jueves, 8 de mayo de 2014

El lujo de Corvalán


(Pintura: Vasco Machado)


Don Jacinto Corvalán
del suelo felicianero,
montaba un “picaso tero”
si lo apuraba su afán…
Y tenía el “alazán”
calzado -de patas blancas-
de cargar chinas en ancas…
Y el “sabino” era una pluma:
sobre el río era un  espuma
borboteando en las barrancas.

“Tordilla” fue la madrina
de lunar en el cuadril,
punteado como alguacil
que el viento no arremolina…
Cada aurora campesina,
cencerreaba en la “tordilla”…
Y al trotear por la gramilla
casi se volvió un refrán:
“Donde chifla Corvalán
es que viene la tropilla”.

Muy mansos los dos “overos”…
Y el “moro”, tirando a plomo,
siempre era frío de lomo
cuando le ponía los cueros…
cuidaba dos parejeros
“zainos” para el otro evento…
Cada uno era un portento
para las lides cuadreras:
que silbaban las clineras
si corrían contra el viento.

De acollarar redomones
tenía el “bayo”, por si acaso,
lunanco del lao del lazo,
pero con sus condiciones…
También por las extensiones
cruzó el “ruano testerilla”
y el “obscuro gargantilla”
que era bueno como el pan:
y sostenía Corvalán
que era un lujo en su tropilla.

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