"...guacho y gaucho me parecían lo mismo, porque entendía que ambas cosas significaban ser hijo de Dios, del campo y de uno mismo". (Don Segundo Sombra)
miércoles, 3 de julio de 2013
Viejo Tordillo plateao
Viejo tordiyo platiao
estás como yo bichoco
y a los dos nos queda poco
pa’ dirnos pa’l otro lao.
Una ilusión he guardao
pa’ lo que queda de resto,
quisiera, si no es molesto,
cuando la muerte me ladre:
¡yegar hasta el Santo Padre
yevándote del cabresto!
Estás casi terminao
como el pucho de mi vida
que fuera yama encendida,
briyo y lumbre del pasao.
El destino entreverao
nos dio de todo, parejo,
mis arrugas son espejo
que reflejan tus hazañas,
¡pucha que nos dimos mañas
pa’ poder yegar a viejo!
La plata que hemos juntao
mi vincha me la asujeta,
nunca fruncimos la jeta
ni nos hicimos a un lao;
si anduvimos apretao
durmiendo en el campo raso,
entre talón y porrazo
pechando toros guampudos,
cada cual con lo que pudo
…pero el patrón no hizo caso.
Pensar que te regalaron
pa’ no mandarte pa’l tacho:
vos potriyo, yo muchacho
juntos en el desamparo.
Los inviernos se apilaron
en yunta con el rodar,
después de tanto guapiar
casi a mitá de la cancha,
el corazón se me ensancha
oyéndote relinchar.
Y aura vamos a marchar
sin rumbo fijo ni apuro
que yo, pa’ los dos, seguro
abrigo voy a encontrar.
De lejos te viá a mirar
retozando al descampao
y viá quedarme a tu lao
pa’ guiarte en l’última güeya
cuando te vuelvas estreya
¡viejo tordiyo platiao!
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