(Foto: Fernando J. Toucedo Urban)
Al caballo que no tuve
yo le llamaba distancia
pero distancias hallé
y ahí mi caballo no andaba...
entonces yo comprendí
que se llamaba esperanza,
¡fiero pa´ hallarlo en el campo:
caballito de la nada!
Yo mismo le hice recao
con cueros de mi nostalgia
y unos estribos de nuncas
y un cojinillo de lágrimas.
En un clavo en la pared
tenía colgada una manta
que la tejí de ilusiones
y bordada de palabras.
¡Las veces que me tapé
con aquella vieja manta!,
cada invierno fue una rosa
que el tiempo me regalaba.
Recogí el sol de la escarcha
reflejao en la mañana
y lo até a los cuatro vientos
de mi imaginada manta
pa´que luciera orgulloso
mi caballito esperanza.
Pal caballo que no tuve,
macetié guasca por guasca
del cuero de un ventarrón
de esos que no tiene alma.
Con la argolla que el rocío
le hace a la luna temprana
hice un lazo livianito
como pa´pialar un ánima.
El cabresto y el bozal
se los quité a una calandria
porque soñé que a mi flete
con un silbo le sobraba.
Me hice un rebenque de trébol
con iniciales de plata
que saqué de un arroyito
entre piedritas de nácar.
Todo pa´que mi caballo
no ande mezquinando alzada
y hasta he cortao una flor
pa´ ponerle como marca.
Pero pasaron los años
y nunca llegó esperanza
caballito que no tuve,
ya no importa tu tardanza.
Las pilchas las regalé
y ya no me queda nada
a quién le pongo un recao
con cojinillo de lágrima
y una manta de ilusiones
y bordadas de palabras,
esas misma que no tuve
pa´ defenderte esperanza
cuando andabas a lo lejos
y te llamaba distancia.
Y hoy,
y hoy que ya te recorrí,
no me ha servido de nada
si hasta te usé pa´morir
desde adentro de mi alma
por tener un corazón
y por llamarte esperanza.
"...guacho y gaucho me parecían lo mismo, porque entendía que ambas cosas significaban ser hijo de Dios, del campo y de uno mismo". (Don Segundo Sombra)
viernes, 28 de noviembre de 2014
jueves, 13 de noviembre de 2014
Mi Señora es coquetona
Mi señora es coquetona
y aunque no lo representa
va llegando a los cincuenta
y es bastante comadrona.
De ser medio narigona
ese complejo tenía
con solo internarse un día
desde ese momento lleva
medio cuerpo y cara nueva
a fuerza de cirugía.
Antes se sacó un molar
y una mano muy prolija,
roscada una muela fija
le colocó en su lugar,
después se sacó un lunar
sin dejar manchas ni aureolas,
se hizo redondear la cola
y respingar la nariz
y sin dejar cicatriz
también se hizo hacer las lolas.
Y qué puedo hacer?, no se
después de toda una vida
la veo desconocida
y hasta la trato de usted.
Yo con paciencia y con fe
aguantaré resignado,
ante un físico injertado
de a poco he de acostumbrarme,
porque a mandar y retarme,
en eso... nada ha cambiado.
Se sacó libreta nueva
con otra fotografía
pero es tanta su alegría
que si va al baño la lleva,
muy feliz a toda prueba
con el nuevo documento
que a pesar de sus intentos
se tuvo que conformar
pues no le pudo cambiar
la fecha de nacimiento.
Pasa el tiempo y para peor
la muda nunca caduca,
después viene la peluca
a completar el error.
Pero para mí es mejor
todo lo que es natural,
para usar lo artificial
algo tan desagradable,
con una muñeca inflable
me puedo arreglar igual.
miércoles, 12 de noviembre de 2014
El Gaucho
Sangre de hidalgo arrogante
o de la española guapa
sin ceñir espada y capa
en su pampa fue el andante,
caballero que Cervantes
ironizó en Don Quijote
desde siempre lleva el mote:
Gaucho, muy noble y muy macho
tan duro como el quebracho,
tan rudo como cascote.
Con la guitarra en la mano
como lo pintara Hernández
se entreveró entre los grandes
del lenguaje castellano.
Cantó el inculto paisano
lo que vio a su alrededor
de costumbres buen pintor,
con refranes y sentencia
hizo gala de una ciencia
que a veces falta al autor.
En pulperías payador
manso, a veces pendenciero
tal libre como el pampero
fue de su pampa señor.
Supo regar con sudor
este suelo bendecido,
le hizo fama de bandido
al no doblegarse, el juez
diciéndole alguna vez
"vago y mal entretenido".
Arreos, domas y yerras
para él eran diversión
no lo tentó la ambición;
al godo, al indio, hizo guerra
no por conquistar su tierra
pues nunca fue ventajero.
El letrado, el extranjero
lo usaron por su ignorancia,
no hubo gauchos con estancia
y muy pocos con dinero.
Pudo ser Moreira o Fierro,
Juan Cuello, Segundo Sombra,
su valor que nos asombra
jamás soportó el encierro.
