Hay coplas que nadie sabe
porque nadie las cantó,
nacieron en los caminos
y el viento se las llevó...
Y así fueron rebotando
por distancias olvidadas,
hasta quedarse dormidas
adentro de una guitarra.
La guitarra tomó al hombre
que se encontraba vacío
y regalándole coplas
lo fue manteniendo vivo.
Y dicen que desde entonces
si una copla se despierta,
el hombre vive en el canto
desde una guitarra abierta.
Hay coplas que nadie sabe
porque nadie las cantó,
el viento se llevó muchas...
pero algunas me dejó.
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