martes, 11 de abril de 2017

No te quedes en la loma (Salmo criollo: 70/71)


(Arte de Luiz Octavio sobre óleo de Rodolfo Ramos)

1.
A Vos acudo, Señor,
no me dejés derrotado,
escuchame lo que pido
te ruego: poneme a salvo.
Sos pajonal de refugio
donde encuentro mi resguardo,
donde busco mi guarida
cuando aprieta el desamparo.

2.
¿No ves, Señor, que me oprimen?
¿No ves el puño, apretando?
La confianza puesta en Vos
la he tenido desde chango.
Desde el vientre de mi mama
al nacer pasé a tus manos,
ahí empezó mi confianza
y ya nunca la he olvidado.

3.
Muchos hombres en mi vida
de esto se han admirado
sabiendo reconocer
la protección de tu mano.
Y ahora que llego a viejo
poné cuarta, pal pantano,
porque ya mis enemigos
dicen:"Dios lo ha abandonado".

4.
No te quedés en la loma,
bajate y apurá el tranco.
Que los que aguaitan mi vida
terminen en el fracaso,
emponchado de vergüenza
el que busca hacerme daño.
Dejalos, Señor, de a pie
y sin puntos para el canto.

5.
Yo prometo no olvidarte
en las coplas de mis cantos.
Mi boca te ha de cantar
día y noche, sin descanso
narrando tus maravillas
y todo lo que has obrado:
tus proezas, tus hazañas,
las victorias de tu brazo.

6.
Desde chico me enseñaste,
y por eso no me callo;
ahora que bataraz
las penas me van dejando
no me abandonés, Dios mío,
dame aliento a ver si alcanzo
a trenzar, pa los que vengan,
hasta el final, este canto.

7.
En muchos casos me he visto
-algunos demás de bravos-
y siempre llegó tu ayuda
para cuartearme del charco.
Me hiciste salir con honra
de nuevo sobre mi carro.
Por eso quiero cantarte
y con el temple bien alto.

8.
Mi alma para cantarte
se hace vertiente en mis labios
y mi lengua todo el día
se la pasa tarareando.
Porque ya pasó a la historia
el que buscaba mi daño;
ni siquiera lo recuerdan,
son ya cosas del pasado.


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