El viento, medio frescón,
que todo el día ha soplao
aura parece cansao,
tropezón tras tropezón,
el monte serio y tristón
al manso compás se agita,
y ayá a lo lejos, solita,
se vá perdiendo una nube
como el humo cuando sube
del cigarro que se pita.
La luna blanca y briyante
parada sola en el cielo
vá alumbrando todo el suelo
como un ojo vigilante,
y en la rama lagrimiante
de un viejo sauce yorón
silba el chingolo gauchón
un silencio en su clarín
pa' que descanse, por fin,
mi angustiao corazón.
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