sábado, 27 de febrero de 2010

El recuerdo de mi china



Me descolgué del gateao
y la cincha le aflojé;
y áhi no más desensillé,
porque venía cansao.
Después de haber galopeao
varias leguas sin parar,
tenía ganas de yerbear
y charrusquiar, desde luego.
Junté leña, prendí fuego
y puse agua a calentar.

Mañé la yegua madrina
y embozalé un colorao,
que lo dejé a mano atao
en un tronco 'e cina-cina.
El recuerdo de mi china
me enllenaba el pensamiento,
y buscando el lao del viento
ensarté junto al fogón
una paleta'e capón
que traiba atao a los tientos.

Y mientras que voy mateando
sentao sobre un cojinillo,
todo un concierto de grillos,
la noche me va brindando.
Las estrellas, parpadeando,
en el cielo se despiertan; ,
sobre los pastos se asientan
claras gotas de rocío,
y en el pensamiento mío
las nostalgias se acrecientan.

Y después de churrasquiar
al resplandor de la llama,
con el recao formé cama
y me tendí a descansar.
Volví otra vez a pensar
en qué lindo es ser tu dueño,
y en el cachorro sureño
que voy a tener con vos.
Encomendé mi alma a Dios
y entregué mi cuerpo al sueño.


 

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