En valles, montes y cerros
supo seguir su bandera,
corajió en las montoneras
en galopadas sin fin
y acompañó a San Martín
cruzando la cordillera.
Cantor de suave tonada
cantando una vidalita,
bueno como agua bendita,
pícaro en una payada.
Vega copó la parada
cuando al diablo desafió,
el invicto allí perdió
y por cariño a una dama
como pájaro en la rama
dicen que de amor murió.
Mi patria es La Pampa
(Pintura: Aldo Chiappe)
Tengo suerte de poder,
cada día que despierto,
divisar a campo abierto
como el sol vuelve a nacer,
y verlo otra vez caer,
cuando en bostezos el día
expresa su letanía
sobre el filo del ocaso,
y de noche, a campo raso,
sentir que la pampa es mía.
¡Es tan linda la gramilla,
verde poncho de la loma!
como esa perdiz que asoma
del alambrado, a una orilla,
veo pastar la tropilla,
y al silencio del ambiente
lo quiebra tímidamente
la cadencia del cencerro,
el ladrido de mi perro
o algún relincho estridente.
Tanta inmensidad me llama,
¡pampa fértil y horizonte!
de pronto se vuelve el monte
un inmenso pentagrama,
trinos y notas derrama
mis oídos deleitando;
y me embeleso mirando
que es espejo la laguna,
donde se mira la luna
por las noches, coqueteando.
Disfruto cuando el pampero
le pone a su empuje alas,
y al pasar entre los talas
silba un estilo campero;
canto, como hace el hornero
al levantar su ranchito,
y suelto a lo gaucho un grito
sobre éste suelo fecundo:
¡no hay un lugar en el mundo
como la pampa que habito!
Es al ñudo que lo fajen
(Dibujo: Eleodoro Marenco)
Dice un refrán compadrón
pero de lindo lenguaje,
“que es al ñudo que se faje
al que nace barrigón”,
y se acierta, en mi opinión,
con que en tal forma se diga,
porque el tal refrán estriba
en afirmar, de contao,
que al que nace jorobao
no hay quién le quite la giba.
El que nace para medio
y no llega nunca a real,
es que padece de un mal
á que no se halla remedio,
y en su interminable tedio
puede esclamar con razón:
¡gran siete!... en toda ocasión
el que es dichoso relincha,
y al ñudo le atracan cincha
al que nace barrigón!
A su gusto, satisfecho
halla un gaucho una morocha
y en seguida desabrocha
todo el amor de su pecho,
pero cuando mas derecho
cree realizar sus anhelos,
se le atraviesan los celos,
y á ese gaucho ardiente y rudo
que lo fajen es al ñudo
para acortarle los vuelos.
Nace suertudo un cristiano
y si cuando juega envida,
en el truco de la vida
no le ganan ni de mano
y si un “picudo” paisano
comienza á payar de lleno,
por más que le digan, bueno!
no para el hombre la lata,
que al ñudo es la serenata
si la moza no es de freno.
Quien de chico tiene mañas
sin que le acorten la rienda,
y sin que nadie lo ofenda
sale de malas entrañas,
cuando sus tristes hazañas
realiza sin miramientos
es porn que soplan los vientos
de esa su vida pasada
y porque “al ñudo es sin nada
llevar maleta á los tientos”.
Generalmente una fea
halla marido buen mozo
y á la de rostro precioso
no hay quien le encienda la tea;
no falta en eso quien vea
lo de que “el amor es ciego”,
pero más bien yo me allego
á que otra cosa ha de ser
“que si no es leña de arder
al ñudo es prenderle fuego”.
Trabaja el agricultor
constantemente en la brecha
y la anhelada cosecha
se le pierde á lo mejor;
el que no es trabajador
siembra á veces al descuido
no cuida lo que ha nacido
y es todo una bendición,
porque “al que nace panzón
es al ñudo”… ¡por sabido!
El carrerista ocasiones
lleva la plata robada
y á veces una rodada
le roba sus ilusiones;
á veces los mancarrones
ganan de modo casual,
no porque sea el animal
blando ni duro de boca,
sinó porque “á suerte loca
no hay quien le ponga bozal”.
Y así es todo en esta vida,
del nacimiento a la muerte
hay que luchar con la suerte
para ganar la partida,
y ¡pobre del que se olvida
que la dicha es ilusión!
y llegando la ocasión
entre chircales se mete,
porque “cincharlo es al cohete
al que nace barrigón”.
Por eso yo no me cincho
y desafiando al destino
cuando me duele me empino
y en vez de llorar relincho.
Sé que no corto ni pincho
obrando de esta manera,
pero si á la suerte fiera
nadie la puede torcer,
lo mejor es, á mi ver,
no atropellar la tranquera.
(ca. 1902)
Dice un refrán compadrón
pero de lindo lenguaje,
“que es al ñudo que se faje
al que nace barrigón”,
y se acierta, en mi opinión,
con que en tal forma se diga,
porque el tal refrán estriba
en afirmar, de contao,
que al que nace jorobao
no hay quién le quite la giba.
