Tengo bastante esperencia
como pa dar un consejo.
Mucho he galopiao -¡Canejo!
en el campo'e mi existencia.
He soportao con pacencia
lo que el destino ha querido,
y la caricia he sentido
de la desgracia, o la suerte.
Pero como el ombú juerte,
a la vida me he prendido.
El que caiga a una jugada,
ande siempre con cuidao,
que a veces, el más pelao
se arma de plata, con nada.
Pues copando la parada,
sin tener un patacón,
en cuanto da un trompezón
y le llegan a ganar,
él la deuda va a pagar
con pura conversación.
Aquél que haiga conquistao
con su beso, un corazón,
forme nido y que el fogón
nunca lo encuentre apagao.
Si la mujer a su lao,
se hace a veces la enojada,
acaricielá que nada
va dir perdiendo con eso.
¡Se gana más con un beso
que con una cachetada!
Emborracharse, no es güeno,
todo gaucho que se mama
tiene siempre mala fama
mientras lo mata el veneno.
Si es malo, le pone freno
la daga que hace un barbijo
y al ir al rancho, de fijo,
le sale el juego barato,
porque allí pagan el pato
la pobre mujer o el hijo.
El hombre pobre, el que es pión
-que esta idea no le asombre-
defienda el derecho de hombre
cuando lo humilla el patrón.
Y si el día de una elección,
el caudillo lo ha palmeao,
plata y juego le ha brindao,
no haga caso al alboroto,
¡que es muy bueno por el voto
el político engomao!
Si lo pretenden peliar
nunca lo haga sin razón.
Trate de que la cuestión
se pueda antes arreglar,
si le tocara tajiar
le irá más pior entuvía.
Disparar no es cobardía,
cuando es pa evitar un mal,
si no uno va al hospital
y el otro a la polecía.
Diga siempre la verdá,
no sea falso, ni un segundo
y un sentimiento profundo,
no le falte en la amistá.
Ande con sinceridá,
no haga alarde de su hazaña;
tenga, más que fuerza, maña,
cuando se haiga enamorao,
¡ y así se habrá conservao
igual que durazno en caña!
Que lejos estamos de lo que dice este hombre y no es por el paso del tiempo sino por lo que hemos caído.
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