"...guacho y gaucho me parecían lo mismo, porque entendía que ambas cosas significaban ser hijo de Dios, del campo y de uno mismo". (Don Segundo Sombra)
Quien fuera como el halcón
cuando su vuelo levanta,
pájaro humilde a su planta
hasta tomar posesión.
Si algún amante mejor
ha ocupado mi lugar,
de nuevo vuelvo a volar
buscando un rumbo mejor,
y en el jardín del amor
me pararé a descansar.
Si mi vuelo levantara
en este mismo momento,
enviaré mi pensamiento
adonde ella se encontrara.
Así me desengañara
si es que engañado yo estoy,
pero le juro que soy
en todo querer constante,
y si tienes otro amante
levanto el vuelo y me voy.
Compadre Bianchi, que viva,
soy su esclavo y vendamé,
si no me quiere vender
dejeme pa'su mandao
que yo estaré bien pagao
cantándole desde acá
a su lado me ha de hallar
hasta que se caiga el cielo
y si le toca llorar
úseme como pañuelo.
Un vientito libertario
cruzaba por mi moyera
cuando "cuadré" la "linyera"
con todo lo necesario…
A rumbos imaginarios
trazados en mis desvelos,
por las hueyas de mi suelo
partí con el "mono" al hombro,
como pichón con asombro
intentando el primer vuelo.
En la cabeza, los sueños,
al pecho las esperanzas,
en el lomo la confianza
puse con todo mi empeño.
De los senderos el dueño
ocasiones me sentía…
y a las potras utopías
con mi anarco "lazo" crioyo,
le iba tirando con royos
mis versos y rebeldías.
Un viejo poncho pesao
que fuera herencia de tata,
y dos pares de alpargatas
y una lonita había alzao.
Sobre el "mono" iban colgao
el "bandoleón" y "vitrola",
"matienso" y la "sin virola",
en la bolsa "bagayera"
junto a la crioya salmuera
picante como eya sola.
Pá atracar algún galpón
donde interesa la traza,
"copaychego" o "batarazas"
yevaba pá la ocasión…
"berretines un montón
que les "copié" a los mayores,
bolseros de los mejores
de los yamao "puguilistas"
que pá las "bayas" artistas
eran más que estibadores.
Sentao encima el "perico"
como pintao por Florencio,
si habré matiao en silencio
oservao por el milico…
Era cuco pá los chicos
de lejos lo presentía,
si un "pique" no conseguía
"baratiaba" en el galpón,
pá ganarme el "tarascón"
y seguir sobre la vía.
Cuando a una estancia yegaba,
si habré peleao con los perros,
sin mostrarle nunca el "fierro"
(un detaye que cuidaba..)
Si a churrasquiar convidaban
pasaba y agradecía,
con un campero lenguaje,
pedía, pa'seguir viaje,
las famosas "Tres marías".
Al divisar un molino,
y si leña había cercón,
solía parar tranquilón
sin cuerpiarle al "guardahilos".
Después ganaba el camino
y en tiempos de deschalada
dejé la espiga pelada...
por muy poquito dinero
y algún guiso chacarero
que me comí en la ranchada.
Así un tiempito pasaba
en la lucha como el chancho,
y después, como el carancho,
el vuelo enseguida alzaba.
A otra hueya enderezaba
bajo el cielo universal,
maldiciendo al capital
alambrador de terruños
y al tranco, cerrando el puño,
me aferraba a mi ideal...
Y con esa libertá
que en mi ser idializaba,
pa' adelante le pegaba
tranco y tranco en soledá.
Ni el empleao de vialidá
con la rastra a lo pavote,
habrá roto más cascotes
que yo con mis alpargatas,
que el dedo gordo e' la pata
se asomaba a los bigotes.
Lagunas, puentes y arroyos,
montes de talas y sauzales,
y el "real" en tantos juncales
nos brindaron siempre apoyo.
Hasta los cardales crioyos,
con su leña servicial,
le hizo frente al temporal
en aquel invierno "crudo",
que sancochamos peludos
grasa blanca del maizal.