El que nace para medio
y no llega nunca a real,
es que padece de un mal
á que no se halla remedio,
y en su interminable tedio
puede esclamar con razón:
¡gran siete!... en toda ocasión
el que es dichoso relincha,
y al ñudo le atracan cincha
al que nace barrigón!
A su gusto, satisfecho
halla un gaucho una morocha
y en seguida desabrocha
todo el amor de su pecho,
pero cuando mas derecho
cree realizar sus anhelos,
se le atraviesan los celos,
y á ese gaucho ardiente y rudo
que lo fajen es al ñudo
para acortarle los vuelos.
Nace suertudo un cristiano
y si cuando juega envida,
en el truco de la vida
no le ganan ni de mano
y si un “picudo” paisano
comienza á payar de lleno,
por más que le digan, bueno!
no para el hombre la lata,
que al ñudo es la serenata
si la moza no es de freno.
Quien de chico tiene mañas
sin que le acorten la rienda,
y sin que nadie lo ofenda
sale de malas entrañas,
cuando sus tristes hazañas
realiza sin miramientos
es porn que soplan los vientos
de esa su vida pasada
y porque “al ñudo es sin nada
llevar maleta á los tientos”.
Generalmente una fea
halla marido buen mozo
y á la de rostro precioso
no hay quien le encienda la tea;
no falta en eso quien vea
lo de que “el amor es ciego”,
pero más bien yo me allego
á que otra cosa ha de ser
“que si no es leña de arder
al ñudo es prenderle fuego”.
Trabaja el agricultor
constantemente en la brecha
y la anhelada cosecha
se le pierde á lo mejor;
el que no es trabajador
siembra á veces al descuido
no cuida lo que ha nacido
y es todo una bendición,
porque “al que nace panzón
es al ñudo”… ¡por sabido!
El carrerista ocasiones
lleva la plata robada
y á veces una rodada
le roba sus ilusiones;
á veces los mancarrones
ganan de modo casual,
no porque sea el animal
blando ni duro de boca,
sinó porque “á suerte loca
no hay quien le ponga bozal”.
Y así es todo en esta vida,
del nacimiento a la muerte
hay que luchar con la suerte
para ganar la partida,
y ¡pobre del que se olvida
que la dicha es ilusión!
y llegando la ocasión
entre chircales se mete,
porque “cincharlo es al cohete
al que nace barrigón”.
Por eso yo no me cincho
y desafiando al destino
cuando me duele me empino
y en vez de llorar relincho.
Sé que no corto ni pincho
obrando de esta manera,
pero si á la suerte fiera
nadie la puede torcer,
lo mejor es, á mi ver,
no atropellar la tranquera.
(ca. 1902)
martes, 11 de noviembre de 2014
"El Gaucho Martín Fierro" y "La Vuelta de Martín Fierro"
Intérpretes: Oscar del Cerro y Héctor del Valle.
Nuevas Coplas para los Hijos de Fierro
El que volvió del desierto
me aconsejó que volviera,
el tiempo dirá si soy
un cantor de talla entera.
Cantando peleo y trabajo,
canto y trabajo es mi vida;
y si les parece verde
pueden ganarla enseguida.
Soy quieto pero alertao,
manso y a veces arisco
y mis caudales de pobre
no cambio por los del fisco.
Del gaucho yo no heredé:
chiripá, espuelas ni daga;
¡Sí el querer querencia libre,
la pasión y la guitarra!
Si es poca cosa mi herencia
ya se amuchará en mi canto,
con lo mío y lo de todos
sobre la vida me planto.
Como trovero me toca
dar al pueblo mi canción
pero también me ha tocado
jinetear el borbollón.
Por lo que canta mi canto
no es proclama ni responso,
se enojará algún pavote
y algún vivo se hará el sonzo.
Para levantar mi casa
preciso tino y esfuerzo,
tino y fuerza necesito
para levantar el verso.
Lo que he visto y meditado
cantaré en copla corrida
del pulso de mi país,
de su gente y de su vida.
A veces parecerá
mi palabra sorprendente,
pero así han querido ser
las cosas del siglo veinte.
Aquí encontrarán verdades
aunque no encuentren primores,
continuando lo que dije
en mis coplas anteriores.
Y si todo se me acaba
solo diré en la ocasión:
no nací para semilla,
la semilla es mi canción.
Siembro hondonadas y alturas
sufriendo y con alegría
siembro leguas al voleo
y toda la tierra es mía.
Desierto, montaña o selva,
tranco a tranco llegaremos
al final de la tranqueada
y vamos viendo y veremos.
Cantando aprendí a cantar
y más aprendí viviendo,
es para todos mi canto
y por eso no lo vendo.
Canté existencia de pobres
y abarajes de la vida,
y cada trance pasado
fue una lección aprendida.
Vengo a enhebrar en mi acento
este, oeste, sur y norte;
atando copla con copla
porque el canto no se corte.
No vengo a enmendar la plana
a ningún bardo de ayer,
sino a decir nuevas cosas
que en mi tiempo pude ver.
Tiempo que busca otro tiempo
más armónico y humano
y pide audaz andadura
para salir del pantano.
