miércoles, 18 de septiembre de 2013

El Caballo y el hombre





El caso que voy a contar
ocurrió en  Jesús María,
fue tan grande la alegría
que me hizo hasta emocionar,
yo a todos los vi llorar
y los vi quedarse quietos
con un enorme respeto
a una gran trayectoria
de un hombre que ahora es historia
hablo del Chueco Barreto.

Era una noche estrellada
cuando montando un Gateao,
Romanutti abanderao
dió comienzo a la jornada.
Quedó la gente impactada
desde los cuatro costados
cuando del lao de ese alambrao
pegó un brinco de repente,
pisó un cable con corriente
y el flete quedó pegado.

Había que verlo al gateado
entre la vida y la muerte,
aunque lo ayudó la suerte
sino, ya estaba finao
y al verlo asi recostado
temblequeando como digo;
yo que estube de testigo
del susto me conmoví
que fiero morir asi
que cosa triste, mi amigo.

Pero allí estaba el coraje
toda la sabiduría
que tiene Jesús María,
que tiene todo el gauchaje,
ya vino a hacerle masajes
como si fuera un doctor,
roncaba como un motor
el pingo que se moría
y Barreto que pedía:
"No te mueras por favor!"

De las patas lo agarró
pa´masajearlo al compás,
desesperado quizás
dos patadas le tiro
y ahí el Chueco reaccionó
golpeando fuerte al Gateao
con su puño bien cerrao
su corazón fue golpeando
y el flete trastabillando
quedó parao, a su lao.

Cuando ya quedó parao
y quedaron frente a frente,
con un gesto muy valiente
se abrazó con el gateao.
El susto, ya había pasao,
Barreto rompió a llorar
y yo que estaba a la par
le oi decir al paisano:
"Perdoná, perdoná hermano
si te tuve que pegar".

Y la historia terminó,
terminó con alegría
allá por Jesús María
cuando salvaste al Gateao.
Me dicen por aquellos laos,
los viejos criollos contentos,
que en son de agradecimiento
por tu audacia y tu destreza;
hoy la tierra Cordobeza
te va a hacer un Monumento!

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