miércoles, 20 de marzo de 2019

El Ùltimo Croto (Fragmento)



Un vientito libertario
cruzaba por mi moyera
cuando "cuadré" la "linyera"
con todo lo necesario…
A rumbos imaginarios
trazados en mis desvelos,
por las hueyas de mi suelo
partí con el "mono" al hombro,
como pichón con asombro
intentando el primer vuelo.

En la cabeza, los sueños,
al pecho las esperanzas,
en el lomo la confianza
puse con todo mi empeño.
De los senderos el dueño
ocasiones me sentía…
y a las potras utopías
con mi anarco "lazo" crioyo,
le iba tirando con royos
mis versos y rebeldías.

Un viejo poncho pesao
que fuera herencia de tata,
y dos pares de alpargatas
y una lonita había alzao.
Sobre el "mono" iban colgao
el "bandoleón" y "vitrola",
"matienso" y la "sin virola",
en la bolsa "bagayera"
junto a la crioya salmuera
picante como eya sola.

Pá atracar algún galpón
donde interesa la traza,
"copaychego" o "batarazas"
yevaba pá la ocasión…
"berretines un montón
que les "copié" a los mayores,
bolseros de los mejores
de los yamao "puguilistas"
que pá las "bayas" artistas
eran más que estibadores.

Sentao encima el "perico"
como pintao por Florencio,
si habré matiao en silencio
oservao por el milico…
Era cuco pá los chicos
de lejos lo presentía,
si un "pique" no conseguía
"baratiaba" en el galpón,
pá ganarme el "tarascón"
y seguir sobre la vía.

Cuando a una estancia yegaba,
si habré peleao con los perros,
sin mostrarle nunca el "fierro"
(un detaye que cuidaba..)
Si a churrasquiar convidaban
pasaba y agradecía,
con un campero lenguaje,
pedía, pa'seguir viaje,
las famosas "Tres marías".

Al divisar un molino,
y si leña había cercón,
solía parar tranquilón
sin cuerpiarle al "guardahilos".
Después ganaba el camino
y en tiempos de deschalada
dejé la espiga pelada...
por muy poquito dinero
y algún guiso chacarero
que me comí en la ranchada.

Así un tiempito pasaba
en la lucha como el chancho,
y después, como el carancho,
el vuelo enseguida alzaba.
A otra hueya enderezaba
bajo el cielo universal,
maldiciendo al capital
alambrador de terruños
y al tranco, cerrando el puño,
me aferraba a mi ideal...


Glosario crotil:

Mono: Atado donde van sus pertenencias.

Bandoloeón: Tarro para cocinar (la olla).

Vitrola: Tarro con manija (la pava).

Bagayera: Bolsa para llevar "los vicios".

Copaychego: Traje de pantalón y saco de trabajo.

Batarazas: Bombachas de trabajo.

Pugilista: El buen bolsero.

Las bayas: Las bolsas de arpiyera con cereal.

Perico: Atado donde van sus pertenencias.

Baratiar: Trabajar de comedido, sin paga.

Tarascón: mordida/ se refiere a la comida.

El fierro: el cuchillo.

Las Tres marías: Carne, yerba y galleta.

Guardahilos: El mensual o puestero.


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(Otros versos sueltos)

Y con esa libertá
que en mi ser idializaba,
pa' adelante le pegaba
tranco y tranco en soledá.
Ni el empleao de vialidá
con la rastra a lo pavote,
habrá roto más cascotes
que yo con mis alpargatas,
que el dedo gordo e' la pata
se asomaba a los bigotes.

Lagunas, puentes y arroyos,
montes de talas y sauzales,
y el "real" en tantos juncales
nos brindaron siempre apoyo.
Hasta los cardales crioyos,
con su leña servicial,
le hizo frente al temporal
en aquel invierno "crudo",
que sancochamos peludos
grasa blanca del maizal.

Balcarce, zona papera,
con unos rinde a lo "guazo"
también le puse mis brazos
a las "bayas" de arpiyera.
Trotiando por la madera
con el "gañote" a lo vaca,
"atao" con aqueyos "yaca",
"El Visagra" marplatense,
"Maziso", el madariaguense
y el mechonguense "Matraca".

Por Juárez me vuelvo a'yar
con el pampeano Segundo,
hombre qu'era trotamundo
pa' aquerenciarse a un ,lugar.
Me convidó pa' "picar"
cerca de San Agustín
esa vez no de "pistín"…
"debuté" de enganchador,
ya que él era cosedor
en aqueya "Bernardín".

Con los ojos chiquititos
por la granza que volaba,
"cuatro" manos precisaba
para embolsar los granitos.
Había rinde parejito
por hectárea unas cincuenta,
si no le erro a la cuenta,
por tres mil bolsas cobré
y casi un mes me pasé
viviendo "como" de rentas.