Con el alma en el terruño
y la inquietud del camino,
abierto al mundo en la rosa
de mi país: ARGENTINO!
Veré si encuentro la ebra
y el son que convenga más,
para que el canto no sea
rezongo de mangangá.
Un firme perfil de pueblo
procuraré que resalte,
otros cantores mas duchos
agregarán lo que falte.
Yo también como otros tantos
me vi con la soga al cuello,
pero para un nuevo encarne
quedan voz y resuellos.
También en el canto hay savia,
energía, calor, trabajo;
como el árbol y la llama
tiene que crecer de abajo.
Hay gente que a veces habla
un lenguaje medio al cejo,
un cruce de voces raras
aunque no dice: ¡canejo!
Lenguaje que de lo llano
saque buenos beneficios
y alumbre gallardamente
la canción y los oficios.
Todo el que defendió
fueros de la civilización
proclamó en todo momento
la libertad de opinión.
Entre la vida y la muerte
mil veces quedé maltrecho,
no se me ven las perebas
están adentro del pecho.
Si se quiebra o si se empaña
el espejo en que me miro,
irá en la ebrita postrera
una copla y un suspiro.
Un habla fresquita y clara
que recuerde el manantial
con juguetones tallidos
de bronce, acero y cristal.
Un castellano mechado
que en cada región macoya,
con el jugo y el latido
de nuestra América criolla.
Hay ronquidos y gruñidos,
hay volada nueva olera,
hay bardos estrafalarios
y charla tradicionera.
Hay promoción y otras yerbas,
linduras... pero no tanto,
pero hay que tener cuidao
con el comercio del canto.
Brote el canto sin falsía
y refleje la canción,
tierra, tiempo y realidades
con humana pulsación.
Oigo cantar y no indago
si Juan o Pedro es mejor,
puede el canto tener fallas
que nunca falla el cantor.
La muerte en tantas pasadas
tomó confianza conmigo;
que me respete una copla
y que la cante un amigo.
Quisiera encontrar ahora
la guitarra de Juan Calo
para que mi corazón
vuelva a tener su regalo.
Para que me cuente cosas
de la vida y el camino
para ser buen Entrerriano,
para ser buen Argentino.
Guitarra nueva y alerta
y rumbeadora sin yerro,
junto a la vieja guitarra
del payador Martín Fierro.
El coraje no me sobra
pero creo que me alcanza
y no falta un fosforito
para encender la esperanza.
Hasta los seres que no hablan
nos pueden aleccionar:
el árbol muere parado
y el pez muere sin llorar.
Está sangrando a la gente
la cargosa "carestía",
para que ande más liviana
debe ser tanta sangría.
Está tirante la cosa
en la ciudad y en el pago,
la plata no nos alcanza
y vivimos por milagro.
Si cambiamos un billete
ustedes sabrán seguro,
les entra a los otros pesos
la comezón del apuro.
Es cuestión de sacar "ceros"
y de ver dar vuelta la rueda,
cero y más cero y más cero:
¡adiosito la moneda!
Plata del necesitado
tiene poco porvenir,
no termina de llegar
cuando ya se tiene que ir.
Sueldos cortos, precios largos;
kilos y litros rabones,
dicen que vendrán mejoras
después de las elecciones.
Contá bien la plata, hermano,
te podés llevar un chasco...
que te alcance para el pan
pero no para el churrasco.
Asegure el hombre el pan,
el techo y el libro abierto
si vueltea en la ignorancia
su vida será un desierto.
Sepa alegrar la persona
pero cultive la idea,
no le tenga miedo al libro
que no muerde ni cocea.
Descanso y tiempo propicio
para el entono vital
y el libro como herramienta
de mejora cultural.
Lo que a este mundo le falta
será espinudo y tupido,
pero el imperio del dólar
verá su pleito perdido.
Entre todas las cuestiones
se habla de la gran cuestión:
de las muchedumbres solas
y de la incomunicación.
Mis armas son herramientas,
tengo buena voluntad,
y tengo un mundo de mundos
contra toda soledad.
Hay gente sin ocasiones
de recibir ni de dar,
vidas de sendas cortadas
y de triste vegetar.
Nadie vive de consejo
pero es bueno alguna vez:
emparejar las cosechas
de juventud y vejez.
Discuten si el tiempo de antes
era peor o era mejor,
¡qué quiere amigo, a los pobres,
siempre le toca lo peor!
En tiempos de Martín Fierro
había líos a granel,
en nuestra tierra Argentina,
en la pampa y en Montiel.
Dijo un "Cabecita Negra"
mirando la comitiva,
-"Le dicen 'Revolución'
y es una 'Reculativa'!".
"Yo no estuve en los fortines",
dijo: "ni tampoco con la indiada
pero estuve en la miseria,
soy de la clase estafada!".
No canté rarezas locas
ni hablé de bueyes perdidos,
yo también digo, señores,
los hermanos sean unidos.
Truqué como si tuviera
el as de espadas en la mano,
tal vez no tenga ni un cinco
al as lo tiene mi hermano.
Operación para el mundo
sin miseria y sin maldad;
para todos el progreso,
la paz y la libertad.
