El sol que quería asomarse
me encontró solo verdeando,
y un gallo ronco, cantando,
comenzó a desperezarse;
viendo al campo despertarse
mi pensamiento asujeta
como una moza coqueta
que está esperando a su amor,
mis ojos ven una flor
de la punta de una horqueta.
Y aquél mozo que era el viento
temprano llegó silbando,
‘taban los dos titubeando
mientras yo observaba atento.
Justito en ese momento
el mozo la acarició
¡qué vergüenza que le dio
a esa flor enamorada,
la viera qué colorada
se puso cuando el llegó!
Después me quedé pensando
en ir silbando a buscarla,
allí en su rancho encontrarla
y que ella me esté esperando
Pero seguí rezongando
si hasta yo mismo me miento
sabiendo en cada momento
que imposible es nuestro amor,
¡que pena no sos mi flor
ni soy libre como el viento!.
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