domingo, 29 de octubre de 2017

Jineteada de animales (Milonga)

(Dibujo: Ángel Vieyra)




Una jineteada flor
se armó en la estancia "El Carancho",
el mayordomo era un chancho
con fama de pialador.
Va a empezar de animador,
copó la banca un pigmeo,
merece tanto al benteveo
que por milonga cantaba
y un tero que improvisaba
le tiró un lindo floreo.

A dos apadrinadores
la comisión dirigió,
la gente los aplaudió
al ver tan grandes valores,
sacaban los domadores
sin aflojar caracú,
un quirquincho y un tatú
trabajaron sin descanso:
uno montaba en un ganso
y otro montaba un ñandú.

Un loro y un carpintero
de'nde el palenque soltaban,
y de planillero estaba,
atento el oso hormiguero;
con cinchón o con el cuero
"¡Largue!" el primero gritó,
y una perdiz que salió,
se le sentó a un vizcachón
en el primer arrastrón
del golpe la desplumó.

De bota'e potro un lagarto
se enhorquetó en una liebre,
gritando: "¡aunque se quiebra
de su lomo no me aparto!",
al espuelear por los cuartos
dio con la panza en el suelo,
se cortaron los pigüelos
y ya quedó desarmao
y en la gramilla tirao
como retrato de agüelo.

Una nutria disparó
corcoviando pa'un arroyo,
llevaba prendida un pollo
que en la cruz la picotió;
un sapo se le sentó
con la encimera a una rana
"¡Tal vez me bajes mañana!",
le iba gritando goloso,
porque era más pagajoso
que pelo en la palangana.

Un zorro medio mamao
de tanto tomar giñiebra,
también jineteó una cebra
pero le puso recao,
castigando a todos laos
se le ñublaba la vista
y la verdad que me asista:
de tanta lonja el salvaje
a su bonito pelaje
le borró todas las listas.

Ganó al final el sapo,
el premio bien merecido,
porque mejor había sido
de todos en general.
Pa'ser más tradicional
aquella fiesta campera
un cuis a la verdulera,
con todo se le prendió
y la bailanta se armó
al compás de una ranchera.




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