(Pintura: Armando Repetto)
Semioculto en el cardal
que ha florecido en la loma,
apenas su techo asoma
desafiando al vendaval,
la ramazón del sauzal
lo acaricia dulcemente
y es una trova doliente
lo que modula el pampero
cuando azotando el alero
lo hace gemir hondamente.
Cuántas veces a la verga
del fogón, bajo la luna
romántica como una
novia ebria de quimera;
vibró sensual y hechicera
la pasional vidalita,
mensajera de la cuita
del gaucho a su bien amada
que oyó toda embelesada
la melodía infinita.
Y aunque yace abandonado,
triste cual un camposanto,
conserva siempre el encanto
de su glorioso pasado;
los recuerdos que han quedado
surgen de allí triunfadores
y los pájaros cantores
que anidan en la floresta,
suelen ponerlo de fiesta,
como en sus tiempos mejores.
De las paredes grietadas
entre los terrones secos,
parecen latir los ecos
de las últimas payadas;
"en las tardes incendiadas"
al reflejo postrimero
baja del sauce el boyero
e igual que los payadores,
entona trovas de amores
sobre el palo del alero.
Viejo rancho agonizante
que a la orilla del camino,
te ha reservado el Destino
cual criollo tema insinuante;
no está la hora distante
en que las rejas hurañas,
desgarrando tus entrañas
abran hondo y ancho cauce
y no quede más que el sauce
testigos de tus hazañas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario