"...guacho y gaucho me parecían lo mismo, porque entendía que ambas cosas significaban ser hijo de Dios, del campo y de uno mismo". (Don Segundo Sombra)
Es muy lindo divisar
el sol en el horizonte,
escuchar entre los montes
los pajaritos cantar;
ver un paisano ensillar,
con su brioso redomón
o cantar una canción
para contemplar su china
que se encuentra en la cocina
pa'entregarle un cimarrón.
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Estilo anónimo, recopilado por Martín Pereyra tomado de su padre Oscar Pereyra.
Chotis recopilado por el músico Rufino Leguizamon.
Repertorio de música criolla tradicional de la Provincia de Buenos Aires, Argentina.
Lorenzo Vivanco en acordeon , Martin y Carlos Pereyra en guitarra.
Nos cuenta Fernando O. Assuncao, Olga Fernández Latour de Botas y Beatriz Durante en el libro:
"Bailes Criollos Rioplatenses":
El Chotis o 'Schottisch', no sería ni más ni menos, en sus principios, que una variante, muy leve por cierto, de la antigua 'éccosaise' (una contradanza al modo inglés pero bailada a saltitos), hasta el punto que el maestro Curt Sachs afirma que se originó de la inclusión en la coreografía de aquella, de vueltas al modo de Vals. Sea como fuere, con sus compañeras generacionales La Polca y La Mazurca, arribó a estas playas por la cuarta década del siglo XIX. No le fue fácil, como tampoco lo fue para aquellas el imponerse y de ello dan noticias unos chuscos versos de un periódico de entonces:
"Son el Schotisch y Polca muy airosos
si se bailan, cual deben, con decencia
Si no en jiros obscenos y furiosos
Se estropea el pudor y la inocencia". (Tomado de Lauro Ayestarán, La música en el Uruguay):
Esta tierra es hermosa.
Crece sobre mis ojos como una abierta claridad asombrada.
La nombro con las cosas que voy amando y que me duelen;
Montañas pensativas, lunas que se alzan sobre el chaco
Como una boca de horno de pan recién prendido,
Yuchanes de leyenda
En donde duermen indios y ríos esplendentes,
Gauchos envueltos en una gruesa cáscara de silencio
Y bejucos volcando su azulina inocencia.
Todo eso quiero.
Y hablo de contrapuntos encrespados
Y de lo que ellos paran virilmente sangrientos
Cuando el vino en la muerte es un adiós morado.
Esta tierra es hermosa.
Déjenme que la alabe desbordado,
Que la vaya cavando
De canto en canto turbio
Y en semilla y semilla demorado.
Ocurre que me pasa que la pienso despacio
Y que empieza a dolerme casi como un recuerdo,
Y sin embargo, triste, la festejo.
Mato los colibríes que la elogian
Como quien apagara los pétalos del aire.
Hondeo como un niño ángeles y campanas
Y cuando así, dolido, la desnudo,
Cuando así la lastimo,
Me crece, ay, una lágrima en la que apenas si me reconozco.
Digo que me le entrego.
Digo que sin saber la voy amando,
Y digo que me vaya perdonando
Y en un perdón y en otro que le pido
Digo que alegremente voy sangrando.
Amigos de arriba abajo,
eran Braulio y Melgarejo,
eran rodaja y rodaja,
eran pigüelo y pigüelo,
habían crecido juntos,
y con los mismos anhelos,
tan solo los separaba
como un alambrao por medio,
el color de dos divisas,
herencia de sus abuelos...
Pero eran tan amigos,
tan amigos al extremo
que el día que hubo revuelta,
juntos del pago salieron
y en la mitad del camino,
resuelven bajar los cueros
pa' cambiarse de caballo
por el color de los pelos,
Puesto que en un colora'o,
sangre'e toro, cabos negros
que apartó de su tropilla,
venía montando Lucero
y siendo blanco, clavao
que no le cuadraba aquello
como tampoco cuadraba,
es fácil de comprenderlo
aquel tordillo re blanco
que montara Melgarejo.
Al cambiarse de caballo,
emparejaron los pelos,
y en la mitad del camino,
pa' tomar rumbos inciertos
uno pal lao de Galarza,
otro con el cabo viejo.
Ahí entonces la emoción,
les aprieta un nudo al cuello;
se abrazan, lloran los dos
en ese abrazo fraterno:
-"Tené fe en mi caballo",
le dice Braulio Lucero
y Aquilino le responde,
-"Si caigo en algún encuentro
pa' venirtelo a traer,
soy capaz de juirme muerto".
