(Dibujo: Eleodoro Marenco)
Viejo poncho te han cribao
del tiempo, los cimbronazos,
como si fueran lonjazos
en lomo de reserváo.
Pero vos seguís plantáo
y no te sacan ni a cincha,
porque cuando el viento te incha
tendiendo tu trabazón,
sentís a la tradición
como un bagual que relincha.
Vos eras como un consuelo
cuando al tostao frente blanca,
le acariciabas el anca
como peinándole el pelo.
Y cuando en brusco revuelo
lo chicoteabas travieso,
él encorvaba el pescuezo
como mirando la senda,
y te iba pidiendo rienda
mientras bordaba un bostezo.
Nunca más criollo me siento
cuando en el hombro te llevo,
porque sos como un renuevo
que me da vida y aliento.
Y cuando furioso el viento
jugando con tu bondad,
rompe la tranquilidad
moviendo tu ala altanera,
vos sos como una bandera
proclamando libertad.
Poncho de mis campereadas,
mis sueños y mis recuerdos,
que pasan dulces y lerdos
con sus brisas perfumadas.
Al evocar las jornadas
que compartimos los dos,
yo siento como una voz
que desde el fondo me grita:
"¡En esta tierra bendita
el mejor amigo sos!"
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