(Pintura:Francisco Madero Marenco)
¡Galopa!¡Galopa!
Los cascos sonoros golpean la tierra,
muerden la gramilla verde en la llanura,
hieren con su filo la senda de la tropa,
difunden sus ecos secos en la altura
y el joven jinete soldado de guerra
firme en los estribos, su corcel apura.
¡Galopa!¡Galopa!
Cubierto de espuma su caballo vuela,
bajo el sol que abrasa o el frío que hiela.
De nada se cuida ni nada le ampara
lluviasy torrentes le empapan la ropa
las flechas del viento le cortan la cara.
¡Galopa! ¡Galopa!
Cumbres, pampas, valles, simas misteriosas
atraviesa el bruto que empuja la espuela:
le atajan el paso moles poderosas,
selvas, lagos, piedras, ramas espinosas,
pircas y quebradas que el abismo vela.
¡Galopa!¡Galopa!
Inclina su cuello, grave y sibilino
el Cóndor, que observa los raudos despliegues
del hombre y el potro, buscando camino,
en el desolado reino de las nieves.
¡Galopa!¡Galopa!
Abostos le miran los ojos vacíos
que abren en las pétreas márgenes los ríos.
¡Galopa!¡Galopa!
Las águilas siguen con inquieto asombro,
desde la alta peña y el nidal en copa,
el ala del poncho que bate en el hombro.
¡Galopa!¡Galopa!
No hay tregua, ni pausa, ni tranco ni trote,
el talón se clava y estalla el azote.
¡Galopa!¡Galopa!
Los Andes, Mendoza, las landas salinas,
los trillos ardientes de los arenales,
calvarios de antiguas rutas argentinas
sembradas con huesos de hombres y animales.
Contra los fantasmas y llamas que topa.
¡Galopa!¡Galopa!
Pumas, cardos, fuego, sopor del desierto
donde anda el silencio sobre un aire muerto,
relentes, visiones que el delirio toca,
falsos panoramas de un martirio cierto.
¡Galopa!¡Galopa!
Le ofrecen reposo las chozas sencillas,
frescura las frondas, sosiego el paisaje
le invitan alegres refugios y villas
praderas tranquilas, casas de hospedaje.
¡Galopa!¡Galopa!
Ni vallas, ni puertas, ni dulce mirada
ni mortal peligro retrasan el viaje.
Muda en cada posta la bestia agotada,
el rebenque, rojo de azotar ijares,
rojos los tacones de la bota dura.
¡Galopa!¡Galopa!
Girones de azules prendas militares
le cuelgan ahora del cuerpo bizarro:
los negros pantanos con negros lunares
le han hecho un capote de sudor y barro,
mas, el brazo taja, corre locamente,
mientras desde el nudo bajo, de la cincha,
cae un hilo fino de sangre caliente.
¡Galopa!¡Galopa!
Columnas de vahos levanta Febrero,
perros cimarrones ladran en jaurías
sobre todo pasa la fe del viajero:
con tientos de leguas va cosiendo días
y noches, al flanco de su derrotero.
¡Galopa!¡Galopa!
Tras su sombra errante quedan en rezago
nieves, cumbres, lagos, campos en pavesas
arenal puntano, sierras cordobesas,
la cueva felina y el traidor amago.
¡Galopa!¡Galopa!
Ya alcanza planicies, ¡trébol y verbenas!
ya no acechan garras ni páramo aciago.
¡Estancias y aldeas!¡Las tierras morenas!
Y de pronto, ¡el río! y allí ¡la barranca!
¡cuna de la insignia toda azul y blanca!
¡Ya se siente el efluvio del nativo pago!
Hunde más la espuela, se agranda su aliento.
¡Galopa!¡Galopa!
No importa si aun queman las llamas del viento,
si asfixian los polvos del rudo verano,
si se hincha la arteria del pulso violento
y tortura el ansia del labio sediento:
¡qué importa la angustia, la fiebre y la muerte
cuando está la meta cerca de su mano!
¡Galopa!¡Galopa!
¡Heraldo celeste de la buena suerte!
¡Galopa! imponente varón espartano!
El deber lo manda y el honor lo quiere
un pueblo que nace sabrá agradecerte.
¡Galopa!¡Galopa!
¡Obliga!¡Castiga brazo sobrehumano!
Cruza en torbellino, Morón, Miserere
y ¡por fin! cumpliendo la última jornada.
Recio el continente, la voz bien templada.
Altivo y jadeante se cuadra en el Fuerte.
"Oficial en alta misión y reservada"
"Un parte. De Chile. Manuel Escalada".
¡Júbilo supremo! ¡Mensaje de gloria
que a un joven y heroico soldado le cupo
traerle a su Patria desde Chacabuco
anunciando el día de la gran Victoria!
¡Manuel Escalada, tu corcel de guerra
sigue galopando sobre llano y sierra;
su casco de bronce resuena en la Historia!
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