martes, 24 de julio de 2018

Pa'darse entero


Nunca un amigo emprestao
se hace de fierro,
siempre es caballo cansao
sordo al cencerro.
No hay yegua que lo haga dir
potrero adentro,
nunca un amigo emprestao
regala un tiempo.

Solo un amigo ganao
con un sentimiento
es pingo resucitao
aunque esté muerto,
o aunque esté siempre matao
 de tripa y cuero,
tendrá un risuello guardao
pa' darse entero.

Ahijuna cuanto sufrí
sin un sosiego,
hombre que sabe sentir,
siente parejo,
no lo achucharra el dolor,
pero es muy fiero ,
entregar el corazón
y tener miedo.

Un amigo bien ganao
es como un cielo,
ande se enciende la luz
de los silencios.
Un amigo bien ganao
es como un rezo
que se dice de callado,
en cualquier tiempo.

UN AMIGO BIEN GANAO... ¡¡POR DIOS QUE TENGO!!


sábado, 21 de julio de 2018

El sulky



1
Sulki: carruaje extranjero
pero crioyazo por ser
necesario en el quehacer
de todo ambiente campero.
Sulki que juiste pionero
de las güeyas, hoy viejonas,
diseñao pa’ tres personas
-sigún jueran sus tamaños-
y aunque se pasen los años
seguís vivo en muchas zonas.
2
Con dos ruedas fabricao
y las varas pa’delante
colgaban de tu pescante
un estribo a cada lao.
El asiento colocao
sobre el eje, y sus soportes
que’ran en esos transportes
dos elásticos machazos,
que a prueba de barquinazos
oficiaban de resortes.
3
Dicen que tílburi ha sido
tu apelativo natal
pero la gente rural
por sulki te ha conocido.
Jue’stenso tu recorrido
y en alguna pulpería,
la noche se te hizo día
pues tu patrón, envinao,
pa’ las casa te ha yevao
cuando el sol aparecía.
4
Al estar en movimiento,
metido en la latiguera
el látigo, cual bandera,
flamiaba al compás del viento.
Al cajón bajo el asiento
¡cuántas cosas le metían!
A veces se repartían
cuando eran por demás,
en la bandeja que atrás
algunos sulkis tenían.
5
Siempre a tus varas se ataba
de los pingos el mejor,
que si no era trotador
cualquier piyo se burlaba.
Con largas riendas se usaba
un freno con antiojera
pa’ que’l animal no viera
ni a su costao ni detrás,
y era a eleción además
el pretal o la pechera.
6
El par de tiros usao
de suela o cadena, al fin,
se unían al balancín
pa’l arrastre del rodao.
En la siyeta amarrao
con hebiyas -o una sola-
se encontraba el baticola
que’n medio de las retrancas
pasaba sobre las ancas
pa’ sujetarse en la cola.
7
Juiste’n algunas estancias
alejadas del poblao,
el vehículo obligao
pa’ recorrer las distancias.
En distintas circunstancias
quedó en la senda tu estela
cuando a mama y a la agüela
las yevabas de visitas
o cuando en las mañanitas
divas cargao a la escuela.
8
Hoy está casi perdida
tu presencia en la campaña
porque’l progreso, con saña,
apresura tu partida.
Por ser historia sentida
de un tiempo que yo he vivido,
con gran rispeto he querido
evocarte’n el ricuerdo
pues tu pingo, al trote lerdo
te yeva rumbo al olvido.

viernes, 20 de julio de 2018

El amigo (Milonga)


Al tranco llegó a las casas
después que se puso el sol .
Igual que un cuero mojado
le pesaba el corazón.

Bajo la sombra del patio
despacio desensilló;
caminito de la aguada
su caballo se perdió.

Como de lejos el viento
iba  acarriando un rumor,
de potreros y alamedas
misterios de la oración.

Bajo el candil de la luna
sacó tabaco y armó,
igual que un cuero mojado
le pesaba el corazón.

Se le había muerto el amigo,
un caballo lo apretó,
asuntos que siempre pasan
por esas pampas de Dios.

Para historias y mentiras
el velorio es ocasión;
pero el que siente en de veras
no tiene conversación.

Amargueando soledades
toda la noche pasó;
después el último viaje
del amigo acompañó.

Y después siempre callado
a su rancho enderezó
y a naides le importa nada
lo que por su alma pasó.

Recién al irse la luna
a su rancho se ganó..
Las cosas que cavilaba
tal vez que la sepa Dios.

Igual que un cuero mojado
le pesaba el corazón.             



A mis amigos queridos...

(Foto: Aldo Sessa)


Como un cencerro sonando
que desde lejos se siente,
el tiempo va mansamente
las almas amadrinando
y aunque sea de vez en cuando
en un vino compartido,
o en un abrazo tendido,
lo llevo del lao izquierdo,
así siempre los recuerdo
a mis amigos queridos.

Puse cuidao y desvelo,
mi amistad es noble y sencilla,
de no agrandar la tropilla
tampoco juntar de un pelo;
con ellos levanta vuelo
mi corazón que ha vivido,
por haberlos elegido
sin tener un desacuerdo,
así siempre los recuerdo
a mis amigos queridos.