Balcarce, zona papera,
con unos rinde a lo "guazo"
también le puse mis brazos
a las "bayas" de arpiyera.
Trotiando por la madera
con el "gañote" a lo vaca,
"atao" con aqueyos "yaca",
"El Visagra" marplatense,
"Maziso", el madariaguense
y el mechonguense "Matraca".
Por Juárez me vuelvo a'yar
con el pampeano Segundo,
hombre qu'era trotamundo
pa' aquerenciarse a un ,lugar.
Me convidó pa' "picar"
cerca de San Agustín
esa vez no de "pistín"…
"debuté" de enganchador,
ya que él era cosedor
en aqueya "Bernardín".
Con los ojos chiquititos
por la granza que volaba,
"cuatro" manos precisaba
para embolsar los granitos.
Había rinde parejito
por hectárea unas cincuenta,
si no le erro a la cuenta,
por tres mil bolsas cobré
y casi un mes me pasé
viviendo "como" de rentas.
Fue la última cosecha,
después coparon los silos,
quedó la aúja y el hilo
más triste que mis endechas.
¿Que hay que cerrar esa brecha?
porque la técnica avanza,
¿qué hay que tener esperanza?
que el trabajo se humanizara…
¡añoro aqueyas palizas!
cuando hoy me chifla la panza.
Con el arroyo por medio
armé ranchada al sudeste,
y aquel "linye", al noroeste,
ocupaba el mejor predio.
Y cuando no hay más remedio,
donde cuadre hay que "enrrialar"
por eso, sin protestar…
corté paja, junté leña,
y pa' no seguir a señas
me crucé pa' saludar.
Tiró unas frases al vuelo
en el lenguaje "crotil",
que le respondí gentil
con un poco de recelo.
-¿Lo puedo yamar abuelo?
le pregunté de repente,
-cómo no, si tanta gente,
al verme "ruano"parejo,
me dicen el "linye viejo"
o el Patriarca de los Puentes.
Nombres de puentes y parajes,
de arroyos y de estaciones,
conocía a montones
del largo peregrinaje.
Que guardaba en el bagaje
del "cofre" de su memoria…
como un pedazo de historia
en su vida de linyera,
y en el "mono" de arpiyera
mostraba su trayectoria.
Recuerdo qu'esa mañana,
pa' hablar de bueyes perdidos,
le dije: -estoy dolorido
de leer esas macanas,
que alguna persona humana
pudo escribir, imprudente,
con esas frases hirientes
que, si las puedo borrar,
encima le vi'a estampar
¡un verso machazo al puente!
-Pensar que antes, camarada,
si encontraba un puente escrito,
podía leerse clarito…
mensajes de "barricada".
Y hoy lo ensucian con pavadas
puedo decirle, oportuno,
que entre el olvido de algunos
y la inorancia de otros,
denigran lo que a nosotros
nos diplomó de tribunos.
Para qué le habré tocado
el renglón de la protesta,
si a todo tenía respuesta
aquel "linye" renegado.
Como un "curso" acelerado
me dio de filosofía…
y hablaba de plusvalía
que deja, al proletariado,
cada vez más explotado
y engorda la oligarquía.
Defendía sus ponencias
hasta con uñas y dientes,
y a veces, de tan vehemente,
lindaba con la demencia.
Del dogmatismo a la ciencia
de un "galopito" cruzaba
y por ahí entremezclaba
La Biblia y el Manifiesto…
que ni jugándome el resto
al viejo lo interpretaba.
Pero, si no lo apuraba,
volvía a juntar la "tropiya",
y con frases más senciyas
otros consejos me daba.
Y, como el tiempo sobraba
pa' hacer rayas en el suelo,
pude "cazarle" en el vuelo,
po'el tono 'el vocabulario,
que había sido presidiario,
casi seguro, ese abuelo.
Yo también, pa' no ser menos,
tercié en la conversación,
traje la revolución
del cincuenta y cinco en pleno.
Me dijo el "Linye", sereno:
-contrariarlo no es mi agrado,
eso fue golpe de estado,
¡revolución! , la francesa…
aquí , maniobras burguesas
de milicos trasnochados.