Fue la última cosecha,
después coparon los silos,
quedó la aúja y el hilo
más triste que mis endechas.
¿Que hay que cerrar esa brecha?
porque la técnica avanza,
¿qué hay que tener esperanza?
que el trabajo se humanizara…
¡añoro aqueyas palizas!
cuando hoy me chifla la panza.

Con el arroyo por medio
armé ranchada al sudeste,
y aquel "linye", al noroeste,
ocupaba el mejor predio.
Y cuando no hay más remedio,
donde cuadre hay que "enrrialar"
por eso, sin protestar…
corté paja, junté leña,
y pa' no seguir a señas
me crucé pa' saludar.

Tiró unas frases al vuelo
en el lenguaje "crotil",
que le respondí gentil
con un poco de recelo.
-¿Lo puedo yamar abuelo?
le pregunté de repente,
-cómo no, si tanta gente,
al verme "ruano"parejo,
me dicen el "linye viejo"
o el Patriarca de los Puentes.

Nombres de puentes y parajes,
de arroyos y de estaciones,
conocía a montones
del largo peregrinaje.
Que guardaba en el bagaje
del "cofre" de su memoria…
como un pedazo de historia
en su vida de linyera,
y en el "mono" de arpiyera
mostraba su trayectoria.

Recuerdo qu'esa mañana,
pa' hablar de bueyes perdidos,
le dije: -estoy dolorido
de leer esas macanas,
que alguna persona humana
pudo escribir, imprudente,
con esas frases hirientes
que, si las puedo borrar,
encima le vi'a estampar
¡un verso machazo al puente!

-Pensar que antes, camarada,
si encontraba un puente escrito,
podía leerse clarito…
mensajes de "barricada".
Y hoy lo ensucian con pavadas
puedo decirle, oportuno,
que entre el olvido de algunos
y la inorancia de otros,
denigran lo que a nosotros
nos diplomó de tribunos.

Para qué le habré tocado
el renglón de la protesta,
si a todo tenía respuesta
aquel "linye" renegado.
Como un "curso" acelerado
me dio de filosofía…
y hablaba de plusvalía
que deja, al proletariado,
cada vez más explotado
y engorda la oligarquía.

Defendía sus ponencias
hasta con uñas y dientes,
y a veces, de tan vehemente,
lindaba con la demencia.
Del dogmatismo a la ciencia
de un "galopito" cruzaba
y por ahí entremezclaba
La Biblia y el Manifiesto…
que ni jugándome el resto
al viejo lo interpretaba.

Pero, si no lo apuraba,
volvía a juntar la "tropiya",
y con frases más senciyas
otros consejos me daba.
Y, como el tiempo sobraba
pa' hacer rayas en el suelo,
pude "cazarle" en el vuelo,
po'el tono 'el vocabulario,
que había sido presidiario,
casi seguro, ese abuelo.

Yo también, pa' no ser menos,
tercié en la conversación,
traje la revolución
del cincuenta y cinco en pleno.
Me dijo el "Linye", sereno:
-contrariarlo no es mi agrado,
eso fue golpe de estado,
¡revolución! , la francesa…
aquí , maniobras burguesas
de milicos trasnochados.

-Abuelo, una reflesión
sobre la igualdá le pido,
porque me hayo confundido
y no encuentro la razón,
¿Por qué siempre es del "panzón"
la imagen y semejanza?
al pobre nunca lo alcanza,
cosa que me emberretina,
¿por qué será que se inclina
pa' un solo lao la balanza?

-La balanza del progreso
no pesa sudor ajeno,
y nadie les pone freno
ni siquiera contrapeso.
Por intentarlo fui preso
ayá, por el treinta y pico
y acobardao de milicos
cuando me abrieron la jaula,
pa' no sumarme a los maulas
me puse al hombro el "perico".

-Desde entonces, camarada,
corría el año treinta y dos,
y casi al sesenta y dos
son treinta años y no es pavada.
Con sus noches y madrugadas,
con fríos y con calor,
con más contras que a favor
por "arisquiar" la pechera…
pero libre, a mi manera,
como burro empacador.

-Y seguiré en la retranca
bajo el puente mi "trinchera"
hasta que la "barriguera"
se corte en cualquier barranca.
Aunque es pocona mi "banca"
no retiro lo bancao…
y me doy por bien pagao
que usté, Victorio, comprenda
que si se elige una senda
no hay que dejarla a un costao.

Al terminar la canción,
algo el viejo cuestionaba,
mientras yerba le volcaba
pa' ensiyar el cimarrón.
-El tema e' la tradición
no se agota al primer pial,
y ya que dentro al corral,
camarada, le prevengo…
que, a familias de "abolengo",
les yaman tradicional.

-A esa casta patriarcal,
a mi modesta opinión,
lo de Patria y Tradición
y con el "ser" nacional.
No les ha ido tan mal
si no, calcule las leguas…
que al aborigen, sin tregua,
sus antepasaos robaron,
 Sin negarlo, amojonaron
hasta ande cansen la yegua.