En esta vida profana
la amistad es poncho de abrigo
y en yunta con un amigo
cualquier hazaña es jarana.
Se alegra mi alma paisana
si estoy con ellos reunido,
o en un estilo sentido
cuando mi guitarra encuerdo,
así siempre los recuerdo
a mis amigos queridos.

Aunque no voy a nombrarlos
y no es muy larga la lista,
al que este verso lo asista
habrá de saber guardarlo
pues yo quisiera llevarlos
en el corazón prendido,
una vez que me haya ido,
sin vueltas y al tranco lerdo
para siempre en el recuerdo
y a mis amigos queridos.



Gaucho

Presiento ese dolor cerca de mí
como un abrazo rudo
que no puedo romper.
Ahora ya sé quién eras.
haberlo descubierto me ilumina una herida
que no alcanzaba a ver.

Dolor, bravura, sombra: así te llamas.
Toda la tierra nuestra crepita en ti y te nombra;
toda la tierra verde
con su bagual, su tigre y su paloma.

Dónde ibas a morir,
forjador de la vida;
semental de una estirpe que luchó codo a codo
para erguir su cabeza
a ras de las escorias
sobre el oscuro légamo de la historia.
Dónde ibas a morir,
gaucho
si ni tu propio nombre reconoció tu boca
y el mañana, ojo ciego
donde no te miraste
es memoria de todo lo que tu nombre toca.

Porque cuando la tocas
la palabra coraje se amanece
y en la caja viril de las guitarras
el corazón de un pueblo se estremece.

Porque cuando la toco
mi guitarra me dice
que el canto vino a mí, desde otro tiempo
por el río de tu sangre, desecado;
a mí, que soy mujer
y tengo pena
y estoy llena de arrullos apretados.

Allí donde cantabas
lloro; yo soy de llanto.
Allí donde rugías
canto.

Porque esa es mi oración
y la de aquellas
que lloraban por ti cuando partías.
Porque tengo una patria entre los brazos
que ciñe una paloma
todavía.

Para rezar por ti;
por tu desolación y por tu grito,
por tu ronca garganta sin canciones,
por tu rastro de sangre en los malones,
por tu mano cerrada en el cuchillo
y por todos los huecos de tu ausencia
y por todo el olvido.

miércoles, 4 de julio de 2018

El canto del sur herido (Milonga)



Le pregunté a un locutor
que hablaba de festivales,
cómo eran los recitales
acá o en el interior;
ya que no vi ni un cantor
surero en un escenario,
siendo que es tan necesario
el canto de la llanura
que encierra tanta cultura
como tiene un diccionario.

Dijo que el canto surero
era aburrido, tristón,
y que no llama la atención
a los que ponen dinero;
que hay que serles más sincero,
cantar fuerte, mucho ruido
para darle otro sentido
sino la gente rezonga,
aparte escuchar milonga
es solo para entendido.

Me dije: "pobre de mí,
yo que soy paisano nato
y ando buscando un 'contato'
de ir a cantar por ahí",
y bueno si esto es así,
lo voy a tener presente
y muy cuidadosamente
mi guitarra dejaré,
tan solo la agarraré
para cantarle a mi gente.

A veces no puedo creer
cómo esto ha cambiado tanto,
han ladiao a nuestro canto
y no lo dejan crecer,
no se lo hacen conocer
al que no es de este pelo,
lo esconden bajo de un velo
a tantos cantores grandes,
y ni hablan de José Hernández
que es nacido en este suelo.

Pero soy un convencido,
hay gente que los escucha
y habrá que seguir la lucha
para que no se haga olvido.
El canto del sur herido
porque no quieren que esto haya,
yo seguiré la batalla
sin que naides se interponga
y voy a cantar milongas
por dondequiera que vaya.

Pa'que rumbee

(Pintura: Stella Maris Hansen)


Pago de Samborombón,
día tres, del mes de mayo;
señor, Hilarión Carbayo,
Estancias “El Albardón”.
Con profunda estimación
es que le escribo paisano
deseando que esté cercano
el día de su visita
y espero que esta notita
me lo encuentre fuerte y sano.

Estas líneas Hilarión
aparte de saludarlo,
sirvan para anoticiarlo
de mi nueva ubicación;
discutí con el patrón
don Adrián Ceballos Montes
y pulsando los aprontes
vi que’ra pa’ disgraciarme
y allí decidí largarme
buscando otros horizontes.

Llegando al boliche’e Vedia
que usté conoce y recuerda,
vuelque con rumbo a la izquierda,
más o menos legua y media
si es que el sofocón lo asedia
allí hallará tres ombuses
y un callejón con dos cruces
allí, tuerza pa’l poniente
y lo ha de dar mesmamente
al arroyo Tacuruces.

Cruzando el puente se topa
con un callejón estrecho,
allí metalé derecho
como gringo en plato’e sopa,
saldrá al camino’e la tropa,
ahí tome de referencia
de una loma, la eminencia
y al borde de la barranca
verá una tranquera blanca,
dentre que esa es su querencia.

Si es que conserva el overo
aquel de oreja rajada,
creo que en una jornada
podrá enfrentarse a mi alero;
lleguesé, que aquí lo espero
como en tantas ocasiones,
gustando unos cimarrones
largo y lindo prosiaremos
y entonces retozaremos
mesmo que dos muchachones.