-Abuelo, una reflesión
sobre la igualdá le pido,
porque me hayo confundido
y no encuentro la razón,
¿Por qué siempre es del "panzón"
la imagen y semejanza?
al pobre nunca lo alcanza,
cosa que me emberretina,
¿por qué será que se inclina
pa' un solo lao la balanza?
-La balanza del progreso
no pesa sudor ajeno,
y nadie les pone freno
ni siquiera contrapeso.
Por intentarlo fui preso
ayá, por el treinta y pico
y acobardao de milicos
cuando me abrieron la jaula,
pa' no sumarme a los maulas
me puse al hombro el "perico".
-Desde entonces, camarada,
corría el año treinta y dos,
y casi al sesenta y dos
son treinta años y no es pavada.
Con sus noches y madrugadas,
con fríos y con calor,
con más contras que a favor
por "arisquiar" la pechera…
pero libre, a mi manera,
como burro empacador.
-Y seguiré en la retranca
bajo el puente mi "trinchera"
hasta que la "barriguera"
se corte en cualquier barranca.
Aunque es pocona mi "banca"
no retiro lo bancao…
y me doy por bien pagao
que usté, Victorio, comprenda
que si se elige una senda
no hay que dejarla a un costao.
Al terminar la canción,
algo el viejo cuestionaba,
mientras yerba le volcaba
pa' ensiyar el cimarrón.
-El tema e' la tradición
no se agota al primer pial,
y ya que dentro al corral,
camarada, le prevengo…
que, a familias de "abolengo",
les yaman tradicional.
-A esa casta patriarcal,
a mi modesta opinión,
lo de Patria y Tradición
y con el "ser" nacional.
No les ha ido tan mal
si no, calcule las leguas…
que al aborigen, sin tregua,
sus antepasaos robaron,
Sin negarlo, amojonaron
hasta ande cansen la yegua.
Y pienso que a Santos Vega
lo "matan" en la contienda,
pa' meterle otra leyenda
al pueblo, por si reniega,
cuando descubra la entrega
del país y sus riquezas,
que roban pa' la "nobleza"
del "amo" internacional
aunque a su "ser" nacional
le hagan bajar la cabeza.
-Nunca por condescender
canto alabando riquezas,
qu'el qu'ensiya con pobrezas
sus versos no va a entender.
No cambie de parecer
qu'el poeta verdadero…
no mete en vano al tintero
la pluma de su esperanza,
y aunque le "chifle" la panza
no escriba versos rastreros.
Cuando en charlas de "farmacias"
se hable de "bueyes perdidos",
no intente "patiar" el nido,
cabrestee en "democracia",
si total la burocracia,
que se afirma en el poder,
usté no la va a mover
ayí, sentao en la siya,
¡haga andar las "carretiyas"
si lo invitan a comer!…
-Como verá, camarada,
me está esperando el camino,
y como buen peregrino
partiré a la madrugada.
Ahí le dejo la ranchada
si es que no levanta vuelo,
y si comparte mi anhelo
¡quiero pedirle!… poeta,
que le agregue a su libreta
¡un verso para este abuelo!
Será un honor, caminante!,
cumpliré con lo que anhela,
si en la décima espinela
me acompaña el consonante.
Lo imaginaré constante
"cabrestiándole" al destino,
con una orquesta de trinos
de pajaritos en vuelo…
por la hueyas de mi suelo
¡protestándole al camino!
Este pedazo de historia
que les conté en la "matera",
tiene parte aquel linyera
que me ilustró la memoria.
Que Dios lo tenga en la gloria,
aunque no era muy devoto…
y al no echar en saco roto
mis vivencia y sus consejos,
pude plasmar un bosquejo
de mis andanzas de croto.
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Hoy presentamos algunas décimas extraídas del libro de Felipe O. Moreno, que fuera editado por “Autores del Tuyú”. Lector, si puedes conseguirlo, te recomendamos su lectura. Es una escritura testimonial ya que es un relato autobiográfico de una parte de su vida (1962-64). Y no te digo más, porque hemos anexado algo de su prólogo, hecho por Juan C. Barbosa. Esta colaboración es por una total gentileza de su autor, merced a los buenos oficios de un amigo común.