Ayer y hoy
(Dibujo: Eleodoro Marenco)
Señores: En mi canción
un paisano del presente
le muestra a un viejo insurgente
que lo iguala en corazón.
Porque las dos razas son
por la gloria de su fin,
dos notas que un paladín,
de las patrióticas deas,
tocó en distintas peleas
pero en el mismo clarín.
Viejo: vengo a apuntalar
el horcón de mi creencia
con la fe de su experiencia
y la lumbre de su altar,
tal como para ofrendar
el triunfo de su semilla
se abraza la campanilla
a la rugosa madera,
yo soy esa enredadera
y usted ese coronilla.
Yo vengo a cantar la raza
desde el llanto de la bruma
como arroyo que hace espuma
en cada islote que abraza.
Mi canción de vieja traza
que acaricia y que consuela
hace cien años que vuela
sobre los gauchos quebrantos;
hay seis ensueños de Santos
enredaos en mi vigüela.
Viejo: Yo soy el presente;
la bendición de los trigos
dejó con besos amigos
toda una estrella en mi frente.
Soy el labrador valiente
que en el trabajo se aferra,
y en mi patriótica guerra
verá las parvas doradas
como otras mil barricadas
de las luchas por mi tierra.
Viejo: En mí la tradición
todo su ensueño consuma;
porque sigo siendo puma
dentro de mi corazón.
En mi eterna mutación
y en el signo de mis alas,
reflejo las patrias galas
del montonero valiente:
como copia la corriente
la bravura de los talas.
Viejo: Yo quiero alumbrar
la tarde de su añoranza
con el sol de mi esperanza
hecho carne en mi cantar,
mi conjuro ha de evocar
lo que su pasado abraza;
el rejón que despedaza,
la fiebre del entrevero,
y el encanto del trovero
que es el alma de la raza.
Replegado en mi interior,
son las savias de mi ser
las templanzas del ayer
que me acordaron, señor.
Es mi fe de luchador
rescoldo de tiempos idos,
y los timbres adquiridos
por mi raza en las peleas,
son nieves en mis ideas
pero fuego en mis latidos.
Viejo: Yo soy el hornero
que hizo nido en la cumbrera
que elevó la montonera
después del rojo entrevero.
Laborioso y justiciero
mi torrente de altivez,
marcha sangrando al través
de las sombras del destino,
para alumbrar el camino
a los que vengan después.
Y al marchar con rumbo cierto
florecen en mis mirajes
los dilatados paisajes
pensativos del desierto.
Siempre a pecho descubierto
he de cruzar la existencia,
porque en porfiada pendencia
con la chusma envilecida
sobre el cerro de la vida
puse un faro: mi conciencia.
Calló el gaucho. La extensión
llena de acordes lejanos,
envolvió a los dos paisanos
en la misma vibración.
Y a la frente tradición,
y a la frente pensadora,
el arrebol de la hora
confundió en un mismo abrazo;
con la sangre del ocaso
se puede teñir la aurora.
Señores: En mi canción
un paisano del presente
le muestra a un viejo insurgente
que lo iguala en corazón.
Porque las dos razas son
por la gloria de su fin,
dos notas que un paladín,
de las patrióticas deas,
tocó en distintas peleas
pero en el mismo clarín.
Viejo: vengo a apuntalar
el horcón de mi creencia
con la fe de su experiencia
y la lumbre de su altar,
tal como para ofrendar
el triunfo de su semilla
se abraza la campanilla
a la rugosa madera,
yo soy esa enredadera
y usted ese coronilla.
Yo vengo a cantar la raza
desde el llanto de la bruma
como arroyo que hace espuma
en cada islote que abraza.
Mi canción de vieja traza
que acaricia y que consuela
hace cien años que vuela
sobre los gauchos quebrantos;
hay seis ensueños de Santos
enredaos en mi vigüela.
Viejo: Yo soy el presente;
la bendición de los trigos
dejó con besos amigos
toda una estrella en mi frente.
Soy el labrador valiente
que en el trabajo se aferra,
y en mi patriótica guerra
verá las parvas doradas
como otras mil barricadas
de las luchas por mi tierra.
Viejo: En mí la tradición
todo su ensueño consuma;
porque sigo siendo puma
dentro de mi corazón.
En mi eterna mutación
y en el signo de mis alas,
reflejo las patrias galas
del montonero valiente:
como copia la corriente
la bravura de los talas.
Viejo: Yo quiero alumbrar
la tarde de su añoranza
con el sol de mi esperanza
hecho carne en mi cantar,
mi conjuro ha de evocar
lo que su pasado abraza;
el rejón que despedaza,
la fiebre del entrevero,
y el encanto del trovero
que es el alma de la raza.
Replegado en mi interior,
son las savias de mi ser
las templanzas del ayer
que me acordaron, señor.
Es mi fe de luchador
rescoldo de tiempos idos,
y los timbres adquiridos
por mi raza en las peleas,
son nieves en mis ideas
pero fuego en mis latidos.
Viejo: Yo soy el hornero
que hizo nido en la cumbrera
que elevó la montonera
después del rojo entrevero.
