como tronco de tala;
sé entonar una vidala
cuando el silencio me pesa
y si el pampero me besa
me siento más en lo mío,
del que reza no confío
y menos del que no reza.
Aprovechar la ocasión
sabe ser una ventaja
pero que se ate la faja
el hombre que erra el tirón;
al verme medio cortón
más de uno se fue de boca,
más sepa quien me provoca
que jamás he sido piche,
ni guitarra de boliche
“que cualquier mano la toca”.
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