(Pintura: Aldo Chiappe)
Al “gaucho” Miguel Maj
Sepa mi amigo que’stoy
firme y como horcón, ¡derecho!
aguantando -como al techo-
éste duro vivir de hoy.
Sabe que senciyo soy,
que nunca ensucié una suelta,
como que’n forma resuelta
siempre’ncaré dando el frente,
pues pa’ mi, pobre o pudiente
no es cuestión que me dé güelta.
Me ha dicho el patrón que piensa
despoblar el puesto mío
dejando el campo baldío
pues pérdidas le dispensa;
pa’ más, y pa’ mi jue ofensa!,
me dijo de la tropiya
que’s mucho, si un hombre ensiya,
el tener tanto cabayo…
Pensé… yo nunca le fayo
y él me cuenta las costiya’.
Que’s mucho lo que hay que andar
sin que’l patrón venga y mande
cuando en un campo muy grande
uno ha ido a puesteriar;
hay que’star pa’ madrugar
cuando es crudón el invierno,
o cuando se hace un infierno
por el calor, el verano…
¡Yo al rigor dende temprano
y él, apuntando a un cuaderno!
Acá uno está distanciao
hasta del casco ‘e la estancia,
carcule la circustancia
si anda de salú embromao;
jamás esiste un feriao
pues siempre hay algo que hacer,
¡si hasta si dentra a yover
algo hay que hacer en las casa’!
…pero eso que a mi me pasa
el hombre… no sabe ver.
L’única plata ‘e valor
es pa’ mi, cada cabayo,
¡si a las monedas detayo
priendidas del tirador!
No doblegaré’l honor
que’s mi más campero orguyo,
y pa’ esos lares me juyo
le confirmo y le adelanto,
si está en pie, lo que hace tanto
jue un ofrecimiento suyo.
Des’ta forma lo anoticio
pa’ que sorpresa no sienta
que me han de arreglar la cuenta
pa’ fin de mes, me malicio.
Viá poner a su servicio
mis años de camperiar,
sé una orden acetar
y el trajinar no me humiya,
pero… ¿dejar la tropiya?
¡Ni muerto podrá pasar!
(25/1/1998)
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