Dispense moza, y escuche,
que por usted me ha quedao
el cerebro embarullao
y un malestar en el buche.
Mi corazón no serruche
con su cruel indiferencia,
que al turbarse mi conciencia
ya que mi alma no resiste
yo me voy quedando triste
como chico en penitencia..
Seguro que no ha de hallar
un hombre menos vicioso,
y a más tierno y amoroso
ninguno me ha de igualar.
En cuestión de trabajar
nunca tuve una achicada;
por eso, si a usted le agrada
que nos juntemos en ley,
trabajaré como un buey
pa que no le falte nada.
Le armaré un rancho campero
que ni dormida lo sueña,
y en homenaje a la dueña
cantaré como un jilguero.
Un buen facón caronero
no ha de faltarme ni en broma,
por si alguna vez se asoma
a mi rancho un gavilán,
pensando que no hay guardián
y alzarse con mi paloma.
Está de más que le diga
que a mi gusto me manejo,
y soy un criollo parejo
más previsor que la hormiga.
Por eso, que Dios bendiga
mi puro y sincero amor,
y que el Divino Creador
aunque no me dea riqueza
que conserve en mi pobreza
mi oficio de domador.
A mí la güeya me entona
sin que nadie me aventaje,
y no me asusta en un viaje
la hacienda más cimarrona.
Como quien algo ambiciona
pialo, enlazo, sé esquilar,
soy baquiano pa carniar,
y aunque alabarse es muy feo
trabajando en un rodeo
la derecha me han de dar.
Y si en esta circunstancia
pa hablarla elijo estos modos
es porque conozco todos
los trabajos de una estancia.
No piense que es por jactancia
que afirmo mi pata chueca,
y si este cristiano peca
no lo hace con mala idea,
¡sino pa que usted no crea
que soy un paleta seca!...
(Pintura: Carlos Montefusco)
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