Laborioso y justiciero
mi torrente de altivez,
marcha sangrando al través
de las sombras del destino,
para alumbrar el camino
a los que vengan después.
Y al marchar con rumbo cierto
florecen en mis mirajes
los dilatados paisajes
pensativos del desierto.
Siempre a pecho descubierto
he de cruzar la existencia,
porque en porfiada pendencia
con la chusma envilecida
sobre el cerro de la vida
puse un faro: mi conciencia.
Calló el gaucho. La extensión
llena de acordes lejanos,
envolvió a los dos paisanos
en la misma vibración.
Y a la frente tradición,
y a la frente pensadora,
el arrebol de la hora
confundió en un mismo abrazo;
con la sangre del ocaso
se puede teñir la aurora.
lunes, 10 de noviembre de 2014
75º aniversario del Día de la Tradición (1939-2014)
(Dibujo: Rodolfo Ramos)
¡Día de la Tradición!:
henchido
el pecho y ufano
como
galopiando el yano
retoza
mi corazón.
Se
hace la fecha mojón
y
el ayer gaucho es bastión
que’n
un presente paisano
lo
hace al país soberano:
¡Día
de la Tradición!viernes, 7 de noviembre de 2014
El regreso
(Pinturas: Francisco Madero Marenco)
Sofrenó el caballo frente al rancho en ruinas
miró los despojos del techo de paja
y temblando el alma con la vista baja
se apeó en los escombros cubiertos de espinas.
Doblando hacia el suelo sus nardos morados
una flor del aire prendida a un horcón
traía recuerdos de tiempos pasados
de cosas que fueron en otra ocasión.
Los ojos del gaucho se alzaron hasta ella
su mirada turbia se alejó del mundo
y sobre el pañuelo marcando una huella
cayó silencioso su llanto profundo.
Después, lentamente se arrimó al alero
palpó las paredes con manos baqueanas
y gimiendo un nombre se sacó el sombrero
ante el hueco oscuro que fue una ventana.
"Cariño matrero, luz de rejucilo,
"pelié pa salvarte, sufrí pa perderte
"mellé entre las rejas de fierro mi filo
"y hallo en tu querencia rastrojos de muerte.
"Compañera gaucha, mi dulce amargura
"¡qué mano cristiana te cerró los ojos,
"ni cruz habrán hecho pa tu sepultura
"dormirás abajo de un campo d'abrojos...!"
Desde un árbol seco, triste y agorera
cubierta en su pardo rebozo de bruja,
pájaro sombrío guardián de tapera,
su extraño silbido lanzó la coruja.
Tendió el cielo en tanto sus negros crespones,
volaron las aves en busca del nido
y al tranco, sin ruido, visión de visiones
se perdió en las sombras un gaucho vencido.
La Cruz
Me duele verla y no verla
la olvido... sin olvidarla:
un momento, es pa quererla
y en otros, pa degollarla.
Es que somos diferentes
anque de plata, parejos;
ella es de ricos ricientes,
yo, de estancieros muy viejos.
¿Pa'qué dentré en est'enriedo?
¡Vaya a saber! El acaso
me indujo a meter el dedo
y se me jué tuito el brazo.
Una herencia colonial
del campo de un bisagüelo,
me arrastró a la capital
pa prienderme en este anzuelo.
¡Suerte linda, y hora mala!
Hoy, enterrao a lo carro
tendrán que sacarme a pala
deshecho y lleno de barro.
Me la priesentó mi tía;
¡era una virgen pintada!
Miel y leche parecía
y un agua azul la mirada...
Donosa, de cuerpo entero,
justa alzada y pelo fino,
cuando hablaba ¡era un jilguero
tejiendo el primor del trino!
¡Como pa juir, jué la cosa!
Las curvas, en almuhadones,
su boca, anchona y golosa
y el seno!... con divisiones!
Horas quedamos charlando
me vide, como entre tules,
encandilao y soñando
bajo faroles azules...
Dando soga, o por desgano
dejó cáir, en agonía,
igual que a un pichón su mano
que halló nidal en la mía.
Aun siento el plumón caliente
de ese pájaro de seda...
¡Tuito se va, redepente,
pero aquél calor me queda!
Me traspasa carne y güeso
con su tibieza lejana...
Será que se quema en eso
mi pobre inocencia humana.
No tardó ni un mes siquiera
que ya estuve a lo gramilla
alfombrando su pollera:
¡uno más pa su tropilla!
Solía andar, que ni entre avispas,
rodiada de mocetones,
bailes, tiatros, lujos, chispas,
y en llamas, las tentaciones...
Dolorido y caviloso
me dijo más de una vez:
"Sos un sapo de otro pozo
que ha llegao mucho dispués..."
Buscá cariño, en lo tuyo,
rumiaba mi pensamiento:
esto es vanidá y orgullo
y lo tuyo, sentimiento.
Con un coraje empriestao,
disparé, largué el Cebruno,
y le ordené al Encargao:
-"No está el patrón pa denguno".
Me puse a pasiarme al sol
como iguana con la siesta,
llevando a lo caracol,
sueños, casa y pena a cuesta.