Y pienso que a Santos Vega
lo "matan" en la contienda,
pa' meterle otra leyenda
al pueblo, por si reniega,
cuando descubra la entrega
del país y sus riquezas,
que roban pa' la "nobleza"
del "amo" internacional
aunque a su "ser" nacional
le hagan bajar la cabeza.

-Nunca por condescender
canto alabando riquezas,
qu'el qu'ensiya con pobrezas
sus versos no va a entender.
No cambie de parecer
qu'el poeta verdadero…
no mete en vano al tintero
la pluma de su esperanza,
y aunque le "chifle" la panza
no escriba versos rastreros.

Cuando en charlas de "farmacias"
se hable de "bueyes perdidos",
no intente "patiar" el nido,
cabrestee en "democracia",
si total la burocracia,
que se afirma en el poder,
usté no la va a mover
ayí, sentao en la siya,
¡haga andar las "carretiyas"
si lo invitan a comer!…

-Como verá, camarada,
me está esperando el camino,
y como buen peregrino
partiré a la madrugada.
Ahí le dejo la ranchada
si es que no levanta vuelo,
y si comparte mi anhelo
¡quiero pedirle!… poeta,
que le agregue a su libreta
¡un verso para este abuelo!

Será un honor, caminante!,
cumpliré con lo que anhela,
si en la décima espinela
me acompaña el consonante.
Lo imaginaré constante
"cabrestiándole" al destino,
con una orquesta de trinos
de pajaritos en vuelo…
por la hueyas de mi suelo
¡protestándole al camino!

Este pedazo de historia
que les conté en la "matera",
tiene parte aquel linyera
que me ilustró la memoria.
Que Dios lo tenga en la gloria,
aunque no era muy devoto…
y al no echar en saco roto
mis vivencia y sus consejos,
pude plasmar un bosquejo
de mis andanzas de croto.

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Hoy presentamos algunas décimas extraídas del libro de Felipe O. Moreno, que fuera editado por “Autores del Tuyú”. Lector, si puedes conseguirlo, te recomendamos su lectura. Es una escritura testimonial ya que es un relato autobiográfico de una parte de su vida (1962-64). Y no te digo más, porque hemos anexado algo de su prólogo, hecho por Juan C. Barbosa. Esta colaboración es por una  total gentileza de su autor, merced a los buenos oficios de un amigo común.
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El "último croto" viene a integrar (en las letras) una lista de almas que existieron alguna vez en este bendito país y que fueran contados y cantados a través del tiempo. Es menester aquí, presentarlo, no sin antes discurrir sobre un punto fundamental que el tema encierra como característica particular y que es su desdoblamiento. Desde siempre y en todo el mundo han existido errabundos, mendigos, caminantes, trotamundos o como se les quiera llamar, pero ha sido únicamente en Argentina --me atrevería a afirmarlo-- donde esta estirpe se ha revestido de una personalidad distinta por virtud de la hospitalidad del argentino. Aquí es donde se establece ese desdoblamiento del que hablara, que posibilitó la existencia de estos personajes sui-géneris. La hospitalidad en todos los niveles sociales, marcó en nuestro país una característica sin precedentes en el mundo, de manera tal que abarcó no solo al desamparado, al inmigrante o al carenciado, sino que albergó también y como un eco folklórico, a los linyeras, a los que sostuvo desinteresadamente, por largos años, en un rasgo que rayó en el pintoresquismo. He conocido estancias en la Provincia de Buenos Aires, en las que había (como una instalación más) una "crotera". Se trataba de una habitación espaciosa y separada de la edificación convencional, apropiada para los caminantes, en la que siempre había yerba, galleta, y carne a disposición del que llegaba. Desde antaño y por un eco puramente tradicional se mantenía la costumbre antedicha y en algunas ocasiones, luego que los linyeras permanecieran uno o dos días en una actitud ociosa, se les entrega a su partida un pedazo de carne para el viaje, si lo solicitaban.
Los puentes de las carreteras fueron singularmente su vivienda por excelencia, de ahí:- "... como croto bajo el puente...", por significar una comodidad extra en una vida errabunda. La vía férrea, en muchos casos un camino sin fronteras, sobreelevado, directo, cómodo a fuer de su poco tránsito, le permitió trasladarse a gusto.
Pero dejemos que "El último croto" cuente su historia, con el orgullo magnífico y genuino que se percibe a través de su trama y donde Felipe Olivera Moreno pudo plasmar, mucho mejor que en un estudio académico, a través de su poesía abierta, rotunda, ética, un personaje real de nuestra historia regional. Sus versos prolijos y profundos, sin aditamentos metafóricos, al mejor  estilo hernandiano, llevan una consecuente y virtuosa magia que convida a meterse debajo del puente y desear que nunca termine ese derrotero de sabiduría mezclada con anécdotas, rebeldías, profundos razonamientos y denuncias sociales "... Males que conocen todos/ pero que naides cantó..."

 Juan Cruz Barbosa

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