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El "último croto" viene a integrar (en las letras) una lista de almas que existieron alguna vez en este bendito país y que fueran contados y cantados a través del tiempo. Es menester aquí, presentarlo, no sin antes discurrir sobre un punto fundamental que el tema encierra como característica particular y que es su desdoblamiento. Desde siempre y en todo el mundo han existido errabundos, mendigos, caminantes, trotamundos o como se les quiera llamar, pero ha sido únicamente en Argentina --me atrevería a afirmarlo-- donde esta estirpe se ha revestido de una personalidad distinta por virtud de la hospitalidad del argentino. Aquí es donde se establece ese desdoblamiento del que hablara, que posibilitó la existencia de estos personajes sui-géneris. La hospitalidad en todos los niveles sociales, marcó en nuestro país una característica sin precedentes en el mundo, de manera tal que abarcó no solo al desamparado, al inmigrante o al carenciado, sino que albergó también y como un eco folklórico, a los linyeras, a los que sostuvo desinteresadamente, por largos años, en un rasgo que rayó en el pintoresquismo. He conocido estancias en la Provincia de Buenos Aires, en las que había (como una instalación más) una "crotera". Se trataba de una habitación espaciosa y separada de la edificación convencional, apropiada para los caminantes, en la que siempre había yerba, galleta, y carne a disposición del que llegaba. Desde antaño y por un eco puramente tradicional se mantenía la costumbre antedicha y en algunas ocasiones, luego que los linyeras permanecieran uno o dos días en una actitud ociosa, se les entrega a su partida un pedazo de carne para el viaje, si lo solicitaban.
Los puentes de las carreteras fueron singularmente su vivienda por excelencia, de ahí:- "... como croto bajo el puente...", por significar una comodidad extra en una vida errabunda. La vía férrea, en muchos casos un camino sin fronteras, sobreelevado, directo, cómodo a fuer de su poco tránsito, le permitió trasladarse a gusto.
Pero dejemos que "El último croto" cuente su historia, con el orgullo magnífico y genuino que se percibe a través de su trama y donde Felipe Olivera Moreno pudo plasmar, mucho mejor que en un estudio académico, a través de su poesía abierta, rotunda, ética, un personaje real de nuestra historia regional. Sus versos prolijos y profundos, sin aditamentos metafóricos, al mejor estilo hernandiano, llevan una consecuente y virtuosa magia que convida a meterse debajo del puente y desear que nunca termine ese derrotero de sabiduría mezclada con anécdotas, rebeldías, profundos razonamientos y denuncias sociales "... Males que conocen todos/ pero que naides cantó..."
Se decía en el pueblo, que’l zurdo Amarillo
vía cáido de un pago lejano y tal vez,
contratao pa’l caso de “amansar” conciencias
pa’ unas elesiones dudosa pa’l juez
Yegó en un escuro tapao ¡qué pingazo!
como quien conchavo viniese a buscar,
paraba en la fonda de la caye ancha
que tenía por cierto, almacén y bar.
La primer topada la tuvo en “la feria”
con Zoilo, un resero, muy corajiador,
un quite y dos tajos jüeron suficiente
pa’ mostrar su astucia “el desocador”.
Desde aqueya tarde se hablaba del Zurdo
comparando a Coria y algún guapo más,
con el forastero, que muenta un escuro
mesmo que mandinga en la escurida.
Pero jué un domingo en unas cuadreras
que encontró otro brazo ágil y templao,
quitando de hacha y a poncho el puntazo,
un barbijo “El Zurdo” se yevó marcao.
Cuentan los paisanos que “El Zurdo” Amarillo
se perdió del pago desde ese encontrón,
sin “domar” concencias a la paisanada
y el juez con la duda pa’ la votación.
Fue la niña sin juguete
"adulta” con sus diez años
y fue escalando peldaños
porque la vida arremete.
Como varón, sobre un flete
era abrojo en el recao.
¡Cuántas veces ha ordeñao!
¡Cuántos fríos!... con la atada,
cuando iba de madrugada
tiritando en el arao.