Se hizo la paz y se encuentran,
junto al pago de regreso
y otra vuelta los abrazos
estaban como de verlos
que de entonces los caballos
iban a cambiar de dueños
y en las misma circunstancia
los dos en ellos se vieron
por eso es que nunca mas
los fletes se devolvieron.
Tras la revuelta una fiebre,
contagiosa vino luego
pa'que no se propagara
por los campos ni los pueblos,
hasta los ranchos quemaban
con los moradores muertos.
Era tan grande el contagio,
que se declaró un decreto
"aislar toda población
donde cayese un enfermo"...
y allí cayó bajo guardia,
el rancho de Melgarejo
con orden que ni la Madre,
pudiera entrar para verlo.
Pero lo supo su amigo,
lo supo Braulio Lucero,
y le puso en las paletas
de su caballo guerrero,
dos mordeduras de urgencia
para tragarse los vientos.
Y ni bien al campo llega,
ta' la osamenta en el suelo:
-"No dentre porque hay peligro,
No dentre!", grito un sargento,
"no dentre porque el contagio
hace días que esta ahí adentro
y el que traspase esa puerta,
se contará entre los muertos".
Pero ya no escucha mas,
avanza Braulio Lucero
y en cuanto abraza a su amigo,
en ese instante supremo
al levantarlo del catre
tiene en los brazos a un muerto.
Entonces lo carga al hombro,
pa'darle cristiano entierro,
no quiere que en el zanjón
lo tiren, como a otros muertos,
y allá va por el camino,
timbrándose con el peso
que va creciendo a medida
que se va enfriando el cuerpo.
Avanza, avanza tiembla,
no puede, se para de trecho en trecho
y piensa con amargura
si tuviera un compañero
y llorando de impotencia,
le dice a su amigo muerto
_"Vos que siempre te jugaste,
por tu partido, me acuerdo,
ahora decime Aquilino,
dónde estan los de tu pelo?".
Pa'darle otro tironcito,
le pide una ayuda al cielo
ahora llego al campo santo,
ahora cumplió su deseo
porque va a tener su amigo,
cristiana cruz para un rezo.
Al verlo por el valor,
jugar su vida sin miedo
quién es el que no diría,
frente de tan criollo ejemplo:
¡grande, grande es tener un amigo,
igual que Braulio Lucero.....!!!
De mi tropiya de sueños
aparté un escarciador
y a lo pampa, enhorquetao,
enfilé pa´la ilusión...
De sí, la ignoré a la güeya
porque siendo rumbiador
creí de balde trajinarla,
teniendo ¡fe y corazón!
-Y como de "eso" me sobra_:
encaré a la imcomprensión,
salvé guadales de olvidos,
del mentir, la cerrazón,
aguaceros de promesas
y vientos de sin razón...
...es que iba muy bien montao,
porque era mi flete: ¡flor!
Y vea, sin apamparme
anticipé un arrastrón
(es potro nuevito el sueño
y justo en un cañadón,
se levantó la injusticia
y medió me lo espantó...).
..............................................
Anque pese a estas cuestiones,
mis años, y mi condición,
sigo al tranco o al galope
por esos campos de Dios,
con mi tropilla de sueños
entablada de ilusión...
Fría el agua -como nieve-
congelando hasta las bestias,.
y yo a un tronco las molestias
le sacaré -mientras yueve-.
Recostao contra la trebe
viá dejarlo todo el día
pa’ ver si la rebeldía
despacito se refala
y cuando lo atraque al tala
se prienda con alegría.
Un pedazo de madera
que habla de aves y de nidos,
de los inviernos sufridos
y flores de primavera.
Cada rama, la manera
de acariciar la distancia
y la espinuda arrogancia
se curtió con los poderes,
como se curten los seres
que sufren desde la infancia.
Hueya de su derrotero
es la cicatriz de un gajo,
la plataforma -barajo-
de una casita de hornero;
ayí se templó el pampero,
¡golpiaron los ventarrones!
…y en las frías oraciones
-la brisa suave que sopla-
dejó la silvestre copla
que acunaba a los pichones.
Si el final de su esistencia
lo vio rodar por la grama
tendrá que alzarse en la yama
como grito de presencia.
El chispiar será conciencia
y la brasa, integridá.
Dejando en la humanidá
el calor que fertiliza
…si hasta la misma ceniza
tiene alguna utilidá.
Lentamente debe arder
pa’ que’l humo ni se note,
pero que al fuego le brote
un amplio resplandecer.
Será como renacer
al yegar la madrugada.
Y el que no pueda ver nada
en la hoguera de’ste leño
¡qué despabile su sueño
al sol de la yamarada!