Y es pa no creer, cierto día,
¡ella cruzó la tranquera!
¡Ella y sola! Parecía
ver dentrar la Primavera...
Sin permiso y sin derecho,
alucinao cuasi loco,
me la emparché contra el pecho
p'aflojarle poco a poco.
Mi escura tapera triste
se me antojó de cristales,
d'esa luz con que se viste
la piedra en los manantiales.
-"Soy yo la que viene a verlo",
me gimió junto a la oreja,
-"cuántas veces quiera hacerlo
oirá mi voz y mi quieja".
Sonó en mi acento, otro acento,
el alma se me hizo hilachas,
y juí un estremecimiento
del pañuelo a las bombachas.
Dichas, sombras, muerte y gloria,
de tuito hablé sin sentido...
Hasta hoy duda mi memoria
si es cierto lo sucedido.
Bajo el ala del sombrero
el pionaje festejaba:
¡Flor de criollo el estanciero,
clavó en lo duro la taba!
¿Y luego? Nada de nada,
pan con grasa, cuentos, mate,
y su "Adiós", como asustada
de haber hecho un disparate.
Cuistión de réirse el asunto;
sola, mi abrazo, el intento,
diba a hombriar, estuve a punto,
y jué al final... ¡humo!¡viento!...
Me vi obligao a mentir:
Puede, que tengan patrona...
No me atrevo a decidir,
es potranca y redomona...
Golvió el Cebruno al tranqueo,
y mi dolor de haber güelto,
p'andar atrás del rodeo
como un mascarita suelto.
Allá de casualidá,
me llegaba el turno a mí...
No es pa contar de verdá,
las vergüenzas que sufrí.
Nunca dio ucasión ni quiso
atenderme seriamente
pa llegar al compromiso
y ahuyentar un poco e gente.
Su vida, es ese bullicio
ande el tiempo se consume,
mezclando virtú con vicio,
licor, tabaco y perjume.
¿Qué podía esperar un criollo
de costumbres tan cuidadas
trompezando en ese embrollo
de escondidas y encontradas?
No debés seguir ansina,
martillaba mi prudencia:
hay que tratarla a lo china
y si se enoja, pacencia.
Total, si juega con vos
es que habrá llegao el caso
de darle gracias a Dios
cortando de un tajo el lazo.
Ansí le diba a tratar
pa dejar de padecer,
pero en cariño, pensar
no es igual que proceder.
La lengua se me hizo un ñudo,
la intención, un aire vano,
habló el pasao, y me pudo
mi nombre gaucho y cristiano.
Anque comentarlo choca,
al dirme, agrandó la herida:
me dio, prendida a mi boca,
beso, aliento, sangre y vida.
Salí, como gallo ciego,
como ternero en la yerra,
trabao, mariao, hecho un "juego"
sin rumbo entre cielo y tierra.
Al rigreso repentino,
tal que carpincho en la arena,
vine marcando el camino
con el talón de mi pena.
Tormento no merecido,
maldición que llevo encima...
¿Qué delito he cometido
que tan hondo me lastima?...
Es que siempre, el hombre güeno,
limpio de alma y de intención,
tiene que tragar veneno
y aprietarse el corazón.
Al vernos cada vez piores,
cansao, siguro, el Eterno,
jundó otro mundo de amores
y el nuestro, quedó pa Infierno.
Será ansí, pues bien mirao,
naide es feliz por completo:
hasta el más afortunao
vierte su llanto en secreto.
Pa un ansia tan desmedida
es corto adimás, el tiro:
se lanza en juria la vida
y se acaba en un suspiro...
Nos pasa lo que al mosquito,
lo aplastan, apenas vuela,
canta, y se abrasa al ratito
en la llama de una vela.
.........................................
A qué arar tierra tan dura,
pa qué ser honrao y franco
si la palabra más pura
es sólo un papel en blanco...
Alzo esta cruz en mi güella
y tal que en la suya, el Justo,
me iré desangrando en ella
martirizao, pero a gusto.
Ya eché el Cebruno al potrero
ahura estoy como el carancho,
de uña abierta, en el alero
frente a la entrada del rancho.
¿Se hará nuevamente verde
la Primavera en el alba?
Quién sabe... Güelve, ¡y se pierde!
o un hijo, tal vez, nos salva.
¿Fuimos o fueron y son?
Lejos de lanzas y potros
el gaucho en su nueva edad
preguntó a la soledad:
-"¿Fuimos bárbaros nosotros?",
Desde la extensión labriega
que antes fue campo salvaje
dio respuesta en su mensaje
un nieto de Santos Vega:
"Mi humilde voz de cantor
tan pobre que casi es nada
frente al crimen sublevada
se hace un grito acusador,
un delirio destructor
invade los continentes
y entre sabios y dementes
bajo un secreto profundo
están empujando al mundo
a exterminios imponentes.
"Hermanos en la ancha tierra
hace siglos que Jesús
tiende sus brazos en cruz
para condenar la guerra,
ninguna victoria cierra
la herida que ha producido
y en carne propia he sabido
que es de mucho más valor
una palabra de amor
que el silencio del vencido.