Trabajando en la majada
amontonó los vellones
y engrasó sus ilusiones
junto a sus pilchas gastadas
todo, lo vio de pasada
para ella, no hubo domingo
¡trabajo!... sin más distingo
que sol naciente y estrella
“rústica” pero… ¡que bella!
con ese acento tan gringo.
Por humilde se aguantó
ofensas, risa e insulto
ella, era como un bulto
que sin derecho creció.
¡Su juventú! la dejó
mansillada en vil manera,
pobre piona, tesonera,
sencillita como un yuyo
que al fin, si tiene algo suyo,
fue ese hijo de soltera.
De áhi en más, siguió rodando
luchando como una fiera
y aquella “gringa” campera
al muchachito fue criando.
Todo de sí le fue dando
con su sentir tan humano,
puso ternura en sus manos
y Dios, le brindó su apoyo
porque le dio un hijo criollo
con sentimiento paisano.
El pelo le entró a blanquiar,
su muchacho la hizo ¡abuela!
dicen, que prendió una vela
y que se puso a rezar.
Después de tanto peliar
tuvo una paz interior,
por mandato superior
la dicha que reconcilia
su fe, le dio esta familia
donde ella vuelca su amor.
Y allí está, la que ayer fuera
la sufrida, “la guachita”,
contenta con su nietita
curtida por tanta espera.
Pudo ser una tapera…
pero hizo blanco, lo gris
y al cambiar ese matiz
a una esperanza aferrada
fue justamente “premiada”
con una vejez feliz.
¿Qué es “el canto surero”?
Y… asegún mi parecer
es entrenzar el ayer
y el hoy del hombre campero.
Pero también el pueblero
le aporta lo que aprendió,
que junto al que lo vivió
en la chacra o en la estancia,
le ingieren, en consonancia
lo que uno al otro le dió.
En esa interpretación
del pueta que se’splayó
y a lo crioyo describió
en muy rica esposición.
Es la fiel entonación
del hombre de la yanura
que no grita ni se apura
y no le pide a las almas,
de que lo ayuden con palmas
pues tiene su galanura.
Es la milonga campera
cantada sin titubeos
y adornada con floreos
que’s muy regional manera.
Es la rueda fogonera
o es un gaucho recitao,
y es el prolijo encordao
que’laboró un artesano,
pa’ un intérprete paisano
sin ningún cable enchufao.
Es lucir la vestimenta
con criterio y pulcritú
y mostrando su virtú
la dama cuando se sienta.
Es lograr audiencia’tenta
con mensaje bien medido
pa’ que quede un contenido
com’ofrenda’l soberano,
de nuestro canto pampiano
de azul y blanco sentido.
tus caminos Taragüí
fui dejando legua a legua
mil recuerdos por allí,
desde Sauce y desde Esquina,
o allá en el Guayquiraró,
si habré atravesado montes
por esos campos de Ituzaingó.
Otras veces tropeando
acampé en el Miriñay,
recorrí toda la costa
y llegué hasta el Chimiray,
otras vueltas del Pai Ubre
por Yaguareté Corá
fui en procura de mi rancho
allaité en Mburucuyá.
No quedó cañada,
albardón, ni estero,
laguna, ni monte
que andar no me vio;
en cuánta enramada
no dejé mi huella
y cuánta promesa
que no se cumplió…
Vida solitaria,
vida de tropero,
de día y de noche
monte jha tapé,
y de cuando en cuando
-poriajhú consuelo-
taba, guaripola,
cordiona y chamamé.
Otras veces tropeando
acampé en el Miriñay,
recorrí toda la costa
y llegué hasta el Chimiray,
otras veces de Pai Ubre
por Yaguareté Corá
fui en procura de mi rancho
allaité en Mburucuyá.
Taragüí: Corrientes
Guayquiraró, Miriñay y Chimiray: ríos correntinos
Pai Ubre, Ituzaingó, Yaguareté Corá y Mburucuyá: parajes y pueblos de Corrientes.
Monte jha tapé: monte y camino
Poriajhú consuelo; consuelo de pobre.
Guaripola: caña fuerte.