lunes, 13 de agosto de 2018

Amigos


Amigos de arriba abajo,
eran Braulio y Melgarejo,
eran rodaja y rodaja,
eran pigüelo y pigüelo,
habían crecido juntos,
y con los mismos anhelos,
tan solo los separaba
como un alambrao por medio,
el color de dos divisas,
herencia de sus abuelos...

Pero eran tan amigos,
 tan amigos al extremo
que el día que hubo revuelta,
juntos del pago salieron
y en la mitad del camino,
resuelven bajar los cueros
pa' cambiarse de caballo
por el color de los pelos,

Puesto que en un colora'o,
sangre'e toro, cabos negros
que apartó de su tropilla,
venía montando Lucero
y siendo blanco, clavao
que no le cuadraba aquello
como tampoco cuadraba,
es fácil de comprenderlo
aquel tordillo re blanco
que montara Melgarejo.

Al cambiarse de caballo,
emparejaron los pelos,
y en la mitad del camino,
pa' tomar rumbos inciertos
uno pal lao de Galarza,
otro con el cabo viejo.

Ahí entonces la emoción,
les aprieta un nudo al cuello;
se abrazan, lloran los dos
en ese abrazo fraterno:
-"Tené fe en mi caballo",
le dice Braulio Lucero
y Aquilino le responde,
-"Si caigo en algún encuentro
pa' venirtelo a traer,
soy capaz de juirme muerto".

Se hizo la paz y se encuentran,
junto al pago de regreso
y otra vuelta los abrazos
 estaban como de verlos
que de entonces los caballos
iban a cambiar de dueños
y en las misma circunstancia
los dos en ellos se vieron
por eso es que nunca mas
los fletes se devolvieron.

Tras la revuelta una fiebre,
contagiosa vino luego
pa'que no se propagara
por los campos ni los pueblos,
hasta los ranchos quemaban
con los moradores muertos.

Era tan grande el contagio,
que se declaró un decreto
"aislar toda población
donde cayese un enfermo"...
y allí cayó bajo guardia,
el rancho de Melgarejo
con orden que ni la Madre,
pudiera entrar para verlo.

Pero lo supo su amigo,
lo supo Braulio Lucero,
y le puso en las paletas
de su caballo guerrero,
dos mordeduras de urgencia
para tragarse los vientos.

Y ni bien al campo llega,
ta' la osamenta en el suelo:
-"No dentre porque hay peligro,
No dentre!", grito un sargento,
"no dentre porque el contagio
hace días que esta ahí adentro
y el que traspase esa puerta,
se contará entre los muertos".

Pero ya no escucha mas,
avanza Braulio Lucero
y en cuanto abraza a su amigo,
en ese instante supremo
al levantarlo del catre
tiene en los brazos a un muerto.

Entonces lo carga al hombro,
pa'darle cristiano entierro,
no quiere que en el zanjón
lo tiren, como a otros muertos,
y allá va por el camino,
timbrándose con el peso
que va creciendo a medida
que se va enfriando el cuerpo.

Avanza, avanza tiembla,
no puede, se para de trecho en trecho
y piensa con amargura
si tuviera un compañero
y llorando de impotencia,
le dice a su amigo muerto
_"Vos que siempre te jugaste,
por tu partido, me acuerdo,
ahora decime Aquilino,
dónde estan los de tu pelo?".

Pa'darle otro tironcito,
le pide una ayuda al cielo
ahora llego al campo santo,
ahora cumplió su deseo
porque va a tener su amigo,
cristiana cruz para un rezo.

Al verlo por el valor,
jugar su vida sin miedo
quién es el que no diría,
frente de tan criollo ejemplo:
¡grande, grande es tener un amigo,
igual que Braulio Lucero.....!!!


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