"¡Patria Gaucha!, protegida
por la lección del pasado,
tu acero que se hizo arado
le abre surcos a la vida,
sigue en tu senda florida
mientras Dios te lo conceda
tal vez tu constancia pueda
para que te amemos más
ser el refugio de paz
que a la Humanidad le queda".
jueves, 6 de noviembre de 2014
Varón
(Pintura: Molina Campos)
Cuando entuavía el lucero
titilaba en la llanura,
ensilló en la noche oscura
y dejó el rancho el puestero.
Lo iba apurando al overo
lo que salió campo afuera,
y enllegando a la tranquera
se desmontó como el viento
pues precisaba al momento
el servicio'e la partera.
El día empieza a clarear
apagando algún lucero,
sube el humito altanero
y el sol se quiere asomar.
¡Si uno supiera rezar
pa calmar esta emoción!:
Sólo queda en la ocasión
cebar tranquilo un amargo
y esperar el tiempo largo
junto al borde del fogón.
..........................................
Y mientras con todo el rollo
vuelca el día su hermosura
para llenar de ternura
los pastizales y arroyos,
no puede aguantar el criollo
la gota de un lagrimón,
al acercarse al fogón
en esa bendita hora,
la partera cumplidora
para decirle: "¡Varón!"
Cuando entuavía el lucero
titilaba en la llanura,
ensilló en la noche oscura
y dejó el rancho el puestero.
Lo iba apurando al overo
lo que salió campo afuera,
y enllegando a la tranquera
se desmontó como el viento
pues precisaba al momento
el servicio'e la partera.
El día empieza a clarear
apagando algún lucero,
sube el humito altanero
y el sol se quiere asomar.
¡Si uno supiera rezar
pa calmar esta emoción!:
Sólo queda en la ocasión
cebar tranquilo un amargo
y esperar el tiempo largo
junto al borde del fogón.
..........................................
Y mientras con todo el rollo
vuelca el día su hermosura
para llenar de ternura
los pastizales y arroyos,
no puede aguantar el criollo
la gota de un lagrimón,
al acercarse al fogón
en esa bendita hora,
la partera cumplidora
para decirle: "¡Varón!"
Los mensuales
(Pintura: Alberto Güiraldes)
En estas mismas estancias,
en otro tiempo pasao
no cortaba el alambrao
la vista hacia la distancia.
Mensuales con arrogancia,
de facón a la cintura,
poblaban esta llanura
muy cruda pa los puebleros
bajo la luz del lucero
que les brindó su ternura.
Hoy todo aquello ha pasao,
se lo llevó el tiempo lerdo,
solo queda en el recuerdo
de los criollos que han quedao.
Hoy día lo ha suplantao
el nuevo establecimiento,
pero, hermanos con el viento,
continúan los mensuales
animando a los trigales
con sus viriles acentos.
Recorriendo los potreros,
curando un agusanao,
arreglando un alambrao
o destetando terneros;
ciñendo torniqueteros
o jineteando baguales,
trabajando en los corrales
sin estropiar los pingazos
y entre el zumbar de los lazos
cuando se tiran los piales.
Por eso los payadores
les dan su verso sentido,
porque esta tierra ha crecido
regada por sus sudores.
Porque esos gauchos señores
van prodigando riquezas,
sin que conozcan promesas,
sin que naide los almire,
sin que ninguno suspire
cuando vuelquen la cabeza.
Son de ellos el sol, la luna,
el canto de la torcaza,
el viento que suave pasa
besando los pastos puna.
Por ellos hizo su cuna
en las guitarras camperas,
la milonga fogonera
que va narrando su historia
para el eterna memoria
de progenies venideras.
En estas mismas estancias,
en otro tiempo pasao
no cortaba el alambrao
la vista hacia la distancia.
Mensuales con arrogancia,
de facón a la cintura,
poblaban esta llanura
muy cruda pa los puebleros
bajo la luz del lucero
que les brindó su ternura.
Hoy todo aquello ha pasao,
se lo llevó el tiempo lerdo,
solo queda en el recuerdo
de los criollos que han quedao.
Hoy día lo ha suplantao
el nuevo establecimiento,
pero, hermanos con el viento,
continúan los mensuales
animando a los trigales
con sus viriles acentos.
Recorriendo los potreros,
curando un agusanao,
arreglando un alambrao
o destetando terneros;
ciñendo torniqueteros
o jineteando baguales,
trabajando en los corrales
sin estropiar los pingazos
y entre el zumbar de los lazos
cuando se tiran los piales.
Por eso los payadores
les dan su verso sentido,
porque esta tierra ha crecido
regada por sus sudores.
Porque esos gauchos señores
van prodigando riquezas,
sin que conozcan promesas,
sin que naide los almire,
sin que ninguno suspire
cuando vuelquen la cabeza.
Son de ellos el sol, la luna,
el canto de la torcaza,
el viento que suave pasa
besando los pastos puna.
Por ellos hizo su cuna
en las guitarras camperas,
la milonga fogonera
que va narrando su historia
para el eterna memoria
de progenies venideras.