Entré en aquel recinto poblado de caballos
fijos en los dinteles del trazo prodigioso
y un aura de resuellos y de cascos nerviosos
pobló los horizontes de la tarde de mayo.
Por el ángulo breve de un pedazo de cielo
me deslicé en el cuadro caminando despacio
y bebí la distancia sin las alas del vuelo
hasta la última brizna de la luz y el espacio.
Ah, la magia secreta de ese pincel de artista
que me atrapó en la tela con su gracia imprevista
sin avisar siquiera cómo se vuelve de eso.
Pero del otro lado de la frágil frontera
encontré en mi guitarra la única manera
y cantando una huella aquí estoy de regreso.
A lo pampa
Aparceros nacimos
yo y mi caballo,
nos criamos a lo pampa,
igual que el cardo.
Hijos del pais y pobres,
iguales somos,
para hacer esta patria
pusimos lomo.
A la huella, a la huella,
chuzo sureño,
mi overo es orejano
como mi sueños.
A la huella, a la huella,
glorioso día,
cuando canto la huella
la tierra es mía.
Laralalalaila
laralalailalaira....
cuando canto la huella
la tierra es mía.
Somos los entenados
de un viejo embrollo,
si gano más, mi pingo
sufrido y criollo.
Si va al galope, overo,
haciendo punta,
no importa ingratitudes
yo soy su yunta.
A la huella, a la huella,
rumbo sabido
pa vos el matadero,
pa mí el olvido.
A la huella, a la huella,
glorioso día,
cuando canto la huella
la tierra es mía.
Laralalalaila
laralalailalaira....
cuando canto la huella
la tierra es mía.
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