"...guacho y gaucho me parecían lo mismo, porque entendía que ambas cosas significaban ser hijo de Dios, del campo y de uno mismo". (Don Segundo Sombra)
viernes, 18 de febrero de 2011
Si digo mi país
Si digo mi país, digo su gente.
El territorio humano,
las fragorosas costas de la vida;
los límites transidos,
el desolado mapa de cuerpos abatidos.
Si digo mi país,
digo los ojos de los niños
con sus cielos en calma;
digo también los ojos tristes de los adultos:
horizontes nublados
con párpados henchidos
de llantos no llorados.
Y digo la estación de las esperas
donde los trenes pasan sin nunca detenerse;
y el ademán de todos suele ser el silencio
una flor pisoteada que el olvido disperse.
Y digo las ciudades sin el aura del campo,
y los campos arados de obstinada labranza,
y el pan
que aún renace de las arcas del trigo
y la vasta cosecha de la desesperanza.
Mi país: alto nombre,
gesto de multitudes;
vasto mural de un pueblo que soporta su historia
cenotafio y antorcha de todas las memorias
donde guarda la patria la huella de sus hombres.
Sí, Mi país es esto:
los rostros y las voces,
los brazos extendidos y las manos vacías;
el dolor en la copa del amor ofrecido
y la rosa marchita de la última alegría.
Sí. Mi país es esto.
He nombrado su gente,
he nombrado el trabajo
y he nombrado la vida;
país de pecho adentro
donde están las fronteras
y la única manera de la soberanía.
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